Hoy comienza el juicio contra cuatro personas acusadas de usar una marca de aceite para motor y sus elementos distintivos para comercializar este producto desde un establecimiento de Museros, sin disponer del permiso de la empresa que tiene la titularidad original de la misma y sin usar los comercializadores autorizados.
Los hechos ocurrieron entre los años 2014 y 2015 cuando, según mantiene la acusación pública, los procesados vulneraron los derechos de propiedad industrial de los titulares de la marca al ofrecer, sin autorización, productos con pegatinas o etiquetas con la denominación original, confundibles por la misma, tanto es su aspecto físico como en su presentación.
La Fiscalía, que calcula que el perjuicio ocasionado para el titular de la marca fue de más de 129.000 euros, pide para cada uno de los procesados tres años y nueve meses de prisión por un delito contra la propiedad intelectual.
