El partido de Euroliga entre el Valencia Basket y el Hapoel Tel Aviv, previsto a las 20.30 en el Roig Arena, se disputará a puerta cerrada por recomendación de las fuerzas de seguridad y de la Delegación del Gobierno. Ellos trasladaron al club la existencia de un riesgo real para los asistentes.
La entidad barajó permitir la entrada de abonados, pero descartó esa opción para priorizar la seguridad y evitar asumir una responsabilidad que consideraba excesiva.
Alrededor del pabellón se han convocado cuatro concentraciones, una en cada esquina, bajo el lema ‘Bàsquet sí, Genocidi no‘. Además, hay una manifestación en el centro con la misma temática.
Para prevenir incidentes y ordenar los accesos, se ha activado un dispositivo de 500 efectivos de Policía Nacional en los alrededores. La disputa sin público reduce los flujos de entrada y salida y facilita el control de perímetros y puntos sensibles.
Seguridad y protestas
Desde la Delegación del Gobierno se subrayó que, en una jornada con distintas convocatorias y algunos incidentes de importancia menor, la decisión del club pone por delante la integridad de quienes acuden a un evento deportivo.
El equilibrio entre el derecho a la protesta y la necesidad de evitar aglomeraciones en un recinto de gran afluencia exige medidas excepcionales para minimizar riesgos.
El Ayuntamiento expresó también su respeto a la medida. Además, anunció colaboración estrecha entre la Policía Local y la Policía Nacional para que la tarde-noche transcurra con normalidad. Son decisiones dolorosas para la afición y para el propio club. No obstante, buscan prevenir situaciones imprevistas y garantizar la tranquilidad en el entorno del pabellón.
Reacciones del baloncesto y de la afición
En el plano deportivo, el propietario del Hapoel Tel Aviv lamentó en la red X que el choque se juegue sin público y atribuyó el cierre a la decisión policial. Estaba convencido de que la afición local quería estar en la grada. También aludió a la rivalidad reciente entre ambos equipos. Esto incrementa la sensación de oportunidad perdida para el espectáculo y el ambiente.
Once peñas del Valencia Basket difundieron un comunicado conjunto en el que rechazan el partido a puerta cerrada por considerarlo injusto para la afición. También creen que es perjudicial para el espíritu del deporte.
Defendieron que el baloncesto se vive con la gente. Vincularon su postura a un compromiso con los derechos humanos, la justicia social y la paz.
Algunas peñas reclamaron, además, la exclusión de equipos israelíes en competiciones europeas. Dijeron que es similar a lo ocurrido con los clubes rusos. También reivindicaron poder animar a su equipo y exigir el fin del genocidio.
El contexto inmediato ayuda a entender la cautela. En septiembre, protestas por la presencia de un equipo israelí impidieron que acabaran varias etapas de La Vuelta. Además, esta semana ya se jugó a puerta cerrada el duelo entre el La Laguna Tenerife y el Bnei Herzliya. También está previsto que el BAXI Manresa reciba sin público al Hapoel Jerusalén. Con este marco, el Valencia Basket asume el coste de jugar sin su afición a cambio de garantizar un entorno controlado para un encuentro considerado de alto riesgo.






