A los pocos días de contactar las víctimas telefónicamente con la supuesta persona que ofrecía estos servicios, comenzaban a recibir en su teléfono mensajes y llamadas amenazantes
Les abordaba por la calle, les decía que estaban siendo atracadas y les colocaba el arma blanca a la altura de los riñones exigiéndoles que le entregasen el bolso o la cartera