La Agencia Estatal de Meteorología prevé un episodio adverso en el litoral de la Comunitat Valenciana. Habrá chubascos y tormentas de carácter muy local y lento. La alerta naranja afecta al litoral de Valencia y Castellón y al litoral norte de Alicante. Esto se debe a la posibilidad de inundaciones causadas por lluvias focalizadas y por el estado del terreno, ya saturado tras varios días de temporal.
Según el pronóstico, una nueva vaguada fría avanzará desde el Atlántico y cruzará la Península de oeste a este, incrementando la inestabilidad. Se esperan chubascos y tormentas más intensos en la franja costera, motivo por el que se mantiene el nivel de aviso en esas zonas.
Tormentas lentas y muy locales
Los mapas de descargas eléctricas previstos señalan que la mayor adversidad potencial se concentra en el litoral. No hay un flujo de viento significativo que organice la convección y la desplace hacia el interior. Por lo tanto, muchas células presentarán un comportamiento parecido al de jornadas recientes. Se formarán cerca de la costa y tenderán a moverse despacio.
Este patrón favorece episodios de lluvias in situ, con tormentas que pueden quedarse casi estacionarias sobre áreas reducidas. El resultado son acumulados muy diferentes a pocos kilómetros de distancia y la posibilidad de inundaciones repentinas allí donde se estacionen las precipitaciones.
En días anteriores ya se han observado chubascos muy adversos en puntos del litoral y del prelitoral. Hay ejemplos recientes en Pilar de la Horadada, Carcaixent, Almussafes, Benifaió, Alcàsser y al sur de Cullera. Cuando las células se desplazan dejan aguaceros muy fuertes pero breves, como ocurrió en el área metropolitana de València. Sin embargo, si permanecen ancladas, la lluvia adquiere intensidad torrencial y el riesgo de anegamientos se dispara.
Un bloqueo que alimenta la inestabilidad
La causa de la persistencia del temporal se encuentra en un potente bloqueo anticiclónico sobre las islas británicas. Este se mantendrá estacionario durante los próximos días con presión en superficie superior a 1032. Aunque en superficie no se aprecia un centro de bajas definido sobre la Península, las perturbaciones en niveles altos se ven obligadas a bordear el anticiclón por su flanco sur. Esto canaliza impulsos de inestabilidad hacia el Mediterráneo occidental.
Por ese mismo flanco sur se induce la entrada de aire húmedo e inestable impulsado por el viento de levante. Al no ser un viento intenso, las tormentas más adversas se concentran en el litoral y en zonas bajas del prelitoral. En estas zonas, encuentran humedad disponible y mecanismos locales de convergencia suficientes para dispararse.
El estado del suelo es un factor extra de riesgo. Después de varios días de temporal, el terreno está saturado en algunos sectores. Esto facilita escorrentías rápidas y acumulaciones. En comarcas como La Safor y La Ribera ya se han superado los 200 litros por metro cuadrado. Por lo tanto, cualquier chubasco adicional puede traducirse en incidencias con mayor facilidad que al inicio del episodio.
Además, en situaciones de inestabilidad marítima sin un chorro fuerte en altura ni cizalladura que organice la convección, la incertidumbre es muy alta. Puede ocurrir que dos localidades próximas vivan escenarios opuestos: en una, inundaciones por lluvias in situ; en la otra, apenas unas gotas. Por ello, la vigilancia meteorológica en el corto plazo es determinante para anticipar los cambios de última hora.
La Aemet insta a la población a seguir con mucha atención las actualizaciones de avisos y la información operativa a través de sus canales oficiales en X y en la web. También en la cuenta GVA112, para adaptar la actividad a la evolución de las tormentas en cada municipio.






