Casi un año después de la DANA que dejó 229 fallecidos en Valencia, las asociaciones de víctimas combinan la gratitud por la ayuda recibida con una reivindicación firme: mantener viva la memoria de los fallecidos y lograr verdad, justicia y reparación. Valoran los avances en la instrucción judicial y preparan el funeral de Estado del 29 de octubre como un acto de respeto en el que reclaman protagonismo para las familias.
Las tres principales plataformas agrupan perfiles diversos: familiares de víctimas mortales y personas con daños físicos o materiales. La Asociación de Víctimas Mortales Dana 29 Octubre reúne a casi 200 asociados, entre ellos familias de 5 fallecidos de Letur (Albacete); la Asociación de Damnificados Horta Sud suma 630 integrantes; y la Associació Víctimes de la Dana cuenta con 300 miembros. Todas comparten un dolor emocional persistente y secuelas del trauma de aquella noche, con testimonios de quienes se despidieron de la vida, fueron rescatados en el último momento o vieron cuerpos arrastrados por el agua.
El encuentro con estas asociaciones se desarrolla en una vivienda de Catarroja aún marcada por la riada, donde murió el padre de una de las portavoces. El estado de la casa, con estancias por restaurar y la frase ‘20:11 ni olvido ni perdón‘ pintada en la fachada, resume el impacto material y simbólico de la tragedia y la voluntad de no pasar página.
Ola de solidaridad ciudadana
Las víctimas recuerdan una respuesta social que consideran ejemplar. Primero llegó una riada de gente de Valencia que, según relatan, llenó el llamado Puente de la Solidaridad cuando más lo necesitaban; después se sumaron voluntarios de toda España. Muchos jóvenes acudieron dispuestos a embarrarse, a sacar coches bloqueados y retirar el lodo, y a cubrir necesidades básicas con comida, agua, botas, mascarillas y herramientas. Ese apoyo, afirman, les puso en el mapa en los días en que se sentían desorientados y sin recursos, y fue determinante para afrontar la emergencia mientras se restablecían los servicios.
El funeral de Estado del 29 de octubre lo vivirán como un acto de memoria individual y colectiva. Piden que el foco esté en los familiares, para reconocer a quienes ya no están y dar un espacio de duelo compartido que ayude a canalizar el dolor y la exigencia de no repetir errores.
Memoria, justicia y responsabilidades
En el plano político, las asociaciones sostienen que no se han asumido responsabilidades. Describen una sensación de bucle, de dar vueltas sin cambios tangibles, y subrayan que no se reunirán con el president de la Generalitat, Carlos Mazón, a quien piden la dimisión. Una de las portavoces afirma que más del 80 % de la sociedad valenciana no lo acepta y reclama su salida. También critican que la comisión de investigación sobre la DANA en Les Corts no haya citado todavía a las víctimas.
Desde su punto de vista, el movimiento asociativo ha empujado a administraciones y gobiernos a trabajar. Los últimos vídeos conocidos sobre el Cecopi del día de la DANA, explican, han incrementado el malestar entre sus bases. En su momento llegaron a valorar un encuentro con el president bajo condiciones, pero ahora esa opción les genera rechazo por falta de avances y de asunción de errores.
En el ámbito judicial, elogiaron la labor de la jueza de Catarroja, Nuria Ruiz Tobarra, a quien describen como cercana y diligente. Destacan su celeridad, autos claros y lenguaje directo, algo que les aporta tranquilidad y la sensación de que, a través de las resoluciones, se va conociendo la verdad. No obstante, lamentan que solo se haya imputado a dos de las seis personas cuya investigación reclamaban y que no se esté analizando un posible delito de omisión de socorro por parte de las administraciones en los días posteriores a la DANA.
Mirando al medio y largo plazo, las asociaciones aseguran que seguirán siempre activas para evitar el olvido. Plantean impulsar un memorial anual y promover aprendizajes en centros educativos sobre qué no hacer ante avisos de la Agencia Estatal de Meteorología. Asumen que la vía judicial será larga porque la justicia es lenta, y por eso buscan también una reparación social y política. Cada semana se suman nuevos socios y, aunque en el futuro puedan cambiar las personas al frente, el objetivo común se mantiene: que la memoria, la verdad y la justicia guíen la reconstrucción y las decisiones públicas.
