La autopsia preliminar practicada al cadáver calcinado hallado el miércoles en un paraje de Oliva apunta a que se trata de una vecina de 29 años desaparecida en agosto.
Además del examen forense, el hallazgo de un teléfono móvil y una tarjeta de crédito refuerza esa identificación inicial. La confirmación definitiva dependerá del análisis dental y, por ahora, se desconocen las causas del fallecimiento.
Los objetos localizados junto al cuerpo permiten a los investigadores asociar los restos con la misma persona cuyo rastro se perdió el 9 de agosto, y encajan con la edad y el municipio de residencia. Este tipo de indicios no sustituyen a las pruebas científicas, pero orientan las primeras líneas de trabajo y ayudan a delimitar el entorno personal y los últimos movimientos de la víctima.
Investigación abierta
La Guardia Civil mantiene abierta la investigación desde el hallazgo, que realizaron unos senderistas en una zona de pinar próxima al casco urbano. Se trata de un área transitada y de fácil acceso, lo que explica que el cuerpo haya sido descubierto por particulares, pero el avanzado estado de calcinación y el tiempo transcurrido complican la obtención de indicios fiables.
Casi un mes después de la desaparición, el 4 de septiembre, esa misma franja de vegetación sufrió un incendio que requirió la intervención de ocho medios aéreos por la proximidad de las llamas a las viviendas. Ese fuego pudo alterar el terreno, ocultar restos y degradar pruebas biológicas, un escenario que obliga a los agentes y a los peritos a extremar la cautela en la reconstrucción de lo ocurrido.
Odontología forense
En casos con restos tan dañados, la identificación suele apoyarse en odontología forense y en la comparación con datos previos. Hasta que esas verificaciones concluyan, no se descarta ningún supuesto. Los investigadores revisan el entorno y analizan, si es técnicamente posible, la información recuperable del móvil localizado para trazar las últimas horas conocidas.
La prioridad ahora es certificar la identidad y determinar cómo y cuándo se produjo la muerte. Solo a partir de esas certezas podrán esclarecerse responsabilidades y determinar si hubo participación de terceros o si se trata de un hecho sin criminalidad, un extremo que, por el momento, no puede establecerse.
