Las Unidades de Salud Mental en Emergencias (USME) han desplegado 13 equipos en 12 municipios de Valencia y en Letur (Albacete), con más de 500 intervenciones comunitarias dirigidas a personas afectadas por la DANA. La ministra de Sanidad, Mónica García, se reunió en Catarroja con los equipos y participó en una actividad con asociaciones de víctimas, en una fase en la que la atención psicosocial gana peso conforme avanza la reconstrucción.
Según el enfoque basado en la evidencia que guía el operativo, los efectos emocionales de una catástrofe se intensifican a partir del cuarto mes. Cuando se apagan las urgencias inmediatas, emergen el cansancio, la incertidumbre y la necesidad de recomponer rutinas; por eso crece la demanda de apoyo grupal y de redes de confianza en el territorio.
Enfoque comunitario y preventivo
Antes de activar a las USME se realizaron dos estudios de campo: uno, de impacto emocional, a cargo de Médicos del Mundo; y otro, de mapeo de recursos comunitarios, desarrollado por Aplica. Con ese diagnóstico, los equipos priorizan la intervención comunitaria definida en el convenio entre el Ministerio y la Generalitat: no ofrecen atención individual clínica, sino que fortalecen vínculos sociales, facilitan apoyo emocional colectivo y orientan el acceso a servicios locales. Los casos que requieren tratamiento especializado se derivan a los dispositivos de salud autonómicos.
Cada equipo combina perfiles de psicología, enfermería, trabajo social, terapia ocupacional y educación social con experiencia poscatástrofe. Su trabajo incluye talleres de primeros auxilios psicológicos, espacios de expresión emocional, acompañamiento a personas mayores y apoyo a profesionales que también viven el impacto de la emergencia. Se impulsan grupos de ayuda mutua para personas cuidadoras, voluntariado y colectivos con discapacidad, con el objetivo de reducir el aislamiento y detectar a tiempo situaciones de mayor vulnerabilidad. Las actividades se despliegan en centros de salud, asociaciones, residencias, domicilios y otros espacios comunitarios, lo que acerca la ayuda a donde ya se relaciona la población.
Coordinación y proyectos en marcha
La intervención se integra en la gobernanza local de la recuperación. En varios municipios, las USME forman parte de los Comités Locales de Emergencia y Reconstrucción (CLER), y se ha creado un grupo de trabajo intermunicipal para incorporar el enfoque psicosocial en los planes de emergencia. Esta coordinación, junto con la colaboración de Cruz Roja, Cáritas, Psicólogas Sin Fronteras, Mensajeros de la Paz, CEPAIM y entidades locales, ha tejido una red de apoyo descrita como sólida, adaptable y continua, que permite compartir recursos, evitar duplicidades y mantener la atención en el tiempo.
También se han puesto en marcha iniciativas específicas según las necesidades detectadas: espacios de escucha para hombres en Algemesí, grupos de ventilación emocional para profesionales en Sedaví, y talleres intergeneracionales en Aldaia y Utiel. En Catarroja funciona una unidad de acompañamiento emocional para miembros de asociaciones de víctimas. Durante la visita institucional, la ministra defendió el carácter preventivo de estas acciones y respondió a críticas sobre su alcance recordando que se trata de intervenciones comunitarias, diseñadas para evitar que los duelos se patologicen y para sostener a las personas en el proceso de reconstrucción.
