Sergio García dio por terminado su curso tras completar el Abierto de España en el Club de Campo Villa de Madrid con sensaciones lejos de lo esperado. El castellonense, de 45 años, reconoció que la semana no le salió y que su juego no acompañó. Esto ocurrió pese al apoyo del público, un balance que resume una campaña con altibajos.
Terminó con un acumulado de -3, muy lejos del -15 del campeón, el inglés Marco Penge. La diferencia en la clasificación reflejó un rendimiento irregular durante los cuatro días. Hubo momentos de frustración sobre el recorrido, como el gesto de arrojar la bolsa de palos al suelo tras entregar su tarjeta. Esto fue síntoma de una semana en la que nada terminó de encajar.
Fin de curso y consecuencias
García anunció que no volverá a competir hasta febrero, cuando se reanude la temporada del LIV, circuito al que pertenece desde junio de 2022. Valora disponer de varios meses sin torneos, algo poco habitual en su carrera. Ve esto como una oportunidad para desconectar y recomponer rutinas después de un calendario que no le ha dado continuidad.
Su 2025 ha sido irregular: solo levantó un título en el LIV, el de Hong Kong en marzo, y desde entonces los resultados fueron a menos. En los grandes tampoco encontró su mejor versión. Se quedó fuera del corte en Augusta, acabó en el puesto 67 en el Campeonato de la PGA y en el 34 en el Abierto Británico. Esa secuencia reforzó la sensación de falta de ritmo competitivo en los momentos clave.
La trayectoria del año también tuvo efectos en su agenda de selecciones. No formó parte del equipo europeo de la Copa Ryder que se impuso a Estados Unidos en Nueva York en septiembre. Este es un escaparate en el que históricamente ha sido relevante.
Además, al no disputar más torneos del DP World Tour esta temporada, pierde su tarjeta del circuito europeo para la próxima campaña. Es una situación que asume con resignación mientras centra el foco en recuperar confianza y precisión.
Mirando al próximo año, su objetivo pasa por jugar todos los grandes que pueda e intentar elevar el nivel en cada cita. Dejó en el aire si volverá al Abierto de España en 2026. Le ilusiona competir en casa, pero su presencia dependerá de cómo evolucionen calendario y circunstancias.
El cierre en Madrid deja una lectura clara: la competitividad sigue intacta, pero el rendimiento no ha acompañado. El parón hasta febrero apunta a un reseteo necesario para ajustar el juego y regresar con ideas frescas y una preparación más afinada.






