Magdalena
La Feria y Fiestas de la Magdalena son las fiestas mayores de Castellón de la Plana. En ellas se conmemora los orígenes de la ciudad, recordando el traslado de la ciudad desde la colina de la Magdalena hasta el plano fértil litoral en 1251.
Declaradas de interés turístico internacional en 2010, tienen una duración de 9 días y se celebran a partir del tercer sábado de cuaresma.
Historia
Las fiestas de la Magdalena narran el hecho de la fundación de Castellón, por tanto es necesario conocer la historia de la ciudad y la leyenda que la rodea para poder comprender correctamente el sentido de la fiesta y su significado en la vida cotidiana de la ciudad.
Leyenda del traslado
Cuenta la leyenda más popular que los habitantes del Castillo de Fadrell dispusieron su bajada oficial para la tarde del tercer sábado de Cuaresma. Esa noche debían trasladarse a la recién levantada nueva ciudad las mujeres, los niños, las autoridades eclesiásticas con el Cristo Yacente entonces patrón de la villa y las autoridades forales de los recién constituidos Jurats, dejando en su antiguo asentamiento a un pequeño regimiento militar y al Alcaide de la fortaleza.
El traslado tomó un carácter festivo y como eran conocedores de que sería largo y fatigoso, colgaron faroles de sus gaiatos para iluminarse ante la previsible noche que pasarían al raso y ataron a los niños con cuerdas de su fuste para que no se perdieran durante el camino. También cogieron provisiones, especialmente rotllos, panes redondos con un agujero en el centro para colgárselos alrededor de sus cuellos para transportarlos más fácilmente.
Recorrido en la noche
Los antiguos habitantes se encontraron en mitad de la noche con una fuerte tormenta, que les obligó a recoger las cañas que se encontraban durante el camino para sortear los torrentes de agua que se encontraban por el camino. Los pobladores pasaron la noche a la intemperie en la zona de lo que ahora sería la ermita de “Sant Roc de Canet”.
A la mañana siguiente llegaron a la villa tras sortear gracias a sus cañas el río Seco que iba fuertemente cargado de agua tras las lluvias de la noche, siendo recibidos en una de las puertas del recinto amurallado por el lugarteniente del Rey, que en una ceremonia religiosa bautizaron a la villa como “Castelló de la Plana” en honor del Castillo del cual provenían y del lugar geográfico donde desarrollarían su nueva vida.
Esta leyenda, actualmente puesta en entredicho aunque nunca desmentida con datos históricos, explica el origen de la “Gaiata”, de las cañas, de “les Xiquetes del Meneo” y del “Rotllo” como símbolos de la fiesta y de la moderna ciudad de Castellón.
Historia de las fiestas
Con los años y la pacificación de la zona, el Castillo fue abandonado, por lo que ya no se producían las frecuentes visitas entre los dos núcleos de población.
Aprovechándose de sus ruinas, un fraile eremita del cercano monasterio carmelitano del Desierto de las Palmas se instaló en uno de los aljibes que convirtió en ermita dedicada a Santa María Magdalena, iniciándo así un culto muy popular en la zona. Su muerte fue muy sentida por la población castellonense, que acudió en romería para celebrar su última despedida.
A la vuelta empezó a llover fuertemente, lo que les recordó a la leyenda del traslado y decidieron construir una nueva ermita en honor de la santa y celebrar rogativas en los tiempos de sequía y necesidades, marcadas por un fuerte sentido religioso en pleno tiempo cuaresmal.
La Mare de Déu de Lledó
El posterior descubrimiento de la Mare de Déu de Lledó por Perot de Granyana y la construcción de numerosas ermitas más cercanas al núcleo de la villa hicieron decaer la devoción a la Magdalena, a la que solo se recurría en etapas de graves importunios.
La noche del día en el que se celebraba la rogativa a la Magdalena se acostumbraba a hacer desfilar por las calles de la Villa pequeñas “gaiatas” rudimentarias similares a las de la leyenda que representaban los diversos núcleos de población del término alejados de la ciudad amurallada.
En el siglo XV se construyó una “gaiata” de mayor porte y más monumental pagada por los jurats de la ciudad de Valencia conmemorando la extensión de los fueros de esa ciudad a Castellón, a la que popularmente se llamó “Gaiata del Micalet de València”.
Secularización de la fiesta
Del siglo XVIII son los primeros documentos que hablan de la romería como un acto de acción de gracias y recuerdo de la fundación de la ciudad, lo que da a entender que ya no se veía como un acto penitencial en el que pedir favores a Dios si no como un acto festivo con una celebración más continua en el tiempo.
