El Rey Felipe VI ha subrayado la importancia de invertir en ciencia porque, según ha enfatizado, “el futuro de nuestro país está íntimamente ligado a la investigación científica”. “Y debe estarlo para que se pueda llevar a cabo la principal misión colectiva que en la actualidad tenemos: legar el mejor mundo posible a las próximas generaciones. Que mejoren las condiciones de vida en el planeta y también la convivencia”.
Así lo ha aseverado durante su discurso en el acto de entrega de los Premios Nacionales de Investigación 2023, que han presidido Sus Majestades los Reyes, Don Felipe y Doña Letizia, en el Palau Ducal dels Borja, en Gandia (Valencia). Han asistido también la ministra de Ciencia, Innovación y Universidades, Diana Morant; el ‘president’ de la Generalitat, Carlos Mazón, y el alcalde de Gandia, José Manuel Prieto, entre otras autoridades.
El monarca –que ha comenzado su discurso en valenciano para recordar que es su primera visita oficial a la “ciudad de los clásicos” Ausiàs March, Joanot Martorell y Rois de Corella– ha trasladado la “admiración” y el “apoyo” de la Corona hacia hombres y mujeres “cuya excelente labor, no solo contribuye al progreso y bienestar de la sociedad, sino también al fortalecimiento de nuestro país”. “Sois un orgullo y, sobre todo, sois futuro para un país que tiene, precisamente, ambición de futuro y prosperidad”, les ha dicho.
Don Felipe ha citado a otro poeta valenciano, en este caso a Vicent Andrés Estellés, que consideraba la palabra como “la clau que obri tots els panys”. “Eso es también la ciencia: la llave que abre todas las cerraduras”, ha apuntado el Rey.
“La ciencia no dará todas las respuestas, pero sí plantea las preguntas más adecuadas y revolucionarias para avanzar como sociedad. No adivinará el porvenir, pero sí prevendrá problemas, anticipará situaciones, enfermedades o amenazas, desde la base del conocimiento adquirido durante décadas e incluso siglos de investigación sobre todo aquello que nos rodea”, ha defendido el monarca.
Ha celebrado que “la sociedad española es cada día más consciente del valor de la ciencia”, al tiempo que ha recalcado que, “aunque pueda parecer un mantra, es necesario reiterar que invertir en ciencia es invertir en futuro”.
En este punto, Felipe VI ha resaltado que hoy España “ostenta relevantes liderazgos científicos y tecnológicos”, en campos como la medicina personalizada de precisión o energías renovables, además de encontrarse “entre las principales economías de la UE en digitalización y conectividad”.
Sin embargo, ha advertido que “aún debe afrontar importantes desafíos”, entre los que ha citado “el envejecimiento de la población, el crecimiento de las ciudades y la despoblación rural o la gestión de los recursos naturales, incluida el agua, y la progresiva descarbonización de la economía, o incluso el impacto de la IA y la ambición de desempeñar un papel más importante en todo lo relacionado con el espacio”.
“El capital más valioso”
“Retos a los que podremos responder gracias a nuestro capital más valioso: un capital que debemos seguir cuidando y conectando con la sociedad y con el tejido productivo; un capital que no es otro que nuestra extraordinaria comunidad científica, verdadero ejemplo de humildad y ambición, paciencia y esfuerzo, espíritu emprendedor, predisposición a la colaboración, curiosidad y compromiso”, ha augurado el Rey, que ha concluido: “España os necesita. Cada paso en la senda del conocimiento –conocimiento con conciencia–, lo es en la solución de problemas y en la grandeza de la humanidad”.
Por su parte, la ministra de Ciencia, Diana Morant, –natural de Gandia y que se ha mostrado orgullosa de celebrar la ceremonia en un espacio con más de 600 años de historia– ha calificado a los galardonados como “los arquitectos del mejor futuro”. “Los que construís nuestra casa en un mundo de incertidumbre, de emergencia climática, de escasez de recursos y de retos globales”, ha enumerado.
