Un año después de la dana que asoló Valencia, el sector de la ingeniería civil sostiene que España está mejor preparada para episodios de lluvias extremas, pero que el avance no basta. La planificación hidrológica ha mejorado y ya no mira solo a las sequías, aunque se considera insuficiente si no se acelera la ejecución de obras y la actualización de protocolos.
José Trigueros, presidente de la Asociación de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos y de la Ingeniería Civil, recalca que es preciso acelerar la ejecución de las obras hidráulicas. A su juicio, ‘si se hubiera planificado y ejecutado con tiempo todas las obras necesarias en la zona de Valencia, se habrían evitado muchas muertes‘. La idea de fondo es clara: la prevención funciona cuando se prioriza antes de la emergencia y no después del daño.
Prioridades y obras pendientes
Según Trigueros, diversos proyectos fueron ‘postergados en cuanto a prioridades‘ por distintas administraciones. La catástrofe de octubre del año pasado ha permitido dimensionar su verdadera importancia y ‘avanzar hacia el futuro‘. En la Comunitat Valenciana se ha avanzado en la restauración, pero todavía quedan pendientes obras imprescindibles en ejecución para recuperar la zona.
Entre esas actuaciones menciona la reparación de las zonas dañadas en las presas de Buseo y Forata, así como la restauración hidrológica y forestal en la cabecera de la cuenca del Poyo. Este tipo de intervenciones refuerza la seguridad de las infraestructuras y mejora la protección frente a avenidas, objetivo central cuando la recurrencia de eventos extremos crece.
El diagnóstico no se limita a las obras. También está pendiente ‘mejorar el sistema de prevención y alerta temprana‘ con el apoyo de Aemet para saber cómo y cuándo actuar. La revisión de los planes urbanísticos y el fortalecimiento de las confederaciones hidrográficas con un mejor equipo técnico de ingenieros se consideran decisivos para ordenar el territorio y reducir la exposición en áreas inundables.
Trigueros admite una limitación crítica: ‘No hay suficiente personal especializado‘ y, ‘por mucho dinero que tengamos, si no hay nadie que pueda ejecutar los trabajos, tampoco sirve’. La falta de plantillas cualificadas ralentiza proyectos y trámites, y retrasa la puesta en servicio de infraestructuras clave.
Vigilancia de presas y decisión política
Para mejorar la situación, propone que el sistema de vigilancia de presas se organice ‘de forma independiente, como el Consejo de Seguridad Nuclear que no se rige por la Administración central pero rinde cuentas al Congreso de Diputados y al Senado’. Separar la supervisión técnica de los ciclos políticos, razona, reforzaría la transparencia y la continuidad de criterios.
La emergencia climática ‘afecta al territorio de forma directa’ y está incrementando la frecuencia de estos fenómenos. ‘Si antes podíamos esperar una catástrofe de este tipo durante algunos años, ahora vemos que se repite en solo meses’, lo que obliga a acelerar proyectos hidráulicos para que el riesgo no se dispare entre episodio y episodio.
Trigueros sostiene que el problema no es económico: ‘con la cuarta parte del dinero que se gasta en reparar los daños de tragedias como la dana sobraría para construir infraestructuras básicas de prevención‘. ‘Solo falta la decisión‘, resume, en alusión a la necesidad de priorización y coordinación para pasar de los planes a la obra.
En este contexto, una jornada técnica celebrada este lunes reúne a responsables y especialistas en operaciones, infraestructuras viarias e ingeniería de caminos para evaluar avances y fijar prioridades inmediatas. El debate pone el foco en acelerar la ejecución, afinar las alertas y reforzar el músculo técnico para afrontar episodios que ya no son excepcionales.




