Una nueva manifestación contra la gestión institucional de la DANA ha recorrido este sábado las principales calles del centro de València. Sin embargo, tuvo una participación notablemente inferior a la de convocatorias anteriores. La marcha, celebrada bajo el lema “Mazón a presó”, exigía al expresident dimitido Carlos Mazón que deje su acta de diputado en Les Corts. Además, le pedían que se ponga a disposición de la jueza de Catarroja que instruye la causa.
El recorrido se modificó respecto al solicitado inicialmente por los convocantes. Se inició en la confluencia de la calle Barcas con Poeta Querol. Este es uno de los puntos más concurridos del centro comercial de la ciudad en plena campaña navideña. La manifestación avanzó entre el tráfico peatonal intenso del fin de semana y concluyó en la Porta de la Mar.
La manifestación de menor afluencia desde la DANA
Según la Policía Local, la marcha reunió a unos 1.100 asistentes, mientras que la Delegación del Gobierno elevó la cifra hasta las 2.000 personas. Se trata, en cualquier caso, de la menor participación registrada desde que comenzaron las protestas tras la DANA, hace ya trece meses.
La caída de asistencia se interpreta como un síntoma claro de desmovilización. Esto ocurrió después de que Mazón presentara su dimisión como president esta misma semana. Este movimiento político ha sido leído por amplios sectores sociales como el cumplimiento de la principal reivindicación que había mantenido viva la protesta. De hecho, fuentes organizativas reconocen que buena parte del tejido movilizado durante el último año considera ahora “cerrada” esa primera fase de exigencias.
Un nuevo escenario político: investidura y perdón
La manifestación llega apenas unos días después de la elección del nuevo president, quien dedicó parte de su discurso de investidura a la gestión de la catástrofe. Durante el debate, Llorca pidió perdón públicamente a las víctimas de la DANA y se comprometió a reunirse con ellas de forma inminente. Sus palabras fueron interpretadas como un gesto de empatía y un cambio de tono institucional tras meses de tensión.
Ese giro, unido a la salida de Mazón del Palau, ha contribuido a un clima de distensión. En este contexto, las movilizaciones parecen perder intensidad. La convocatoria de este sábado, pese a mantener consignas críticas, ha evidenciado un descenso significativo de presión en la calle. Esto apunta a una etapa de transición marcada por la expectativa de que el nuevo Consell reconduzca la relación con los afectados.
Fin de ciclo en la calle, expectativa en la política
Tras trece meses de continuas manifestaciones, la de este sábado podría interpretarse como el inicio del final del ciclo de movilización post-DANA. Aunque los colectivos de víctimas mantienen sus demandas abiertas, la caída en la participación y la recomposición del escenario institucional indican que buena parte de la sociedad valenciana considera que se ha producido un punto de inflexión.
En los próximos días, el nuevo president deberá concretar el calendario de reuniones anunciado durante su investidura. Las asociaciones estarán pendientes de si las promesas de diálogo y reparación se traducen en medidas efectivas. Mientras tanto, las calles de València parecen haber empezado a recuperar la normalidad tras más de un año marcado por la presión ciudadana.
