Valencia Basket ganó 90-113 al Río Breogán en el Pazo Provincial dos Deportes después de remontar 14 puntos. Cambiaron el partido con una ráfaga antes del descanso. Guiado por Jaime Pradilla, autor de 22 puntos y 28 de valoración, el campeón de la Supercopa impuso su físico y su puntería. Encadenó su sexto triunfo en siete partidos y dejó el choque prácticamente sentenciado antes del último cuarto.
El arranque fue de dominio local. Breogán firmó un vendaval desde el perímetro, con siete triples en los primeros diez minutos. Su juego coral desarboló a los taronjas. La diferencia se estiró hasta el 38-24 al inicio del segundo cuarto. Fue cuando el banquillo visitante se vio obligado a parar el ritmo para cortar la sangría.
Reacción taronja desde la defensa
Tras el tiempo muerto, Valencia subió líneas, negó tiros cómodos y empezó a correr. La mejora atrás alimentó su transición y un triple de Omari Moore abrió una secuencia. Esto cambió el guion. Luis Casimiro intentó frenar el impulso con un primer tiempo muerto. Pero tres triples seguidos silenciaron el Pazo y forzaron un segundo con 41-38 que tampoco alteró la dinámica.
El parcial se hizo enorme: 9-30 para irse al descanso por delante. Luego 0-5 nada más volver. Esto llevó la renta por encima de los diez puntos con el 47-59 en el minuto 21. A partir de ahí, el partido se jugó al ritmo que más convenía a los visitantes. Con acierto exterior y control del rebote, sostuvieron ventajas cómodas.
Breogán se agarró al encuentro con un 2+1 de Jordan Sakho y un triple de Keandre Cook. Más tarde con dos aciertos seguidos de Arturs Kurucs. Aun así, cada tentativa local encontró respuesta inmediata. La acción que simbolizó la superioridad visitante fue un tapón de Neal Sako a Aleksandar Aranitovic. Acabó en contraataque y triple de Sergio de Larrea, estirando de nuevo la brecha y apagando la remontada.
En ataque, Pradilla fue referencia constante en pintura y a media distancia. Estuvo bien arropado por un reparto amplio de puntos: Badio, Moore, Thompson, Reuvers, Puerto, Sako y De Larrea. Todos alcanzaron la decena para completar una noche de puntería y profundidad de banquillo. En el lado local, Francis Alonso sostuvo la anotación y Kurucs emergió en la segunda mitad. Sin embargo, el impulso no bastó ante un rival lanzado.
El triunfo, construido desde la defensa y el ritmo de transición, refuerza la inercia de un Valencia que supo sobrevivir al mejor tramo de los lucenses. Castigaron cada pérdida y cada desajuste. El Pazo, que arrancó eléctrico con la lluvia de triples celeste, acabó en silencio ante la contundencia visitante.






