Juan Roig ha reiterado que no está satisfecho con el avance del Corredor Mediterráneo y ha defendido que la prioridad es conectar Valencia, Alicante y Barcelona aunque no se haya ejecutado todavía el túnel pasante por València. El empresario ha subrayado que esta infraestructura, que vertebra el eje de Algeciras a la frontera francesa, es decisiva para la actividad económica y ha recordado que, según ha señalado, el corredor ‘genera el 50 % de la riqueza de España‘.
Prioridad: conexión entre ciudades clave
En su intervención previa al acto empresarial #QuieroCorredor, que ha reunido a 2.500 representantes del mundo económico, político y social, Roig ha insistido en que el objetivo inmediato es garantizar la circulación continua entre las principales capitales del arco mediterráneo. Ha sostenido que, incluso sin el túnel pasante, disponer de una conexión funcional entre Alicante, Valencia y Barcelona aliviaría cuellos de botella y mejoraría el movimiento de pasajeros y mercancías. A su juicio, no tiene sentido que la segunda y la tercera ciudad del país sigan sin una unión fluida y ha remarcado que ‘tiene que estar unidas: no queremos ir 350, nosotros con pasar de 100 kilómetros por hora entre Valencia y Barcelona ya estaríamos contentos’.
Roig ha enmarcado este mensaje en una estrategia de presión sostenida del tejido empresarial. Bajo el lema ‘Este tren no lo para nadie‘, el encuentro ha servido para renovar el compromiso con la continuidad de la reivindicación. ‘No estamos satisfechos. Somos conscientes en España de que falta el Corredor Mediterráneo pero satisfechos de lo conseguido no podemos estar’, ha afirmado, al tiempo que ha reiterado que seguirán exigiendo hitos verificables. Incluso ha ironizado con los plazos al apuntar que espera que cuando llegue la autovía M 100 ‘ya nos toque el Corredor Mediterráneo‘, y ha reconocido el esfuerzo a largo plazo al admitir: ‘No sé que si nuestros nietos lo verán, pero estamos luchando por ellos’.
El debate sobre el túnel pasante por el subsuelo de València ha estado presente, aunque Roig ha relativizado su urgencia frente a la necesidad de habilitar cuanto antes la continuidad del corredor. Ha señalado que se trata de una pieza relevante para aumentar capacidad y resolver cruces, pero ha reiterado que, a corto plazo, la conectividad entre Alicante, Valencia y Barcelona es lo que puede aportar un beneficio inmediato al tránsito y la competitividad.
2027 como horizonte para el ancho internacional
En el plano de los plazos, el presidente de la Asociación Valenciana de Empresarios, Vicente Boluda, ha sostenido que se han ‘cumplido los objetivos más importantes’ y que en 2027 ‘desde Almería a la frontera, va a existir el Corredor, no como a nosotros nos gustaría, que es con doble plataforma, mucho más importante, pero bueno, por lo menos se va a poder utilizar’. La lectura que se desprende es que, aunque quedarán actuaciones para incrementar capacidad y prestaciones, habrá una operatividad básica que permitirá poner en servicio tramos clave del eje.
El coordinador del Corredor Mediterráneo del Gobierno, Josep Vicent Boira, ha añadido que, ‘gracias al trabajo del Gobierno y la presión de los empresarios, estamos al final de la primera fase del Corredor, que certificaría con la llegada del ancho internacional de Almería a la frontera para pasajeros y mercancías‘. La implantación del ancho internacional implica compatibilidad con la red europea y un uso más eficiente para trenes de viajeros y de carga, reduciendo transiciones y mejorando tiempos de viaje y logística sin necesidad de cambios intermedios. Boira ha precisado que ‘quedarán cosas para una segunda fase, que tendrá el túnel pasante de València o la estación central como elementos fundamentales’, y ha apuntado que ‘en uno o dos años podemos tener algo que en 2018 ni soñábamos, la llegada del ancho internacional a Almería‘.
En conjunto, el empresariado ha redoblado su mensaje: mantener el ritmo de obra, asegurar hitos intermedios que permitan el uso efectivo del trazado y no demorar decisiones estratégicas como el túnel pasante más allá de lo imprescindible. La idea que ha sobrevolado el acto es que la conectividad real, aunque sea progresiva, puede traducirse ya en mejoras tangibles para la economía, mientras las actuaciones de gran calado completan la capacidad y la resiliencia del corredor.






