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miércoles, diciembre 3, 2025

Entre el miedo y la esperanza: así conmemora la comunidad israelí en Valencia dos años de los ataques

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Amistad Comunidad Valenciana - Israel organiza un acto para conmemorar los ataques del 7 de octubre entre el miedo a las represalias y la esperanza del fin de la guerra.

El conflicto armado en Gaza ha costado dos años de sangre hasta que parece que la luz se divisa al final del túnel. Una sangre que empezó derramándose el 7 de octubre de 2023 con una matanza en varios kibutz, así como en el Festival Nova: más de 360 asistentes al festival murieron y otras 44 personas fueron tomadas como rehenes.

Dos años después, a nivel social solo se habla de las víctimas gazatíes, y no de los israelíes que siguen secuestrados en los túneles bajo la ciudad. Mientras las organizaciones palestinas lloran a sus víctimas en las calles con protestas —algunas pacíficas y otras tan violentas como la que supuso el fin de la Vuelta Ciclista a España—, las comunidades israelíes se ven obligadas a reunirse en clandestinidad.

Una reunión en Valencia en 2025, con ecos de clandestinidad

Miedo a la violencia gratuita y a las represalias: el acto de conmemoración de las víctimas del 7 de octubre de 2023 se hace con grandes medidas de seguridad y con discreción. Inscripción previa con nombre y DNI, autorización tras pasar el filtro de seguridad y, entonces, comunicación del lugar de la celebración. No es la exclusividad de una fiesta privada; el miedo ha hecho prudente a las comunidades israelíes, también en la diáspora.

El salón de Shir Jadash se llenó a las 19:00 con un murmullo contenido, el brillo de los móviles en modo silencio y el eco suave de saludos discretos. Sobre el atril, el logo de la Asociación de Amistad Comunitat Valenciana–Israel (ACVI) y, en primera fila, familias y representantes de entidades sociales aguardando el inicio de Memoria viva, el acto convocado para recordar el 7 de octubre y reclamar la liberación de los rehenes.

La bienvenida corrió a cargo de David González Niñerola, presidente de ACVI, que enmarcó desde la primera frase el tono del encuentro: “En este momento vivimos una mezcla de esperanza y angustia. Esperanza, con la vista puesta en la liberación de los rehenes. Sufrimiento porque todavía no se haya realizado”. Reivindicó, además, la “memoria, la justicia y la dignidad que merece Israel”, y recordó el ataque del 7 de octubre de 2023, “una acometida simultánea por tierra, mar y aire” que dejó más de un millar de muertos y cientos de secuestrados. Señaló “una nueva forma de antisemitismo de corte político: el antisionismo”. Cerró con una frase que se convirtió en estribillo íntimo de la noche: “La mentira fracasará. Y nosotros estaremos aquí. Am Israel Jai.”

Tras las palabras iniciales, el silencio de la sala se volvió oración durante la tefilá, antesala de una pieza musical interpretada por Analía Sznejderowitz y Carmel Gozlan, que funcionó como bisagra emocional del acto: un respiro lúcido entre la memoria y la petición. La música, sobria y luminosa, sostuvo la atención del público y devolvió al escenario a los intervinientes con una atmósfera recogida.

Intervenciones de los representantes de las comunidades israelí y valenciana

En ese clima de prudencia, Ángel Galán (Movimiento contra la Intolerancia) trazó una secuencia que, a su juicio, explica el giro del debate público: demonización, deshumanización y deslegitimación. “Ahora mismo… los judíos y los israelíes son aquellos monstruos”, advirtió, comparando el ambiente con dinámicas de los años 30 y señalando campañas “coordinadas a nivel internacional” que replican consignas y carteles en distintos países.

Marisa Gayo dejó un anclaje temporal y moral: “Hoy es 7 de octubre de 2025… pero para Israel… sigue siendo el 7 de octubre de 2023”. Denunció “grandes altavoces” para “difundir un falso relato”, recordó que “siguen secuestradas 48 personas” bajo los túneles de Hamás —según varias intervenciones— y cerró con un lema que la sala devolvió en silencio denso: “Never again is now”. Reclamó, además, sostener “un plan de paz para que vuelvan a casa los rehenes”.

La presidenta de Les Corts, Llanos Massó, recogió ese clima para enlazar tradición y presente con una imagen reconocible: “el año que viene, en Jerusalén”. Recordó los años de terrorismo en España y el tríptico “memoria, dignidad y justicia” como brújula, y subrayó que “la guerra la empezó Hamás”, con un apoyo explícito a nivel personal y desde Les Corts a las 48 personas en manos de los terroristas.

Aarón Israel Israel puso nombres a la herida: su sobrina nieta Milena Gisevski fue secuestrada y regresó; su novio Matan “aún sigue cautivo”. “Aún quedan 40 secuestrados en Gaza”, dijo —según su testimonio—. También denunció la indiferencia y la falta de acción pública: “Cada día que pasa sin presión internacional… es un día más en que los secuestrados permanecen en la oscuridad.”

De fondo, una idea vertebró los discursos: la batalla por el relato. González denunció la hipocresía internacional y un doble rasero que intenta “convertir a la víctima en victimario”, y alertó de una “nueva forma de antisemitismo de corte político: el antisionismo”, que niega a Israel el derecho a su autodeterminación. En su repaso de los hechos, recordó que “251 personas fueron secuestradas, entre ellas niños, mujeres, ancianos y personas con discapacidad”, y subrayó que la comunidad sigue esperando noticias de quienes faltan. “El himno de Israel tiene el nombre precioso de la ‘Esperanza’”, concluyó, mirando a una sala que asentía en silencio.

Martha Zucker, vicepresidenta de ACVI, agradeció a quienes “ni pertenecen al colectivo judío ni al israelí” y aun así “salen al frente”, asumiendo costes personales en redes, en su entorno y ante las autoridades. Reabrió el debate sobre qué definición de antisemitismo debe aplicarse en España y anunció un acto el 23 de octubre con el periodista Sal Emergui.

«La mentira fracasará»

Memoria viva fue un ejercicio de duelo cívico y afirmación democrática, donde la identidad comunitaria se expresó en clave inclusiva y el recuerdo de las víctimas se conjugó con una demanda nítida: la liberación de los rehenes.

La imagen final quedó en una frase que el presidente de ACVI entregó como lema y promesa: “La mentira fracasará. Y nosotros estaremos aquí. Am Israel Jai”. Luego, ya sin micrófonos, llegaron los abrazos, el refrigerio y las conversaciones en corrillos, con la sensación compartida de haber puesto palabras y música a un recuerdo que no se resigna a ser olvido.


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