El alcalde de Massanassa (Valencia), Francisco Comes, ha declarado que el CEIP Lluís Vives, donde este domingo se ha producido un trágico accidente con un operario fallecido y otro herido, estaba catalogado como un edificio de nivel “rojo”, lo que implica que debía ser derribado.
Un edificio marcado para su demolición
Según ha explicado el primer edil, el colegio había sido revisado previamente por arquitectos de la Conselleria de Educación, quienes determinaron que su estado estructural requería su demolición. “El edificio estaba catalogado como rojo, lo que significa que lo tienen que derribar”, afirmó Comes en declaraciones a los medios.
El trágico suceso ocurrió cuando un equipo de operarios de la empresa Tragsa realizaba labores en el exterior del centro. Según las primeras investigaciones, el accidente se produjo debido al colapso de una estructura metálica exterior que funcionaba como porche, conectando dos edificios del colegio.
Trabajos en el exterior
El alcalde ha asegurado que el Ayuntamiento fue informado días antes sobre los trabajos que se llevarían a cabo en el centro. “En el caso de este colegio, me parece que eran trabajos fuera, no dentro ni bajo el edificio”, precisó.
La estructura afectada protegía el paso entre los edificios del colegio, pero su colapso acabó con la vida de un operario de 51 años, mientras que otro trabajador, de 35 años, resultó herido y fue trasladado al hospital.
Condolencias municipales
Tras el accidente, la corporación municipal de Massanassa ha lamentado profundamente lo ocurrido y ha transmitido sus condolencias a la familia y allegados del trabajador fallecido. “Lamentamos profundamente esta pérdida y enviamos nuestras más sinceras condolencias a la familia, amistades y compañeros de la empresa”, expresó el consistorio en un comunicado.
La situación del Lluís Vives tras la DANA
El CEIP Lluís Vives había sido severamente afectado por la DANA que azotó la provincia de Valencia el pasado 29 de octubre. El centro fue uno de los edificios marcados como de máxima prioridad debido a los daños estructurales sufridos. Su categorización como “rojo” implicaba la necesidad de medidas extremas, incluida su demolición, para garantizar la seguridad de sus usuarios y trabajadores.
La Conselleria de Educación deberá aclarar ahora las razones por las que se permitieron trabajos en un edificio en tan mal estado y las medidas de seguridad adoptadas en el lugar. La investigación del accidente está en manos de la Policía Científica, que deberá determinar si el edificio representaba un riesgo inminente y si el trabajo en el lugar cumplía con las normativas de seguridad.