Anna es ucraniana, pero con corazón valenciano desde que pisó por primera vez Cofrentes en el 2000. Allí se encontró con una familia que la acogió con los brazos abiertos y que gracias a los programas de la fundación Juntos por la Vida, se convirtió en la suya. Fue tal la acogida y la unión entre ambas partes, que Anna llegó a ser reina de las fiestas con tan solo 9 años, cuando subió al escenario y dio las gracias a todos los vecinos y vecinas porque tenía dos países, dos pueblos y dos familias.
Ese vínculo ha traspasado las fronteras y cada año Anna visita la localidad valenciana para reencontrarse con los suyos, con su familia española. La última vez que estuvo en Cofrentes fue el pasado mes de enero, y a pesar de que la situación ya era tensa, estaba muy contenta porque tenía su casa, su marido, su trabajo y una vida perfecta en Irpin (Ucrania), tal y como explica Rosa Laguarda a Actualitat Valenciana. Sin embargo, la semana pasada, la invasión rusa pausó su felicidad y lo que eran sonrisas se transformaron en preocupaciones, explosiones y terror.
El jueves de madrugada cuando comenzaron los bombardeos en Irpin, Anna y su marido decidieron abandonar su casa para trasladarse a un pueblo seguro a algunos kilómetros de las explosiones. A pesar de la ayuda y la insistencia para que abandonara la zona del conflicto, Anna no ha querido dejar atrás ni a su país, ni a su marido ni a su padre, que están obligados a combatir y defender su país por la ley marcial.
Para tranquilizar a su familia valenciana, preocupada desde el primer minuto por la situación de la joven, y “combatir las informaciones falsas”, que asegura se distribuyen por las televisiones rusas y las redes sociales, empezó a escribir crónicas diarias narrando sus viviendas de la guerra y los acontecimientos que golpean a Ucrania. Estos diarios los distribuye cada día Rosa, su madre valenciana, en su cuenta personal de Facebook, ya que asegura que es la única forma que tiene de ayudar a su hija “desde aquí”.
Estas son algunas de las crónicas que Anna manda cada día a Rosa, quien explica que cada vez son más cortas y escasas, que las consecuencias de la guerra empiezan hacer mella en la joven ucraniana.
Sábado 26 de febrero (Primera crónica)
“¡Matan a la gente civil! Las bombas caen en las casas de niños que se crian sin padres (cuando dentro hay 50 niños), en las escuelas, en las guarderías, en los pisos, los tanques pasan por encima de los coches llenos de gente civil, entran a las casas y disparan a todos los que están dentro. Lo hacen adrede, no es un fallo!!! (…) Ayer mataron a más de 3000 personas del ejercito ruso, antes de ayer más de 1000. Rusia dice que no tiene perdidas en el ejercito!!! Todo mentira!Pasarlo a todos, decirlo en redes sociales, salir a decirlo en publico, por favor”.
Martes 1 de marzo
“Hola a todos! Aquí bien. En mi Irpin otro ataque muy fuerte. Están sin luz ni agua. Parece que después de la reunión de ayer han empezado con más fuerza. Los tanques rusos sacan la “bandera blanca” y después de acercarse empiezan a disparar… o por ejemplo, tapan sus señales o banderas y sacan la Ucraniana como si fueran nuestros tanques….Fuertes explosiones en Kiev, han disparado al “edificio del hospital de maternidad”… son inhumanos… no dejan llevar comida a la gente civil.. en Charkov al sur de Ucrania han tirado una bomba al edificio del ejército y hay más de 70 personas muertas”
Jueves 3 de marzo.
“Hola! Nos hemos organizado para hacer turnos de vigilancia por la noche para protegernos. Ayer hubo explosiones en la estación de trenes donde se estaban evacuando mujeres y niños dan asco, ya no los entiendo… ahora ya desde hace dos días tiran “bombas de vacío” que son muy fuertes. Una bomba así destroza un piso de 9 plantas … es una tortura estar así sin poder hacer nada… pobres niños“
“A una nena de 6 años le han tenido que amputar las piernas. En una ambulancia que llevaba un niño han disparado al medico que iba a operarlo…ya no me dan ninguna pena los que lo hacen !!! No tienen corazón, son piedras no son personas! (….) Rusia lo que quiere es que dejemos nuestros territorios de Crimea, Lugansk y lo que pertenece a Lugansk y Donetsk. Qué retiremos todas las armas y no pensemos entrar a la OTAN. Y dejemos de organizar el ejército Ucraniano…. Es decir que tomemos la decisión de que hemos perdido”
Sábado, 5 de marzo
“Esto es Irpin (su pueblo) hoy. Han destrozado lo que era la vía de trenes y dicen los que han estado que todo está ardiendo. Disparan a los corredores verdes, es una locura. Esto es el corredor verde que han hecho y al final les han empezado a tirar bombas y se han escondido debajo del puente. (acompaña una imagen) Estaba ahí la hermana de mi amiga Anastasia con su madre”
También a todos los que salían con sus coches por los corredores verdes el ejército ruso les ha sacado de sus coches y les han cortado las ruedas para qué no puedan salir. Han entrado a Irpin y están pillando gente para hacer un muro humano para ponerlo delante de los tanques para entrar a Kiev. (…) Esto no es una guerra es un genocidio de ucranianos”.
Lunes, 7 de marzo
“No sé ni qué decir… En Irpin, Bucha Gostomel, no dejan que entre ni agua ni comida ni medicamentos, no hay cobertura ni gas para calentarse, tampoco dejan salir de Irpin a la gente. Ayer mataron a una familia (2 niños y dos padres) cuando querían salir, ya estaban en la salida. A una amiga mía saliendo anteayer con el coche le dispararon, ha podido escapar, ha tenido esa suerte…“
La casa de mis padres ayer salió en la tele, está sin puertas y sin ventanas. La de al lado toda quemada. Los que se han quedado en Irpin Bucha Gostomel no tienen señal porque no tienen ni cobertura ni luz para cargar el teléfono. Los padres de mis amigos están ahí todos. La última noticia era que les están sacando de los sótanos y metiendo al cautiverio ruso (…) Bueno, esto es lo que puedo contar, ya 12 días de infierno! No hay ni lágrimas ni palabras ya… sólo pidiendo a Dios que se salve más gente (…) Y que tomen las decisiones antes de que muera más gente, porque esto no es una serie de miedo, esto es la realidad!“
Estas historias que cuenta Anna suceden desde hace 14 días en las calles de Ucrania desde que inicio la invasión Rusa. Como cada día Rosa, sigue mirando en su móvil la notificación de los mensajes de Anna, que le devuelven la esperanza y le unen un poco más a su hija. Una hija, que vive ahora entre bombas y a más de 3.000 kilómetros en medio de una guerra.