En el año 1836, en plena Primera Guerra Carlista, el objetivo de la Romería fue el ermitorio de Lledó y al año siguiente fue suspendida por el temor a la guerra. En 1865, aparecen las ahora conocidas como “gaiatas de mano”, a las que se añadían vidrios en forma de vasos de colores para obtener diferentes tonalidades de luz.
En el año 1914 se añaden a las “gaiatas” existentes las conocidas como “gaiatas patrocinadas” ya que fueron pagadas por entidades locales como el Círculo Mercantil, la Cámara Agrícola, el Gremio de San Isidro, el Ayuntamiento o el regimiento militar con base en la ciudad.3En 1934 las “gaiatas” fueron sustituidas por otros monumentos construidos por artistas locales.
De 1945 hasta 2020
En el año 1938 las tropas franquistas entran en la ciudad. Muy pronto la ciudadanía se mostró a favor de recuperar sus fiestas populares, pero la grave crisis de la postguerra retrasaron los preparativos hasta 1944 en vistas de reiniciar las fiestas el año siguiente.
El Ayuntamiento convocó un comité organizador al que denominó “Junta Central de Festejos” compuesto por los miembros de la corporación local, falangistas, miembros del Movimiento Nacional, militares y representantes de la sociedad civil castellonense.
Decididos a crear unas fiestas locales en la ciudad, las discusiones se dividían entre recuperar las fiestas tradicionales de la Magdalena tal y como se celebraban hasta el advenimiento de la Segunda República ya que eran las que más casaban con los ideología franquista de cuantas se celebraban antes de la Guerra, implantar un nuevo festejo por el que se apostaba por las Fallas o crear uno nuevo de nueva planta bajo los valores del “Espíritu Nacional”.
La influencia de las fallas
Pronto se decidió en votación volver a celebrar los festejos magdaleneros, pero empezó a discutirse como organizar las fiestas y el bando profallero que había conseguido mucho apoyo tras perder la votación inicial se impuso en cuestiones como la división de la ciudad en sectores y la creación en cada uno de ellos de comisiones para la organización de fiestas populares en su barrio y la construcción de las “gaiatas” así como en la elección de una reina de la fiesta y sus damas que más fervientemente ejemplificaran los ideales de la Sección Femenina y a imitación de la Fallera Mayor de Valencia y su corte de honor.
Pero las discusiones volvieron a enfrascarse en el momento en el que hubo que decidir qué es lo que sería una “Gaiata”. El bando profallero se mostraba abiertamente a favor de imitar en todos los aspectos una falla valenciana e incluso de quemarla el último día de las fiestas, mientras que el otro bando prefería recuperar las tradicionales “Gaiatas de mano” y hacerlas más grandes y espectaculares.
Cuando la discusión llegó a la ciudadanía y las tesis más falleras se imponían entre la sociedad, el vocal de la junta Antonio Pascual Felip zanjó la discusión con la mejor definición de “monumento gaiatero” dada en Valenciano:
La Gaiata es un esclat de llum sense foc ni fum3 “La gaiata es una explosión de luz sin fuego ni humo”
Todos los vocales aplaudieron la tesis de Felip y se zanjó la discusión.
Además la Junta decidió alargar los festejos en una semana en vez de los tres días tradicionales, dedicar un “Día de la Caridad” impuesto por el Auxilio Social para ayudar a los castellonenses más necesitados y la celebración de una ofrenda de flores en honor de la Virgen de Lidón, que es anterior en su tipo a la que se celebra en Valencia en honor a la Virgen de los Desamparados y en Zaragoza en honor a la Virgen del Pilar, instituidas a los pocos años de la castellonense.
La estructura actual
De estas reuniones nació la cabalgata del Pregón, el desfile de “gaiatas”, la ofrenda de flores y el “Magdalena Vítol!” que clausura las fiestas.
Pese a todos los acuerdos tomados, los “monumentos gaiateros” de la celebración de 1945 no se parecen en nada a lo que actualmente entendemos como “Gaiata” ya que se parecían a las fallas al ser monumentos de gran porte, fijos y con formas antropomórficas, aunque fueron iluminadas y no se quemaron el último día de la fiesta. La primera “gaiata” tal y como la entendemos actualmente desfiló por primera vez en 1947 obra del escultor Tomás Colón, acompañando a su comisión en el “Desfile de Gaiatas”.
