El verano de 2025 ha dejado en evidencia un problema que se repite cada año: el intrusismo de los vehículos de transporte con conductor (VTC). Estos llegan de otras comunidades para operar como taxis en la Comunidad Valenciana. La elevada demanda turística se convierte en un reclamo para decenas de conductores que trabajan sin autorización. Ellos aprovechan la falta de controles y ofrecen un servicio considerado ilegal y fraudulento.
Déficit en las inspecciones de VTC
La ausencia de inspecciones eficaces ha sido determinante. Pese a los compromisos adquiridos en 2024 por la Dirección General de Transportes para reforzar el número de inspectores y endurecer las sanciones, nada ha cambiado. Esta inacción ha permitido que los VTC sigan operando sin temor a ser sancionados. Esto genera un daño evidente al taxi y deja al usuario en una situación de indefensión.
La Confederación de Taxistas Autónomos de la Comunidad Valenciana (CTACV) ha advertido que el fenómeno se agrava en verano. Durante esta estación, VTC procedentes de Madrid y otras comunidades desembarcan en Valencia y en la costa para “hacer su agosto”. Según la entidad, las herramientas legales existen, pero falta voluntad política para aplicarlas. La organización insiste en que una campaña seria de inspecciones en aeropuertos y estaciones principales acabaría en pocas semanas con la práctica.
Desde la CTACV recuerdan además que el taxi sigue garantizando el servicio público en horarios especiales y fechas de alta demanda. Mientras tanto, otros transportes colectivos reducen su oferta. Por ello, consideran especialmente grave que las autoridades permitan que un transporte ilegal ocupe ese espacio. Esto supone riesgos para la seguridad y la confianza de los ciudadanos.






