Halloween, una celebración con raíces celtas que se remonta a más de 2.000 años, tiene su origen en el festival de Samhain, cuando los antiguos pueblos europeos creían que los espíritus regresaban a la Tierra al final del verano.
Con la expansión del cristianismo, Samhain se fusionó con el Día de Todos los Santos, dando lugar al Halloween que hoy conocemos. Esta festividad, que se ha convertido en un fenómeno cultural global, destaca por su carácter lúdico y su capacidad para conjugar lo misterioso y lo festivo.
En València -y la Comunitat Valenciana en general- Halloween ha ganado popularidad en las últimas décadas, mezclándose con tradiciones locales. Aunque la ciudad no tiene una historia vinculada directamente con esta festividad, ha adoptado sus costumbres a través de eventos, fiestas y actividades que se combinan con elementos de la cultura valenciana.
El uso de disfraces, las fiestas temáticas y las rutas del terror en sitios históricos han encontrado un lugar en la vida cultural, sumando a las ya arraigadas tradiciones de Todos los Santos, como la visita a los cementerios o la degustación de dulces típicos como los huesos de santo y los panellets. Así, Halloween se convierte en un crisol de costumbres globales y locales, perfecto para quienes buscan una celebración llena de sustos y diversión.
El museo del silencio
El Cementerio General de Valencia acoge el Museo del Silencio, que los sábados organiza visitas guiadas. El museo cuenta con una amplía cantidad de rutas que pone en valor los personajes de la historia, la política y la cultura valenciana que allí descansan para la eternidad
La ruta ’18 vidas, 18 silencios’, por ejemplo, representa un homenaje a las mujeres y hombres que contribuyeron a formar parte del tejido social de la ciudad. Señalan desde el Museo: “Se alzó el dibujo del cementerio como proyecto de artes y vidas. Los arquitectos, maestros de obras, escultores y autores de epitafios, pusieron el arte y la poesía. Las vidas completaron el paraíso fúnebre”.
Por otro lado, en la ruta ‘Mujeres que dejaron huella’ se presentan (tan solo) seis mujeres que tuvieron un papel destacado en la sociedad valenciana en su momento. Entre ellas, destacan nombres como: Luisa Esperón, una de las primeras fotógrafas profesionales que tuvo Valencia; el panteón de la Marquesa de San Juan, muy vinculada a la construcción del Asilo de San Juan Bautista y, sobre todo, en la instalación de los Jardines de Monforte o el de la soprano de reconocido éxito mundial, Lucrecia Bori, cuyos restos mortales fueron traídos desde Nueva York a la Capital del Túria en 1960.
Según reza la web del museo, la ruta de ‘Personajes Ilustres’ “sirve como homenaje a aquellos que no debemos nunca olvidar. Aquellas personas que con sus obras y sus vidas, sirvieron para construir una sociedad humanista repleta de esfuerzo y gloria. Esta limitada relación representa el recuerdo a los que, de una manera u otra, contribuyeron a engrandecer Valencia”.
En la propia web se explican detalles interesantes sobre la vida y obra de las tumbas, nichos o panteones que forman parte del recorrido, con nombres como: Joaquín Sorolla, Genaro Lahuerta, Rafael Olóriz, Juan Gil-Albert Simó, Maximiliano Tous, Salvador Tuset Tuset, Antonio García Peris, Constantí Llombart o Vicente Blasco Ibáñez, entre otros.
En último lugar, nombres de la talla de Salvador Giner Vidal, El Titi, Nino Bravo o el torero Manuel Granero, son algunos de los integrantes de la ruta de ‘Personajes Populares’ que en su momento fueron piezas fundamentales del mundo del arte y el espectáculo valenciano y nacional. De hecho, señalan desde el museo “junto a sus nichos y tumbas todavía se escuchan vítores y aplausos que permanecen como ecos de su fama. Es entonces cuando el silencio del cementerio se interrumpe y las flores revitalizan el recuerdo”.
Rafael Solaz Albert, investigador, bibliófilo y documentalista, es el guía de todas estas rutas que como el Museo “sólo sirve para que recordemos la ruta de algunos de los ecos esculpidos”. Solaz es autor y director del museo y sus visitas que muestran el sentido artístico, histórico y biográfico que el camposanto contiene, iniciativa que forma parte de las Rutas de Cementerios Europeos. Además, es autor de más de una veintena de libros relacionados con la ciudad de Valencia y su aspecto social, así como coautor y colaborador en diversos estudios.
