Familiares de víctimas mortales de la dana del 29 de octubre están respondiendo a las invitaciones para el funeral de Estado del primer aniversario con los nombres de cuatro o cinco asistentes por familia y con una petición añadida: que el president de la Generalitat, Carlos Mazón, no acuda. Consideran que su presencia podría desviar el foco del duelo y convertir un acto de recuerdo en un escenario de tensión, justo en una fecha especialmente dolorosa para quienes perdieron a los suyos.
La presidenta de la Asociación de Víctimas Mortales de la Dana del 29 de Octubre, Rosa Álvarez, subraya que se trata de un gesto simbólico, ya que la Delegación del Gobierno en la Comunitat Valenciana, que remite por correo electrónico las invitaciones, no puede vetar asistencias. Aun así, muchas familias están dejando constancia de su malestar al confirmar sus plazas. Álvarez admite que da por hecho que el jefe del Consell asistirá, pero insiste en que apartarse en esta ocasión sería un gesto que aliviaría a las familias en un día complicado; incluso sugiere que podría excusarse por motivos de salud o por recomendación profesional para no interferir en el recogimiento.
El funeral de Estado se celebrará el próximo 29 de octubre en la Ciudad de las Artes y las Ciencias. El procedimiento de confirmación, con un número concreto de nombres por familia, busca ordenar protocolos y facilitar la organización, pero las respuestas están sirviendo también para canalizar el descontento con la gestión institucional posterior a la tragedia.
Protagonismo para las familias
Otras dos asociaciones de afectados coinciden en el mismo mensaje: el protagonismo ese día debe ser de los familiares de las 229 víctimas mortales. Tanto el presidente de la Asociación de afectados de L’Horta Sud, Christian Lesaec, como la presidenta de la Associació de Víctimes de la dana, Mariló Gradolí, recalcan que el acto debe centrarse en el recuerdo y evitar cualquier lectura política que eclipse el homenaje.
La asociación de víctimas mortales considera además que no deberían asistir otros dos miembros del Consell a los que han pedido la dimisión por su gestión de la dana: la vicepresidenta Susana Camarero y el conseller de Educación, José Antonio Rovira. A su juicio, su presencia sería incompatible con un clima de respeto y recogimiento, porque reabriría heridas y desplazaría la atención del objetivo principal: honrar a quienes perdieron la vida y acompañar a sus familias.
La petición no impide legalmente la asistencia de cargos públicos, pero sí marca una posición clara: las familias reclaman un acto de memoria sin protagonismos institucionales y con sensibilidad hacia su dolor. Piden a las administraciones que acompañen sin interferir y que ajusten el tono de la ceremonia a ese espíritu de respeto.






