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lunes, diciembre 8, 2025

Bernard Duhaime rechaza las leyes de concordia y los discursos del odio en el congreso de memoria de la Diputación

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El relator especial de la ONU lamenta las teorías negacionistas de algunos Estados que justifican atrocidades del pasado y vuelven a victimizar a las víctimas en el presente, y considera clave la memoria en la cultura de la paz

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La sesión vespertina de la jornada inaugural del congreso ‘Memoria y Democracia’, organizado por la Diputación de Valencia, ha estado protagonizada por la visión internacional del ámbito memorialista.

La Beneficència ha acogido un rico debate que ha estado precedido por la historia del único campo de concentración nazi en Italia, relatada por la historiadora del arte Anna Krekic, e introducido por el profesor de la Universidad de Quebec y relator de Naciones Unidas Bernard Duhaime, quien ha cuestionado la Ley de Concordia de la Comunitat y el desmantelamiento de espacios e iniciativas de la memoria.

¿Por qué en España la memoria llegó tan tarde? ¿Por qué la memoria sigue siendo un espacio de tensiones? Estas cuestiones han sido parte del hilo conductor de un debate que ha moderado Mónica Comas, coordinadora del Punto Europeo de Ciudadanía.

La mesa redonda ha sido uno de los momentos más esperados de un congreso que han abierto este martes el presidente de la Diputación, Vicent Mompó, y la vicepresidenta primera, Natàlia Enguix, quienes han coincidido en la necesidad de entender la memoria como “un acto de justicia y dignidad, alejado de las tensiones políticas y la confrontación”.

Duhaime y los derechos humanos

El relator especial de la ONU Bernard Duhaime ha comenzado su intervención destacando la importancia de los procesos de memorialización en la atención a las violaciones de derechos humanos.

En su opinión, «reconocer las violaciones graves de los derechos humanos y del derecho internacional humanitario es esencial para restaurar la dignidad de las víctimas y permitir que la sociedad recupere la confianza y avance hacia una cultura de paz».

En palabras de Duhaime, «los procesos de memoria constituyen el quinto pilar de la justicia transicional, una herramienta vital que permite a las sociedades alejarse de la lógica del odio y el conflicto».

El relator de Naciones Unidas ha puesto el acento en «la obligación de no regresión que prohíbe a los Estados desarrollar teorías negacionistas que pretendan negar la magnitud de las violaciones pasadas y el daño causado a las víctimas, volviéndolas a victimizar».

En la línea de que las poblaciones victimizadas puedan explicar un pasado brutal sin justificarlo, dignificando a las víctimas y permitiendo a la sociedad convivir pacíficamente con el legado de divisiones pasadas, Bernard Duhaime ha destacado la importancia de proteger los archivos documentales, «fundamentales para esclarecer el pasado de muchas sociedades y contribuir al cumplimiento del derecho a la verdad».

«Me preocupa la creciente tendencia a manipular la información y la memoria en detrimento de las víctimas, así como la estigmatización de ciertas comunidades y los discursos de odio que incitan a actos violentos», ha alertado el experto europeo en memoria.

En su informe de 2025 a la Asamblea General de la ONU, Duhaime enfatiza que la verdadera memoria democrática «debe vivir en la educación, enseñando a las generaciones presentes y futuras a ser ciudadanos democráticos activos, tolerantes y responsables, que valoren la diversidad, los derechos humanos y la paz».

Esto, en su opinión, significa «formar a los docentes, abrir los archivos a las aulas y crear espacios, museos, obras de teatro, placas locales, etc., donde los jóvenes puedan ver la memoria como una herencia cívica propia».

El relator europeo también se ha referido en su intervención a las llamadas leyes de concordia que han sido aprobadas o están en consideración parlamentaria en Aragón, Castilla y León y la Comunidad Valenciana.

Bernard Duhaime ya advirtió el pasado año que estas leyes «podrían violar la obligación del Estado de preservar la memoria histórica y garantizar el derecho a la verdad sobre las atrocidades del pasado», al tiempo que pueden conllevar «el desmantelamiento de instituciones, proyectos, sitios web e iniciativas dedicadas a la memoria histórica».

Visión interactiva de la memoria

De sitios web y proyectos digitales han hablado al inicio de su intervención tanto la profesora de la Universidad de Warwick, Alison Ribeiro, como el director del Observatorio Europeo de Memorias, Jordi Guixé.

Ribeiro ha presentado la iniciativa colaborativa entre España, Canadá, EEUU y el Reino Unido que lleva por nombre ‘Guerra Civil. Un museo virtual’. El proyecto es una web con distintas galerías que incluyen información y documentos gráficos sobre el conflicto español, “una plataforma internacional que pretende ser un espacio democrático en el que cualquier ciudadana o ciudadano puede aportar contenido a través de la galería abierta”.

También ha introducido el trabajo del Observatorio de la Memoria el historiador Jordi Guixé, quien ha explicado el funcionamiento de un ente que lleva 14 años en funcionamiento, ubicado en la Universidad de Barcelona y ofreciendo “una visión participativa e interactiva de la memoria”.

Ambos han sido cuestionados sobre la originalidad del proceso memorialista español, y los dos han coincidido en la complejidad del mismo. Alison Ribeiro considera que “en el mundo académico no hay grandes diferencias sobre lo que sucedió en la Guerra Civil, pero las interpretaciones y el sentido social son otra cosa bien distinta, ya que en España no hay una narrativa única sobre la guerra, como sí la tiene Europa con el triunfo de la democracia tras la Segunda Guerra Mundial”.

Por su parte, Jordi Guixé ha representado esa complejidad a través de dos apuntes que reflejan la doble dimensión de la memoria. Por una parte, “España es el segundo país con más fosas comunes, después de Camboya”. Por otro lado, “podemos ser el país con más leyes de memoria, pero el problema es que cuesta mucho desarrollarlas”, ha reflexionado Guixé.

Valencia, Comunidad Valenciana, 21/10/2025. Congrés Internacional: Memória i Democràcia.

Único campo nazi en Italia

La sesión vespertina ha comenzado con la exposición de Anna Krekic, conservadora del Museo della Risiera de San Sabba, sobre el Museo y Monumento Nacional del Molino de Arroz de Trieste, espacio que se convirtió a mediados del siglo XX en el único campo de concentración nazi en Italia. Tras el armisticio del 8 de septiembre de 1943, durante la Segunda Guerra Mundial, los camisas negras fascistas lo convirtieron en campo de detención, tránsito a la deportación y eliminación de prisioneros de guerra y civiles, equipado un año después con un horno crematorio en el que, según las estimaciones, fueron ejecutadas entre 3.000 y 5.000 personas.

El conjunto de edificios conocido como el Molino de Arroz de Trieste fue declarado en 1965 como Monumento Nazionale Italiano. Una década después, y tras la adecuación de las instalaciones, fue inaugurado el Museo Cívico de la Risiera que hoy conocemos.


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