París redescubre desde este martes el cine de Luis García Berlanga con el mayor ciclo dedicado a su obra hasta la fecha en Francia, quince años después de su muerte. La Galería Nacional del Jeu de Paume, en el Jardín de las Tullerías, acoge una programación que combina proyecciones y coloquios hasta el 23 de noviembre y que busca acercar a nuevas audiencias el humor feroz y el retrato colectivo que definen su filmografía.
Un retrato feroz de la España franquista
La apertura corre a cargo de ‘El verdugo’ (1963), elección que subraya la vigencia del autor y el alcance de su sátira. A continuación se verán títulos como ‘Los jueves, milagro’ (1957), ‘Bienvenido, Mister Marshal’ (1953) o ‘Calabuch’ (1956), obras que prolongan en la pantalla la tradición del esperpento: una mirada deformada por lo grotesco para revelar lo esencial. Ese enfoque le permitió satirizar la España franquista desde dentro, hasta el punto de ser tildado de mal español por la dictadura. ‘Berlanga, inspirado por el neorrealismo italiano, desvía los códigos de la comedia para revelar mejor las contradicciones de un régimen autoritario y rígido‘, resaltan desde el Jeu de Paume.
El dispositivo cómico de Berlanga —humor negro, situaciones corales y una puesta en escena milimétrica— funciona como un espejo social donde nadie queda indemne. La densidad de diálogos y el ritmo de los repartos corales empujan al espectador a una atención activa, rasgo que explica en parte la etiqueta de cine difícil fuera del entorno hispano. ‘Es un cine también muy difícil porque se habla mucho’, admite José Luis García Berlanga, hijo del realizador.
El propio García Berlanga considera que la elección de ‘El verdugo’ para abrir la retrospectiva es especialmente pertinente, porque es ‘una obra maestra absoluta‘. Para él, la iniciativa es ‘un orgullo‘, más aún si se tiene en cuenta que, pese al reconocimiento europeo que su padre alcanzó en los años 50 y 60 —incluidas tres selecciones en el Festival de Cannes—, en Francia no se había articulado hasta ahora un reconocimiento de esta envergadura. El ciclo ordena esa memoria y facilita una entrada al conjunto de su obra, desde los primeros títulos de los 50 hasta etapas posteriores como ‘La escopeta nacional’ (1978) y ‘La vaquilla’ (1985), donde se aprecia la evolución de España en paralelo a un lenguaje cinematográfico absolutamente personal.
El hijo del director subraya que las películas no solo conservan su peso histórico, ‘sino también divertidas‘, pese a ‘lo terrible que es‘ lo que cuentan. ‘Hoy han pasado 50 o 70 años y te lo sigues pasando bien cuando las ves, sean en blanco y negro, sean de los años 50, sean de los años 60… Es un cine como los clásicos, como Billy Wilder‘, resume, apuntando a una vigencia que trasciende generaciones y formatos.
La otra faceta literaria
En paralelo a la filmografía, el Jeu de Paume presenta la labor del cineasta como codirector de la colección de literatura erótica La Sonrisa Vertical, un puente con Francia a través de autoras como Jean de Berg, Alina Reyes o Emmanuelle Arsan. ‘Mi padre fue un gran erotómano, le encantaba el erotismo y la pornografía, porque decía que la distinción entre una cosa y otra era plenamente administrativa: con qué te multan y con qué no. Y por todo el mundo se hizo una biblioteca maravillosa’, recuerda José Luis García Berlanga. Esa afición cristalizó en su colaboración con la editorial Tusquets, junto a Beatriz de Moura, a partir de 1977, y completa el retrato de un creador que supo explorar los límites entre lo popular y lo culto tanto en el cine como en la literatura.