1947 también fue el año de varios cambios en el programa respecto al inicial y se introdujeron varios elementos que se mantienen hasta la actualidad: se introduce la figura de los “clarines de la ciudad” interpretando la “Marxa del Rei Barbut” de Matilde Salvador que más tarde sería proclamada “Marcha de la Ciudad”; se estrenó el actual “Pregó” escrito por el poeta Bernat Artola, que agradó a la población y se convirtió en discurso permanente desechando la idea de escribir uno nuevo cada año; se trasladó la ofrenda de flores al jueves de Magdalena para darle más realce debido a que el primer sábado de la fiesta tras la cabalgata era muy tarde y de noche y apenas acudían espectadores hasta la ahora Basílica.
Las cintas verdes
En el año 1952 se celebró el séptimo centenario de la fundación de Castellón. Para conmemorarlo el Ayuntamiento pretendió oficializar la Bandera de la ciudad diseñada en los tiempos de la República, pero el gobierno franquista no lo permitió al contener las Barras de Aragón, por aquel entonces un símbolo prohibido, sin embargo se permitió el uso del color verde de la bandera, así se creó un estrecho pendón verde del que colgaban borlas amarillas y rojas que se exhibió en la cabalgata del Pregón y las “cintitas” verdes que son el símbolo más popular de la fiesta en la actualidad.
Cancelación en 2020
l 10 de marzo del año 2020 las Fiestas de la Magdalena fueron suspendidas por la Generalidad Valenciana como media preventiva para frenar la expansión de la epidemia por coronavirus. El gobierno valenciano ante el impacto económico que supone la cancelación de las fiestas, indicó la posibilidad de aplazarlas.
Fechas de celebración en próximos años
Es una característica singular de las Fiestas de la Magdalena el que cada año cambian de fecha, aunque siempre entre los meses de febrero, marzo y abril. Esto es debido a la dependencia que tiene la Cuaresma con la fecha del Domingo de Resurrección, que se calcula mediante el “Computus”. La tradición indica que el traslado se efectuó la noche entre el sábado y domingo terceros de Cuaresma de 1252. Por ese motivo, cuando arraigó la rogativa que se celebraba para demandar lluvia los años de sequía y se convirtió en una romería de carácter anual se celebraba los sábados.
La institucionalización del domingo como día dedicado al Señor hizo que la romería fue trasladada al domingo en 1793 por orden del Obispo de Tortosa Antonio José Salinas Moreno, lo que dio pie a alargar la fiesta en dos días más. Finalmente con la creación de las actuales fiestas en 1945, la fecha del tercer domingo de Cuaresma quedó fijada oficialmente y se creó una semana festiva que prolonga las fiestas hasta el cuarto domingo de Cuaresma.
Así, las próximas celebraciones tendrán lugar en las siguientes fechas:
- Del 19 al 27 de marzo de 2022.
- Del 11 al 19 de marzo de 2023.
- Del 2 al 10 de marzo de 2024.
- Del 22 al 30 de marzo de 2025.
- Del 7 al 15 de marzo de 2026.
El resto de fechas en las que se han celebrado las fiestas se pueden consultar en la página web del Ayuntamiento.
Curiosidades en las fechas
Entre las curiosidades que depara la variación de las fechas, podemos destacar que el año que más temprano se celebraron las fiestas, desde 1945, fue 2008, del 23 de febrero al 2 de marzo; mientras que las más tardías fueron las de 1981, entre el 28 de marzo y el 5 de abril. En los años 1948 y 2032, el Domingo de Magdalena es el 29 de febrero. La singularidad de este día, solo se dará una vez, en todo el siglo XXI.
También ha habido varios años en los que se ha cambiado la fecha de las celebraciones adelantándose o retrasándose una semana, como ocurrió en 1893 para no coincidir con las elecciones del 5 de marzo2 y en el año 2004, cuando la Romería se celebró el cuarto domingo de Cuaresma para no coincidir con las elecciones generales convocadas para el 14 de marzo, tercer domingo de Cuaresma; por lo que ese año las fiestas se celebraron del 20 al 29 de marzo.
Debate sobre posibles cambios de fecha
Ya en la creación de las fiestas en 1945 se inició el debate sobre si las fechas del tercer domingo de Cuaresma eran las más adecuadas para la celebración, debido a que cada año las fiestas se celebrarían en fechas diferentes, lo que podría afectar a la producción laboral de la ciudad y se vería afectada por la mala climatología típica de esas fechas, además de verse opacada mediáticamente por las Fallas de Valencia del 15 al 19 de marzo que hacen que las fiestas fundacionales castellonenses no sean conocidas a nivel nacional e internacional como es debido y no atraigan al turismo.
Los días propuestos para la celebración han sido muy variados, desde el 4 de mayo día de la Coronación canónica de la patrona de Castellón hasta el 8 de septiembre día en que Jaime I firmó la Carta Puebla que dio origen a la ciudad. Pero tanta disparidad de fechas y motivos propuestos ha impedido alcanzar un acuerdo entre todos los entes involucrados y la tradición se ha acabado imponiendo.
