En ocho cursos, España ha aumentado un 70 % su alumnado extranjero y los estudiantes internacionales representan ya el 11 % de las matrículas.
En el curso 2023-2024, llegaron 159.002 estudiantes internacionales presenciales, 9.724 más que el año anterior.
El 60 % se matriculó para obtener una titulación completa (95.378) y el 40 % realizó una estancia temporal de movilidad (63.624). Esto es una señal de que el perfil del estudiante foráneo ha dejado de ser mayoritariamente de corta estancia. Además, se orienta cada vez más a cursar un grado o un máster completo.
Según tipo de Universidad
Pública
Según el análisis de la Fundación BBVA y el Ivie, las universidades públicas concentran a la mayoría de quienes llegan en movilidad (programas como Erasmus+). Mientras tanto, las privadas atraen sobre todo a estudiantes que buscan titularse.
Privada
En la privada, el 21 % del alumnado es internacional y la orientación es clara hacia la matrícula ordinaria. En la pública, los extranjeros con este tipo de matrícula alcanzan el 9 %. Además, la pública reúne el 81 % de quienes vienen en movilidad temporal. Aun así, los datos del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades señalan que el 65 % de los estudiantes internacionales opta por una universidad pública presencial y el 35 % por una privada.
El avance de quienes cursan una titulación completa se ha multiplicado por 2,2 en ocho años. El tirón es especialmente visible en las privadas. El 45 % de los extranjeros que vienen para titularse elige una universidad privada, tanto en grado como en máster. Este desplazamiento desde la movilidad de corta duración hacia la matrícula ordinaria implica estancias más largas. También conlleva mayor integración en los campus y un impacto directo en la planificación docente y de servicios.
Empuje de la privada
Las universidades públicas han pasado de un 6,2 % de estudiantes internacionales en 2015-2016 a un 8,9 % en 2023-2024. Mientras que en las privadas el alza se ha disparado del 14,8 % al 20,7 %.
Hoy, uno de cada cinco estudiantes de la privada procede del extranjero, frente a menos de uno de cada diez en la pública.
El informe resume esta divergencia así: ‘Mientras las universidades públicas equilibran la atracción entre estudiantes con matrícula ordinaria y aquellos que participan en programas de movilidad, las privadas apuestan de manera clara por atraer a estudiantes internacionales con matrícula ordinaria en sus titulaciones’.
Este patrón refuerza la captación de alumnado que permanece varios cursos y condiciona la oferta académica, la organización de prácticas y el acompañamiento administrativo.
Por debajo de la media europea
A pesar del crecimiento y de que España se sitúa como quinto destino de la UE en captación, los expertos admiten que las cifras ‘siguen estando por debajo de la media europea’.
Con datos de Eurostat (que integran universidades presenciales y no presenciales), en 2023 los estudiantes internacionales representaban el 5,2 % del total de matriculados en España. Esto es frente al 9,9 % de media en la UE-27.
España solo supera a Grecia, Croacia e Italia. Sin embargo, mantiene una distancia notable respecto a Alemania (12,7 %), Francia (11,1 %) o Países Bajos (17,5 %).
Ese reparto se refleja también en los destinos: el 25 % del alumnado internacional de la UE eligió Alemania, el 15 % Francia, el 9,6 % Países Bajos. Italia recibió el 6 % y España el 5,4 %.
Los analistas subrayan que hay margen de mejora. Además, destacan que ‘el primer paso para lograrlo es avanzar en la homologación y convalidación de títulos y en facilitar el proceso de admisión del alumnado extranjero‘.
Aumento del nivel de estudios
Conforme aumenta el nivel de estudios, la atracción de España crece. El 4 % de los estudiantes internacionales de grado de la UE elige el país como destino. Además, el 5,8 % de los de máster elige España. En doctorado, España concentra el 12,4 % de los doctorandos internacionales, solo por detrás de Alemania (30 %) y Francia (16 %).
Este comportamiento sugiere que el principal gancho está en el posgrado y el doctorado, y que consolidar trámites y admisiones puede traducirse en más matrículas ordinarias. También podría generar un equilibrio más favorable para las universidades públicas.






