Ernesto Martínez, tío de Elizabeth Gil, una de las tres personas desaparecidas por la DANA cuyos cuerpos todavía no han sido recuperados, asegura que «no pierde la esperanza» de encontrar los restos de su sobrina y poder iniciar el «duelo» familiar, aunque afirma que no «pasará página» hasta que los responsables de su muerte «entren en la cárcel».
«Yo estoy fuerte, te doy un abrazo y te cargo hasta la batería del móvil, pero hay gente que está muy mal y no sabemos si volverá otra vez a levantarse», señala Martínez, en una conversación con EFETV, en referencia a los familiares de las 229 víctimas de la tragedia, a pocos días de cumplirse un año de las inundaciones.
Elizabeth
Elizabeth, de 37 años de edad y madre de dos niños, y su madre, Elvira Martínez, se vieron sorprendidas el 29 de octubre por el agua en su coche, a la altura del municipio de Cheste.
Elvira, que había salido a las 16 horas de trabajar, recogió a su hija para llevarla al trabajo -entraba a las 17 horas- y tras cambiar de ruta varias veces al encontrarse diversas zonas ya cortadas por el agua, acabaron arrastradas por la riada en la zona del barranco del Poyo.
Previamente, Elizabeth había mandado dos vídeos a su jefe para justificar su ausencia, en los que se podía ver cómo numerosos vehículos impedían el paso y también cómo su propio coche iba flotando a la deriva con el agua a la altura de los cristales.
El cuerpo sin vida de Elvira fue encontrado doce días después. «El día 12 de noviembre la enterramos. Sabemos dónde ir a llorarle y llevarle flores, pero a mi sobrina no», lamenta Ernesto.
«Cuando hablamos con mis sobrinos de mi hermana, de la abuela, hablamos en pasado, cuando hablamos de su madre hablamos en presente, como si en pocos minutos fuese a aparecer por la puerta», relata.
Ernesto señala que Elizabeth y Elvira «estuvieron grabando prácticamente su muerte en directo». El segundo vídeo, precisa, es de las 17:31 horas, «con el agua hasta la altura de los espejos, ya el coche está sumergido en el agua y va como barco sin timón hacia donde luego encontraron su final».
Ernesto tiene depositada su «fe y confianza» en las fuerzas de seguridad que no han cesado en la búsqueda de su sobrina como un «reto personal» y en la justicia.
Esperanza en la justicia
«La jueza Nuria Ruiz Tobarra -que instruye la causa penal por la gestión de la DANA en el juzgado de Catarroja- nos ha devuelto la esperanza en esa justicia que no sabíamos muy bien como iba a fluctuar», agradece, y asegura que no está dispuesto a tirar la toalla y seguirá «manteniendo encendida la llama» de la lucha de los familiares de las víctimas.
Afirma encontrarse con fuerzas para seguir siendo altavoz de las familias que reivindican «lo que todavía a día de hoy no se ha cumplido y es que el asesino esté en la cárcel, porque ese es nuestro cometido».
A su juicio, el president de la Generalitat, Carlos Mazón, «no estuvo a altura» y si tuviera «un mínimo de humanidad» habría dimitido el día 30 de octubre y se habría puesto «en manos de la justicia».
En lugar de eso, critica, ha estado «echando balones fuera», para que «a él le caiga menos», en un intento de «salvar su culo, sea como sea y caiga quien caiga, menos él».
Ernesto traslada emocionado su gran agradecimiento a la «proximidad y el calor» que están recibiendo del pueblo en cada manifestación, que, asegura, les da más «fuerza» para continuar. Un aliento «impagable» en una lucha que, advierte, «solo acaba de empezar» y finalizará cuando los responsables entren en la cárcel. «Entonces pasaremos página», concluye.
