Durante las festividades, en Valencia muchas personas pasan las vacaciones fuera de la ciudad, dejando sus viviendas temporalmente vacías y, por tanto, más expuestas a posibles intrusiones.
Según APROSER, asociación que representa a las empresas de vigilancia y seguridad a nivel nacional, muchos incidentes están relacionados con controles insuficientes de puertas, cerraduras y sistemas de seguridad ya instalados, más que con problemas estructurales de la vivienda.
La entrada del apartamento concentra gran parte de las vulnerabilidades. La calidad de la puerta y el estado de la cerradura influyen directamente en la seguridad del hogar. Mecanismos desgastados o mal colocados reducen la fiabilidad del acceso, especialmente durante la noche o en ausencias prolongadas. En estos casos, el apoyo de profesionales locales como Origin-Go, el mejor cerrajero de Valencia, permite comprobar el estado de puertas y cerraduras e intervenir cuando dejan de ser fiables.
La ubicación de la vivienda incide de forma concreta en el nivel de exposición a posibles robos. Las viviendas en plantas bajas y los áticos resultan más fácilmente accesibles desde el exterior que otros apartamentos. Rejas antintrusión o soluciones similares ayudan a reducir el riesgo, siempre que estén correctamente instaladas y no se conviertan en puntos de apoyo para alcanzar otros accesos.
Los sistemas de alarma requieren tanta atención como las protecciones físicas. Un sistema limitado a los espacios interiores puede avisar cuando el acceso ya se ha producido. Los sensores perimetrales, una instalación adecuada y la conexión a una central operativa influyen en la rapidez de la intervención. El mantenimiento periódico evita averías y falsas alarmas que comprometen su eficacia.
Señalizar de forma clara la presencia de un sistema de alarma monitorizado, cuando exista, tiene un efecto disuasorio real. Carteles o placas de la alarma, colocados en la entrada o en la verja, indican que la vivienda está protegida y supervisada de manera continua.
La seguridad no se limita al apartamento individual. Los espacios comunes también influyen en la protección del edificio. Portales abiertos, cancelas mal cerradas o accesos a garajes poco controlados facilitan entradas no deseadas, especialmente en periodos en los que el inmueble está menos concurrido.
La presencia de una persona de confianza también puede desempeñar un papel concreto. Un vecino o un familiar que pase periódicamente a revisar la vivienda, recoja el correo o detecte posibles anomalías contribuye a reducir señales evidentes de ausencia.
Cuando la ausencia se prolonga, algunas soluciones permiten mantener el control a distancia. Los sistemas de alarma conectados de forma continua a una central operativa permiten verificar cada aviso y activar una intervención rápida frente a dispositivos no monitorizados.
El control remoto de puertas, ventanas y sensores permite comprobar en tiempo real el estado de la vivienda sin necesidad de intervenir físicamente, reduciendo la incertidumbre asociada a la ausencia.
Programar luces y el televisor en horarios variables ayuda a que la casa parezca habitada incluso durante la ausencia. No es necesario simular movimientos continuos; basta con crear una rutina creíble, similar a la de una velada doméstica normal.
Un último aspecto que a menudo se pasa por alto es la cobertura del seguro. Comprobar que la póliza del hogar incluya los robos y que las condiciones estén actualizadas según los sistemas de seguridad instalados evita problemas en caso de intrusión.
