La nueva directora de Cáritas Valencia, Aurora Aranda, advierte del fenómeno de “transmisión intergeneracional de la pobreza” y de su cronificación tras señalar que están asistiendo durante más de diez años seguidos al 19 por ciento de las familias que atiende la entidad.
“Son una serie de factores de exclusión que afectan a determinadas familias y que no se solventa con un trabajo o el acceso a una vivienda, tienen que ver con las relaciones sociales, el entorno del barrio donde viven o con la capacitación personal”, afirma Aranda (València, 1971) en una entrevista con la Agencia EFE.
Esta trabajadora social es una profunda conocedora de la institución, donde trabaja desde enero de 1993, tres décadas en las que reconoce que ha “cambiado muchísimo” la realidad social y Cáritas, al tiempo que incorporaba programas para dar respuesta a nuevas realidades, concluía otros.
Como nueva directora de la institución, donde desde septiembre de 2020 era secretaria general, sustituye en el cargo al obispo auxiliar de Valencia Arturo Ros, que estaba en el mismo de forma provisional tras el nombramiento de su anterior director, Ignacio Grande, como secretario autonómico de Familia y Servicios Sociales de la Generalitat.
Cronificación de la pobreza
Aranda alerta de que se ha cronificado la pobreza y el 19% de las familias que atiende la entidad acude a ella desde hace más de diez años seguidos. “Es un dato muy preocupante y significativo”, reconoce para advertir del “fenómeno de la transmisión intergeneracional de la pobreza”.
“Aún seguimos atendiendo a gente que atendimos en su día, y hoy atendemos a sus hijos o nietos”, revela Aranda, quien señala que esto “quiere decir que hay una base de personas que están en situación de exclusión y pobreza severa, una necesidad extrema de la que es muy complicada salir aunque la realidad social y económica pueda mejorar”.
Cáritas Diocesana Valencia atendió durante 2022 a casi 52.000 personas, alrededor de un 7 % más que el año anterior, y aunque aún no dispone de cifras definitivas de 2023, Aranda avisa: “Intuimos que este dato no ha bajado y que vamos a mantenernos en cifras similares”.
Se confirma la “feminización” de la pobreza, ya que las mujeres con hijos a su cargo (74 %) son las personas a las que Cáritas más acompaña y también a las familias migrantes (75,6 %), señala Aranda, que subraya para Cáritas dos temas fundamentales: la vivienda, a la que cada vez es más difícil acceder, y el empleo.
“Ahora, tener un trabajo no te garantiza que puedas dejar de seguir acudiendo a Cáritas“, advierte Aranda, y aunque reconoce que sistemas de protección a través de rentas básicas o del ingreso mínimo vital han dado soporte a algunas familias y les ha permitido tener un colchón sobre el que construir su proyecto vital, “hay familias buscando empleo, mujeres con menores a su cargo y mayores que precisan atención”.
Relación “cordial” con las administraciones públicas
Asegura que Cáritas, una “entidad de Iglesia sin mirada política”, siempre ha mantenido una “relación cordial” con las administraciones públicas, “de búsqueda del entendimiento, encuentro y coordinación”, y subraya que con el anterior Gobierno del Botànic se desarrollaron y pusieron en marcha muchos proyectos.
“Hemos contado siempre con su apoyo, y donde nosotros hemos querido incidir o caminar, si para las administraciones era también un objetivo, han estado ahí y a veces nos ha planteado alternativas y nos hemos sentido con la libertad de decir si lo asumíamos o no”, agrega para señalar que con la actual administración también hay una vocación de coordinación de trabajo conjunto.
Preguntada si piensa que las administraciones públicas delegan en ocasiones demasiado a entidades como Cáritas, asevera: “Siempre decimos que el nuestro es un papel subsidiario de la administración, de apoyo y refuerzo, no queremos convertirnos en unos servicios sociales. Cuando ponemos en marcha proyectos es porque creemos que son acciones donde podemos aportar la mirada y visión de Cáritas”.
“Nos sentimos con libertad porque los ingresos y financiación de Cáritas no dependen de la administración, cerca del 70 % son fondos propios, y el objetivo es seguir en esa línea y mantener ese equilibrio. Creemos que Cáritas, por su misión y su identidad, es el reflejo del compromiso de la comunidad cristiana y de la Iglesia valenciana”, afirma.
La sociedad valenciana es “muy generosa”
Considera que la sociedad valenciana es “muy generosa” y recuerda que el pasado año la Iglesia, a través de Cáritas, hizo aquí la colecta más grande de la historia en apoyo a Ucrania, así como la solidaridad mostrada por los ciudadanos en “momentos críticos” como el de la pandemia de covid-19, o a la hora de marcar la casilla solidaria de la declaración de la renta.
También destaca la “confianza” que siempre ha habido en Cáritas, tanto desde el ámbito eclesial como de la sociedad en general, y de las donaciones recibidas tanto de ámbito empresarial como de las personas particulares y las entidades privadas, así como los fondos públicos.
Como objetivo para los próximos años se marca el seguir acompañando a las personas para que sean reconocidos derechos como el del acceso a una vivienda, a rentas básicas que les permitan llevar una vida digna, o a un trabajo, y ayudar a construir “un mundo mejor, más justo e igualitario“.
También sensibilizar y crear conciencia en la sociedad para que tengan una mirada crítica sobre cuál es la realidad de nuestro entorno y sean capaces de descubrir “realidades invisibles que hay a nuestro alrededor”, destaca la directora de Cáritas Valencia, una entidad formada por 426 Cáritas parroquiales y que cuenta con casi 5.000 personas voluntarias que son “el corazón” de la entidad.