Según señala el propio Rafael Solaz “desde que se inauguró el cementerio en 1807 han pasado más de doscientos años. El Cementerio General de Valencia, un lugar que se convierte en todo un continente de arte, biografías y curiosa simbología. Las flores “siemprevivas”, las lámparas votivas, el árbol arrancado de raíz que simboliza la muerte de una persona joven, el ancla rota, la flor de la Adormidera (el alma dormida, no muerta), las letras Alfa y Omega como principio y fin, los atributos funerarios como La Parca o el reloj de arena, aquel que cuando nacemos permite el paso de la fina arena. Ésta pasa más deprisa para algunos, para otros más despacio, pero al final pasa toda, es el destino y fin.
Un Ángel nos recuerda el silencio, el respeto por todos los que una vez fueron vidas. Hay muchos Ángeles del Silencio, algunos nos invitan a pasar tras la puerta del mausoleo, como el del Panteón Moroder, obra de Benlliure. En otros, una niña de mármol no oculta su tristeza y mira a un ramo de flores perpetuo. Es obra del escultor Carbonell.
Son las piedras quienes nos ofrecen mensajes eternos. La esencial igualdad de todos los fallecidos ¡Qué más da los ostentosos panteones o las lápidas borradas por la erosión del olvido! Al final quedan los restos del recuerdo, y las esculturas, y las vidas. Cementerio General de Valencia, en blanco y negro o en color de la nostalgia.
Flores de piedra nos reciben atravesando los corazones de nuestros sueños. El Museo del Silencio sólo sirve para que recordemos la ruta de algunos de los ecos esculpidos”.
Huye (sí puedes) de habitaciones terroríficas
Por otro lado, elegir un escape room para Halloween en Valencia es una opción perfecta para disfrutar en familia. Este tipo de actividad combina emoción, misterio y trabajo en equipo, lo que la convierte en una experiencia entretenida y enriquecedora para todas las edades.
Además, en Halloween, muchos escape rooms temáticos ofrecen ambientaciones terroríficas y enigmas escalofriantes que añaden un toque extra de adrenalina. En lugar de sólo mirar una película de miedo, los participantes se convierten en los protagonistas de la historia, resolviendo acertijos y superando desafíos juntos. Sin duda, una manera divertida y original de celebrar la noche más aterradora del año.
Casas encantadas, las películas más terroríficas o un psiquiátrico descontrolado son algunas de las opciones que puedes encontrar entre la oferta de los escape room en Valencia que harán de ese día inolvidable para los y las más atrevidas.
La ruta más terrorífica de la Comunitat Valenciana
Las rutas más terroríficas de la Comunidad Valenciana se presentan como una opción ideal para quienes buscan una experiencia de Halloween diferente, llena de misterio, cultura y contacto con la naturaleza. Este tipo de actividad permite a las familias disfrutar de un ambiente al aire libre, explorando entornos llenos de historia mientras descubren leyendas y relatos escalofriantes propios de la región. Desde castillos medievales y casas encantadas hasta caminos rurales donde, según la tradición, han ocurrido sucesos inexplicables, las rutas del terror ofrecen una inmersión completa en el folclore valenciano.
Hace un tiempo se publicó un reportaje con las rutas más terroríficas de la Comunidad Valenciana que recuperamos para que disfrutes de estas recomendaciones: en la ciudad de Valencia y alrededores encontramos: el psiquiátrico infantil La Humanitat de Cheste, Domeño antiguo, la vieja cementera de Buñol, La Ceramo, El polvorín de Riba-Roja, la papelera San Jorge en Xàtiva, la fábrica de muñecas de porcelana en Segorbe, La Cornudilla de Requena o el Antigüo Hospital La Cigüeña.
En Alicante: El preventorio de Aigües (Aigües, Alicante), el Antiguo colegio San Ramón de Agost, la colonia de Santa Eulalia (entre Sax y Villena), el sanatorio abandonado en Torremanzanas (La Torre de les Maçanes) o La finca ‘Palmeretes ’(San Joan en Alicante). Y en Castellón: El Santuario de Balma (Castellón).
Optar por una de estas rutas no sólo garantiza una dosis de adrenalina, sino que también es una excelente manera de hacer turismo, conociendo rincones emblemáticos de la Comunidad Valenciana que combinan belleza natural y patrimonio histórico. Además, muchas de estas rutas están diseñadas para todo tipo de públicos, lo que las convierte en una opción perfecta para pasar Halloween en familia, aprendiendo juntos sobre las antiguas leyendas locales. Con la mezcla de sustos, misterio y cultura, estas actividades ofrecen una alternativa distinta a las típicas celebraciones, permitiendo disfrutar de una aventura al aire libre que quedará en la memoria de todos los participantes.
