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martes, diciembre 9, 2025

Aldaia perdió el 50% de sus vehículos y viviendas por la dana, según Luján

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El alcalde detalla que las inundaciones del 29 de octubre arrasaron 10.000 coches y 4.000 inmuebles y dejaron seis fallecidos. Reclama acelerar obras y coordinación supramunicipal.

El alcalde de Aldaia lamenta que la dana del 29 de octubre dejó un balance devastador: 10.000 vehículos y 4.000 inmuebles dañados o inservibles, la mitad del parque móvil y del total de viviendas del municipio. Recuerda además seis personas fallecidas y subraya que la magnitud del episodio se agravó por un factor determinante: el agua llegó desde aguas arriba sin que en Aldaia lloviera con intensidad, lo que generó una apariencia de normalidad que retrasó la percepción del riesgo.

El regidor sitúa la llegada de la crecida a partir de las 20.00, más tarde que en localidades vecinas y ya con el puente de Picanya destruido. Entre las 21.00 y las 22.00 se multiplicaron las llamadas de auxilio de vecinos en situaciones extremas, desde personas atrapadas en tejados hasta viviendas anegadas en minutos. La Policía priorizó su propia supervivencia subiéndose a plantas altas, una señal de que, a diferencia de inundaciones precedentes, aquí peligraba la integridad humana. El shock, admite, fue tremendo.

Mitad del municipio afectado y ayudas atascadas

Según su balance, en torno al 50% del término quedó afectado. El barrio del Cristo y el entorno más próximo a Alaquàs escaparon en gran medida, mientras que la franja colindante al barranco de La Saleta sufrió el mayor impacto y la lámina de agua se expandió más que en episodios anteriores. Esa distribución explica por qué los daños se concentraron donde el caudal desborda primero y con más fuerza.

En la reconstrucción, el Consorcio de Seguros ha abonado entre el 80% y el 90% de las indemnizaciones, pero disponer del dinero no se traduce de inmediato en obras ejecutadas. Luján atribuye el retraso a un colapso general que atasca trámites y trabajos, con expedientes que requieren canalización y gestión coordinada. A su juicio, la recuperación de espacios privados avanzará en los próximos años, pero lo público tardará más por la complejidad de los procedimientos y la simultaneidad de actuaciones en varios municipios.

La huella emocional también pesa. El alcalde asegura que la población siente pánico cada vez que llueve. Cada activación del plan de inundaciones y la colocación de compuertas reabre el miedo. Si la alerta de la última dana hubiera llegado a la hora adecuada aquel 29 de octubre, defiende, habría dado tiempo a activar mecanismos antiinundaciones y a que los vecinos subieran a pisos altos. El Es-Alert del 29 de septiembre, ya con protocolos claros, ilustra lo que no se hizo entonces, cuando el aviso llegó tarde y con todo perdido.

Obras pendientes y coordinación regional

Aldaia trabaja desde hace décadas en la canalización del barranco de La Saleta, que hoy desagua en zona urbana en cota cero. Queda pendiente un colector subterráneo por la zona norte para derivar buena parte del caudal hacia el Plan Sur, a València, y de ahí al mar. Luján lamenta que València siga poniendo dificultades a esa canalización, un proyecto estructural que considera clave para reducir el riesgo.

Mientras llega esa solución definitiva, el Ayuntamiento ha diseñado un plan de choque coyuntural inspirado en la experiencia de Valdepeñas, que en los años 70 sufrió una inundación con alguna decena de fallecidos. Se ha solicitado a la Confederación Hidrológica del Júcar autorización para canalizar de manera provisional el agua de La Saleta fuera del municipio y así minorar los efectos de nuevas avenidas. La prioridad, insiste, es ejecutar cuanto antes la canalización subterránea.

El regidor destaca la ayuda llegada de toda España en los días posteriores, con equipos y personal trabajando sobre el terreno y un esfuerzo que, asegura, ha devuelto fuerza y esperanza a los vecinos. El consistorio intenta corresponder con cartas de agradecimiento.

Como lección, Luján reclama una dirección de emergencias supramunicipal. Plantea que quien disponga de la visión completa de lo que puede ocurrir en toda la provincia tome decisiones para todos, evitando respuestas dispares. Cita como ejemplo las diferencias entre el Es-Alert por alerta roja del 29 de septiembre, con instrucciones claras, y otro posterior por alerta naranja que dejó en manos de cada municipio decisiones como el cierre de colegios. Sin ese mando único, resume, un municipio no puede saber a tiempo qué está pasando en el de al lado.


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