El Levante conquistó el Carlos Tartiere con un partido de madurez: aguantó el empuje inicial del Real Oviedo, creció con el paso de los minutos y golpeó en los momentos clave para cerrar un 0-2 que decide el duelo entre recién ascendidos. La pegada de Carlos Álvarez y Etta Eyong, unida a la seguridad atrás y a la gestión del ritmo tras el descanso, inclinó la balanza.
Julián Calero repitió el once que había utilizado en la jornada anterior y su equipo tardó en asentarse. El Oviedo, con las novedades de Eric Bailly y Salomón Rondón respecto a su último compromiso liguero, arrancó mejor: monopolizó la pelota en el primer cuarto de hora, vivió en campo rival y cargó por los costados. Dos centros de Rahim y las acometidas de Hassan mantuvieron al Levante replegado, aunque sin generar ocasiones limpias.
Golpe a tiempo del Levante
A partir de ahí emergió Carlos Álvarez para dar continuidad a las posesiones visitantes. Con él al mando, el Levante encontró la banda izquierda, donde Manu Sánchez se convirtió en una salida constante. De esa superioridad nació el 0-1 en el minuto 30: una acción con polémica por la mala colocación del árbitro, que entorpeció a Alberto Reina en la frontal, desembocó en un centro atrás de Manu Sánchez que Carlos Álvarez transformó con calma ante Aarón Escandell.
El segundo tiempo confirmó el cambio de guion. Paunovic movió el banquillo al descanso con Ilyas Chaira por Brekalo y, poco después, con Santi Cazorla y Fede Viñas por Reina y Rondón para ganar creatividad y colmillo. El Oviedo apretó y rozó el empate en un cabezazo de Carmo, pero Ryan respondió con una mano firme. Calero contraatacó con Oriol Rey y Pablo Martínez por Vencedor y Brugué para pausar el juego y recuperar control en la medular.
El 0-2 llegó a menos de veinte minutos del final, cuando un disparo de Oriol Rey se estrelló en el poste y Etta Eyong estuvo donde debe estar un delantero: atento al rechace para empujarla a la red. Fue su quinto gol de la temporada y la estocada que desactivó a un Oviedo al que le faltó claridad en el último pase pese a su insistencia.
En los minutos finales, los locales apenas pudieron ofrecer un amago de reacción con Fede Viñas. El Levante, cada vez más cómodo, refrescó piernas con Víctor García y Morales, y mantuvo el plan hasta el pitido final. La victoria, segunda a domicilio en el curso, deja a los granotas con 8 puntos y por delante del Oviedo, que se queda con 6. En un Tartiere con 23.878 espectadores, Munuera Montero mostró amarillas a Rondón y Carmo, y a Toljan y Moreno en el bando visitante, en un encuentro que el Levante supo controlar de principio a fin una vez se puso por delante.