El último debate lo abrió el papa Francisco en 2015 al proponer abiertamente a la Iglesia católica y a la Iglesia ortodoxa unificar las fechas de la Pascua en el mismo domingo del mes de abril. Los principales colectivos festeros, económicos, políticos y religiosos valoraron positivamente la intención del Sumo Pontífice e indicaron que lo ideal sería que el Domingo de Resurrección fuera siempre el tercer domingo del mes de abril, lo que permitiría mantener la tradición de la Cuaresma sin coincidir con las fiestas josefinas, al celebrarse las fiestas castellonenses a finales de marzo, y con una mejor climatología.
Año festero
El año festero comienza tras la celebración oficial del “Magdalena Vítol!”. Tradicionalmente, tras la celebración desde el balcón del Palacio Municipal, la reina se acercaba a la puerta de la Torre campanario y volvía a repetir el acto para inaugurar el nuevo año festero.
Realmente, el fin del año festero se produce entorno al 10 de julio, festividad de San Cristóbal uno de los patrones de la ciudad en la que se organizan actos religiosos y festivos en los que participan por última vez las representantes de la Magdalena del año en curso. A partir de esa fecha, las “gaiatas” eligen a su madrina, madrina infantil y presidente infantil y sus damas y damos acompañantes.
Elección de reinas
El último viernes de ese mes, la Junta de fiestas celebra una reunión extraordinaria donde elige a la Reina de las fiestas y Reina infantil de las fiestas y sus cortes de honor y les informa de la noticia mediante una llamada telefónica a casa de las agraciadas realizada por el alcalde o alcaldesa.
8 de septiembre
Alrededor del día 8 de Septiembre, aniversario de la entrega de la Carta Puebla a Castellón por parte del rey Jaime I, aunque dependiendo de las fecha en la que caigan las fiestas del año siguiente, tiene lugar el acto de “Imposición de bandas” en el Teatro Principal en el que se entrega a las madrinas de las “gaiatas”, “Na Violant d’Hongría”, damas de la ciudad y reinas de las fiestas la banda que acredita su posición de honor durante los festejos.
Presentaciones de gaiata y galanías
Este acto marca el inicio de las 19 “presentaciones” de “gaiata” en la que cada uno de los diversos sectores en los que se divide la ciudad presenta a sus madrinas y damas a la sociedad en una acto celebrado en el “Palau de la Festa” los sábados siguientes, excepto en navidades y los días grandes de las Fallas de Valencia si coinciden. Tres sábados antes del inicio de las fiestas tiene lugar el acto de “Homenaje a las Comisiones de Sector” en el que la Junta de fiestas y la Comisión Gestora de Gaiatas reconocen la labor de damas y “damos” así como las tareas realizadas por los miembros de cada “gaiata” durante el año festero.
El siguiente sábado se dedica al acto de la “Galanía a la Reina” donde se homenajea a la Reina de las fiestas con escritos poéticos en la figura del galantejeador y ofrendas florales por parte de las más diversas instituciones locales, autonómicas y nacionales. Durante las dos semanas previas a las fiestas, suelen realizarse los “bautizos de la gaiata” en el “Almacén de las Gaiatas” o Matadero, en el que la madrina mayor y la madrina infantil imponen un nombre a sus respectivos monumentos y descorchan una botella de cava brindando para desear suerte en el concurso de “gaiatas”.
Otros entes de la Magdalena
Las “Gaiatas” y collas también participan de otras fiestas celebradas en la ciudad. Su presencia hace posible la Cabalgata de los Reyes Magos del 5 de enero de todos los años; participan de la Semana Santa castellonense, algunos con su propia cofradía como son els Cavallers con la Cofradía de Santa María Magdalena; dan realce a la procesión en honor a la Mare de Déu de Lledó en sus fiestas patronales el primer domingo de mayo; colaboran con las “Festes de carrer” que se celebran en sus sectores e incluso la “Gaiata 12” organiza las Fiestas de San Pedro del Grao convirtiendo a sus madrinas en las reinas de las fiestas graueras la semana del 29 de junio.
Fuera de esas fechas, las distintas “comisiones gaiateras” acostumbran a realizar multitud de actos y actividades, tanto para el público en general como para ellos mismos, destacando la venta de Lotería de Navidad, del Niño y de otras fechas destacadas en el calendario; y la venta del “llibret” libro que incluye artículos sobre historia o curiosidades del sector o de la fiesta, la presentación de madrinas y damas así como de la comisión y el programa de fiestas paralelo al oficial que organiza cada “gaiata” en la carpa instalada en su sector.