La Conselleria de Educación ha iniciado la redacción de un Plan de Confort Térmico en los centros educativos, que pretende dar respuesta a las elevadas temperaturas que cada curso afectan a alumnado y profesorado. El director general de Infraestructuras Educativas, José María Larena, ha explicado que cada centro tendrá un análisis específico y que la estrategia se complementará con la petición de fondos al Ministerio de Educación para acometer las actuaciones.
Según Larena, los sindicatos ya reclamaron en 2018 este tipo de actuaciones sin que se llegaran a materializar, y ha defendido que el actual Consell “sí tiene voluntad de solucionarlo”. Además, ha recordado que la Conselleria ha solicitado financiación al Ministerio de Educación para abordar las inversiones necesarias.
El anuncio llega tras la denuncia interpuesta ayer por CGT Ensenyament ante Inspección de Trabajo. El sindicato señaló que en diversos colegios e institutos de la provincia, entre ellos los de Paiporta, Meliana, Xàtiva y El Puig, se han superado con creces los 27 ºC fijados como máximo legal, alcanzando hasta 34 ºC. Según la organización, esta situación vulnera el Real Decreto 486/1997 sobre condiciones ambientales en los lugares de trabajo y deja en evidencia la falta de medidas de prevención.
“Los colegios e institutos valencianos son los únicos espacios públicos no climatizados dándose la paradoja de que los pocos equipos de refrigeración o inversiones realizadas se concentran en espacios alejados de la práctica docente”, denuncia CGT, que acusa además a la administración de incumplir el artículo 14 de la Ley 31/1995 en materia de riesgos laborales.
La organización critica que la Conselleria se escude en una instrucción de 2023 sobre confort térmico que traslada la responsabilidad a los equipos directivos “sin dotación económica extraordinaria y con trámites que impiden de facto la adquisición de climatización”. Según Miguel Domingo, secretario de comunicación de la sección sindical, “mientras tanto, las olas de calor se suceden y tampoco se modifican horarios, se adaptan espacios exteriores o se hace un censo de personal vulnerable, a pesar de que las temperaturas rozan el estrés térmico”.






