La manifestación convocada por entidades nacionalistas en Valencia para exigir la dimisión del president de la Generalitat, Carlos Mazón, y su Consell, concluyó con una serie de actos vandálicos y enfrentamientos. Lo que inició como una marcha pacífica frente al Ayuntamiento se tornó violento cuando elementos de izquierda radical comenzaron a lanzar objetos como bengalas y botellas, generando una respuesta de los antidisturbios que cargaron contra los manifestantes.
Daños en el Ayuntamiento y la sede de la Generalitat
El Ayuntamiento de Valencia fue uno de los principales escenarios del altercado, quedando cubierto de pintadas y barro. Los manifestantes también destrozaron la oficina turística situada en la plaza, agravando el impacto de los disturbios. Por otro lado, los enfrentamientos se trasladaron a la sede de la Presidencia de la Generalitat, donde algunos manifestantes lanzaron barro contra el edificio e imprimieron manos rojas en la fachada, simbolizando las “manos manchadas” de las autoridades.
Respuesta y consecuencias
Las acciones provocaron momentos de gran tensión, con la policía antidisturbios actuando para contener la violencia y proteger tanto a los edificios públicos como a los manifestantes pacíficos. Las pintadas y daños materiales reflejan la acción de grupos radicales que aprovecharon la protesta para expresar su rechazo mediante actos vandálicos. La situación ha dejado a Valencia marcada por las consecuencias de una manifestación que terminó desviándose hacia la violencia.