Compromís ha cargado contra el PP por la pugna abierta en su dirección en la Comunitat Valenciana y ha advertido de que la ciudadanía ‘no merecemos el espectáculo absolutamente lamentable’ que, a su juicio, ‘está dando el Partido Popular con estas luchas intestinas sobre quién quieren que sea el nuevo Mazón’, ha señalado el síndic Joan Baldoví.
El dirigente valencianista se ha pronunciado así tras conocerse que los principales dirigentes del PP en la Comunitat Valenciana han apoyado de forma unánime a Vicent Mompó como figura de consenso para encabezar la formación en sustitución de Carlos Mazón. Ese movimiento interno ha sido interpretado por Compromís como un intento de cerrar la disputa orgánica, mientras el debate sobre el liderazgo ha eclipsado la acción política.
Dimisión y llamado a las urnas
‘Lo que necesitamos los valencianos de una vez por todas’ es que el president de la Generalitat, Carlos Mazón, ‘dimita inmediatamente‘, ha indicado Baldoví, para que los ciudadanos ‘puedan elegir a su presidente en unas elecciones libres y que, por fin, haya un gobierno que se ocupe de solucionar sus problemas del día a día’. Con esta exigencia, ha reclamado devolver la palabra a las urnas y ha insistido en que la inestabilidad interna del PP se ha traducido en falta de foco sobre las prioridades cotidianas.
Según fuentes de la formación popular, los responsables regionales ya han trasladado a la dirección nacional en Madrid su apoyo a Mompó, actual presidente de la Diputación de Valencia. La apuesta por una ‘figura de consenso‘ ha buscado sofocar la disputa interna y ordenar la sucesión en el partido. Para Compromís, sin embargo, el proceso ha evidenciado una discusión prolongada que ha deteriorado la imagen pública del PP y ha reforzado su demanda de un cambio de rumbo mediante elecciones.
En este contexto, Baldoví ha insistido en que la ciudadanía no debe verse atrapada en batallas internas de partido y ha subrayado que cualquier reconfiguración orgánica debe ir acompañada de estabilidad institucional. A su juicio, la vía para recuperar esa normalidad pasa por despejar el liderazgo y permitir que la gente decida, de modo que la Generalitat vuelva a centrarse en resolver problemas del día a día.