Lecciones de la pandemia
Ha rememorado, además, que este 14 de marzo se cumplen cuatro años desde la declaración del estado de alarma por la emergencia sanitaria de la covid y ha señalado que una de las lecciones aprendidas de la pandemia fue que “no podíamos ser un país vulnerable y devaluado”. En ese contexto ha aludido a que el Ejecutivo ha realizado “la mayor inversión en I+D+i de toda la historia de nuestro país”.
Los Premios Nacionales de Investigación están dotados con 30.000 euros para cada modalidad, distinguen a personas investigadoras que destacan por su trayectoria y también el mérito de jóvenes –de hasta 40 años– que hayan alcanzado logros relevantes en las primeras etapas de sus carreras.
En esta ocasión, en el área de Biología, el Premio ‘Santiago Ramón y Cajal’ se ha concedido a José López Barneo por sus contribuciones en el campo de la fisiología y neurobiología celular y molecular; mientras que el galardón para Jóvenes ‘Margarita Salas’ ha ido a parar a Miguel Ángel Mompeán García por su visión innovadora de la biología.
El Premio ‘Leonardo Torres Quevedo’, en el área de Ingenierías y Arquitectura, se ha otorgado a Francisco Javier Llorca Martínez por el liderazgo en Ingeniería de Materiales Computacional y el ‘Matilde Ucelay’, a Daniel García González por el carácter disruptivo de sus contribuciones en la conceptualización de materiales multifuncionales e inteligentes.
En Humanidades, se ha distinguido con el ‘Ramón Menéndez Pidal’ a Felipe Criado Boado por ayudar a comprender cómo las sociedades han modificado el paisaje, mientras que el ‘María Moliner’ es para Idoia Murga Castro como referente en los estudios de la danza. El ‘Gregorio Marañón’, en el área de Ciencias de la Salud, se ha entregado a Luis Enjuanes Sánchez por ser referente en el campo de la virología. En este ámbito, el Premio para Jóvenes ‘Gabriella Morreale’ es para Rodrigo Fernández Jiménez por la labor en medicina preventiva y cardiología.
En Ciencias y Tecnologías de los Recursos Naturales, los galardonados son Josep Peñuelas Reixach, que recibe el ‘Alejandro Malaspina’ como referente en la investigación del cambio global, y Marta Martínez Sanz, que gana el ‘Ángeles Alvariño’ por su investigación multidisciplinar desde el punto de vista medioambiental.
El ‘Blas Cabrera’, en Ciencias Físicas, va a Ángel Rubio Secades por sus trabajos en física computacional del estado sólido y el ‘Felisa Martín Bravo’, a Francisco Pelayo García de Arquer por sus contribuciones a la física, química y ciencias de materiales, con aplicaciones en la generación de energía limpia.
Por lo que respecta a Ciencia y Tecnologías Químicas, el Premio ‘Enrique Moles’ se otorga a Jesús Jiménez Barbero, quien destaca por facilitar la comprensión de los mecanismos que regulan los procesos de reconocimiento molecular entre carbohidratos y proteínas; y el ‘María Teresa Toral’, a Silvia Osuna Oliveras por haber obtenido proyectos competitivos del más alto nivel.
En Transferencia de Tecnología, el Premio ‘Juan de la Cierva’ se lo lleva Javier García Martínez, centrado en la química de nanomateriales; y el ‘Ángela Ruiz Robles’, Gonzalo Murillo Rodríguez por la originalidad de su producción científica. El ‘Julio Rey Pastor’, en Matemáticas y Tecnologías de la Información, es para Diego Córdoba Gazolaz por los métodos introducidos en las ecuaciones de la mecánica de fluidos, y el ‘María Andresa Casamayor’ para Xavier Ros Otón por el desarrollo de técnicas nuevas en las ecuaciones en derivadas parciales.
Finalmente, el Derecho y Ciencias Sociales, el Premio ‘Pascual Madoz’ reconoce a Manuel Arellano González, por sus contribuciones a la econometría, y el ‘Clara Campoamor’, a Mónica Martínez Bravo por sus aportaciones al desarrollo económico y economía política