La propuesta que se estudia este martes a nivel estatal para sacar adelante una nueva norma que incluya revisiones en Pediatría para identificar posibles adicciones tecnológicas, puede ser una paso importante en la prevención de un problema del que hace mucho tiempo que los profesionales sanitarios ya están alertando. Sin embargo, el camino se queda a medias si en caso de detectarse, los facultativos se encuentran con que no tienen recursos específicos donde derivar a sus pacientes.
La presidenta de la Asociación Valenciana de Pediatría de Atención Primaria (AVALPAP), la doctora Gloria Gil Grangel, explica en declaraciones a este medio que quizás “si las revisiones son una forma de intentar prevenir, el informar a las familias de que las adicciones son un problema de salud, les puede hacer reaccionar”.
La doctora Gil apunta que igual que se explica “la importancia de cepillarse para prevenir las caries, el que se tenga la información adecuada y de la mano de las fuentes que corresponde” es algo importante, aunque señala que el problema no es nuevo y desde pediatría se lleva tiempo advirtiendo. “Con lo cual, cualquier pediatra estará de acuerdo en que es clave informar”, añade.
No obstante, y a expensas de saber de qué manera se aplicará la propuesta que este 4 de junio se debate sobre la mesa, subraya también que “en caso de que se hiciera un cribado el problema radica en que “si a un niño se le detecta una adicción, yo no tengo un recurso específico donde enviarlo y salud mental, además de estar desbordados tampoco disponen de unidades especializadas para estos casos”.
Desde el Departamento de Salud del Hospital General de Castelló, donde actualmente trabaja como pediatra la presidenta de AVALPAP, la situación no es distinta a la otros departamentos. Además, la magnitud social de un problema que se agrava cada vez más y va en aumento, “con niños que tienen puesta la tablet en el carrito”, intenta contar con la tutela del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (Cisns).
Su objetivo, dicen, es “promover estudios de uso por franjas de edad, con el fin de elaborar guías de recomendación de exposición progresiva, limitada y acompañada”, pero la realidad es que ya hace mucho tiempo que decálogos con recomendaciones, consejos e informaciones, cuelgan en las paredes de muchas salas de espera pediátricas. Y a la voz de alarma de los profesionales de la salud, tanto en Atención Primaria como dentro de la Medicina Comunitaria y la pediatría.
Cabe recordar que, como recoge la norma, el anteproyecto de ley orgánica para la protección de los menores en los entornos digitales tendrá, entre otros apartados, un protocolo específico para detectar los usos problemáticos de la tecnología dentro de las revisiones periódicas que se realizan desde Pediatría.
Es decir, unas advertencias o recomendaciones que ya eran muy habituales en muchas consultas de pediatría y que, a posteriori, se estudia plasmar en forma de un protocolo que, para muchos profesionales, como siempre llega tarde y no acompañado de los recursos necesarios para que sea lo eficiente que debería.