La alcaldesa de València defendió que la ciudad mantiene un código no escrito: las celebraciones se hacen en su día. Tras la suspensión de la procesión cívica por la alerta meteorológica, insistió en que en València no se aplaza, se suspende si no puede celebrarse en condiciones. Esto Catalá considera esencial. Se mantiene un gesto institucional que honre la jornada.
Catalá enmarcó esta decisión en una práctica que la ciudad ya ha seguido en otras ocasiones. Por ejemplo, en la Ofrenda de Fallas o en actos del día del patrón. Cuando la seguridad o el tiempo han impedido el desarrollo previsto, la idea es clara. Se debe respetar la fecha y el sentido de la celebración. Así se evita convertirla en un acto desubicado si se traslada a otra jornada. De este modo, el protagonismo se mantiene en el día señalado y no se diluye su significado.
Código no escrito y suspensiones
Para sostener ese criterio, el Ayuntamiento optó por un acto reducido y solemne: un recorrido de la Senyera por el Salón de Cristal. También, su devolución al Archivo municipal. Con ello se preserva el ritual esencial y el simbolismo de la bandera de los valencianos. Al mismo tiempo, se garantiza la seguridad sin exponer a la ciudadanía a una convocatoria multitudinaria con condiciones adversas. Catalá explica así que la decisión concentra el homenaje en el corazón del Consistorio. Refuerza la idea de que el respeto a la fecha pesa más que el tamaño del acto.
Esta fórmula también evita alargar la incertidumbre y los problemas logísticos que conllevaría reprogramar una procesión cívica. Desde cortes de tráfico a dispositivos de seguridad ya planificados, la ciudad mantiene así una referencia institucional clara en el mismo día. Asimismo, se transmite el mensaje de continuidad de la tradición, aunque adaptada a las circunstancias, menciona Catalá.
Un 9 d’Octubre de fortaleza y respeto
La jornada llega marcada por un año difícil. Catalá subrayó que, tras la tragedia del 29 de octubre y los efectos de la dana, el himno ha sonado más que nunca. Esto ocurrió tanto dentro como fuera de la Comunitat, en pueblos, estadios y otros territorios. Es un reconocimiento a la fortaleza del pueblo valenciano. Ese mensaje de levantarse ante la adversidad cobra mayor sentido cuando aún quedan cicatrices por cerrar. Esto explica el tono más contenido y simbólico del homenaje, según Catalá.
En paralelo, condenó las pintadas aparecidas en la sede de Lo Rat Penat. Señaló que nadie que se sienta valenciano ensucia la ciudad ni una institución centenaria en un día tan especial. Además, reclamó respeto al pueblo valenciano y a sus entidades culturales. El llamamiento refuerza la apuesta por la convivencia y el cuidado del patrimonio cívico en una fecha que apela a la unidad.
Con la alerta activada, el 9 d’Octubre se adapta a la meteorología sin perder su esencia. Catalá asegura que se celebra hoy, con seguridad y dignidad. Así se preserva el código no escrito de València y se descartan aplazamientos que desdibujen el sentido de la festividad.






