La Nochevieja concentra muchas de las costumbres más típicas de estas fechas: mesa larga, entrantes que se alargan, dulces, alcohol y horarios que se rompen. Aun así, celebrar no está reñido con cuidarse. La diferencia suele estar en cómo se llega a la noche, qué se mantiene durante las vacaciones y si el descanso se protege antes del 31.
La Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) y la Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética (FESNAD) insisten en la importancia de fomentar una alimentación consciente, rica en alimentos frescos y baja en ultraprocesados. Ambas entidades coinciden en que los excesos puntuales no suponen un riesgo para la salud si se integran en un estilo de vida saludable.
En esa misma línea, Ángela Ortiz, nutricionista del Hospital Vithas Valencia 9 de Octubre, recuerda que disfrutar de las fiestas es compatible con cuidar la salud. Según la especialista, “mantener rutinas saludables es clave para evitar problemas digestivos, fluctuaciones en el peso o descompensaciones metabólicas”.
Alimentación: llegar bien a la cena ayuda a decidir mejor
Uno de los errores más habituales en días de celebraciones es intentar “compensar” antes de tiempo. Mantener las comidas del día con normalidad, priorizando opciones ligeras y nutritivas, suele facilitar que la cena no se convierta en un atracón. Ortiz lo advierte con claridad: “Saltarse comidas para ‘compensar’ los excesos puede generar más hambre y favorecer atracones en algunas personas. Es preferible mantener la rutina de ingestas habitual, priorizando comidas ligeras e incluyendo alimentos saciantes y nutritivos como legumbres, verduras, hortalizas y proteínas magras”.
En la práctica, el enfoque pasa por dar protagonismo a frutas y verduras, moderar bebidas azucaradas y alcohólicas, apostar por cocciones sencillas y planificar bien la compra para evitar que se acumule demasiado en casa. En una cena como la de Nochevieja, empezar por una opción vegetal (ensalada, verduras, crema) y servirse raciones moderadas ayuda a controlar el picoteo constante sin necesidad de prohibiciones.
Comer con calma también forma parte del cuidado. La nutricionista recomienda pautas muy concretas: “conviene comer con atención y calma, disfrutando de cada bocado, y escuchar las señales de saciedad para evitar el exceso de ingesta y el picoteo constante. Ambas son estrategias sencillas pero muy eficaces”.
Dulces y alcohol: selección y equilibrio sin extremos
En Navidad el postre suele repetirse y los dulces aparecen a cualquier hora. La recomendación general pasa por ser selectivo, reservar los dulces para momentos concretos y priorizar la fruta como postre habitual el resto de días. Con el alcohol, conviene moderar, alternar con agua y recordar que la hidratación influye en cómo se toleran las comidas copiosas.
Ortiz lo plantea en términos de equilibrio, no de castigo: “No se trata de prohibir, sino de equilibrar. Si disfrutamos de una comida más copiosa, podemos compensar al día siguiente con opciones ligeras, raciones más moderadas y una buena hidratación”. La idea es volver a la rutina con normalidad, sin ayunos prolongados ni medidas drásticas.
Recetas más ligeras sin renunciar a lo tradicional
Las fiestas también pueden ser una oportunidad para compartir recetas, cocinar en familia y sumar alternativas más ligeras a menús clásicos. Ortiz señala que se pueden incorporar entrantes como ensaladas o patés vegetales, manteniendo el disfrute sin perder de vista el bienestar. La profesional lo resume así: “Lo importante es disfrutar, sin perder de vista el bienestar físico y emocional”.
Actividad física: el otro pilar del bienestar en vacaciones
Además de la alimentación, la especialista subraya la importancia de mantener la actividad física durante las vacaciones. “No es indispensable ir al gimnasio todos los días, pero sí evitar el sedentarismo. Caminar, bailar, jugar con los niños o incluso ayudar en la cocina son formas de mantenerse activo”.
Entre las propuestas que plantea para incorporar movimiento, destaca: “evitar largos periodos sentados; dedicar 15-20 minutos al día a estiramientos o ejercicios funcionales; salir a caminar después de las comidas, pues ayuda a la digestión y mejora el estado de ánimo; organizar excursiones, rutas en bicicleta o juegos en el parque; incluso poner música navideña y moverse en familia es divertido y saludable”.
Como orientación general, muchas guías sitúan el objetivo semanal en 150-300 minutos de actividad moderada (o su equivalente). En estas fechas, lo más práctico suele ser sumar movimiento diario y romper los periodos prolongados sentado, especialmente en días de sobremesas largas.
Descanso y mente: llegar al 31 con energía también es salud
El descanso influye tanto en el estado de ánimo como en el apetito y la toma de decisiones. Proteger el sueño los días previos ayuda a que la cena no pase factura al día siguiente. En adultos, la referencia habitual se sitúa en 7-9 horas de sueño, aunque las necesidades varían según la persona.
En lo emocional, la Nochevieja puede acumular compromisos y expectativas. Simplificar, repartir tareas y reservar momentos de calma contribuye a cerrar el año con una sensación de mayor control y bienestar.
Un plan rápido para una Nochevieja saludable
- Antes de la cena: mantiene comidas normales, prioriza verduras y proteínas magras, y cuida la hidratación
- Durante la cena: raciones moderadas, más calma al comer y menos picoteo continuo
- Después: movimiento suave si apetece y agua entre consumiciones
- Al día siguiente: retoma la rutina sin castigos, con opciones ligeras y actividad habitual
