El informe médico-forense remitido al Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Sueca, que investiga la muerte de un hombre nonagenario en la localidad valenciana de Cullera en agosto de 2023, no confirma que el fallecido presentara una sobredosis de fármacos o envenenamiento. Este informe se basa en el historial médico y tratamientos que recibía el anciano, al que no se le practicó la autopsia y fue incinerado tras la muerte.
Así se desprende de las conclusiones del informe, al que ha tenido acceso Europa Press, que ha sido ya remitido al juzgado que investiga desde junio de este año a la cuidadora del anciano y a un sacerdote por presuntos delitos de extorsión y homicidio. Ambos están en libertad con medidas cautelares.
La investigación se centra en el fallecimiento del anciano, de 91 años, que cambió su testamento a los 18 días de que la cuidadora investigada comenzara a trabajar para él, en julio de 2023. Mes y medio después, el hombre falleció por una insuficiencia respiratoria sin que se le llegara a hacer la autopsia, fue incinerado y dejó una vivienda para la mujer y 6.000 euros a la parroquia.
Fue un sobrino del fallecido el que interpuso una denuncia a finales de 2023 tras descubrir que la cuidadora de su tío figuraba como heredera universal de este. En la causa se investiga si la cuidadora le administró a la víctima más medicación de la recetada para provocar su muerte y quedarse con la herencia, en connivencia con el sacerdote, este último representado por el abogado Juan Molpeceres.
En este contexto, se solicitó un informe médico-forense con el objetivo de aclarar la causa del fallecimiento del anciano, por si fuera compatible con muerte violenta o, en su caso, por envenenamiento o por cualquier otra circunstancia relevante.
La forense, para elaborar su informe, ha revisado diferente documentación relativa a la historia médica del anciano, sus tratamientos e ingresos hospitalarios, haciendo hincapié en sus últimos meses de vida.
Tras examinar la documentación, la forense indica en su informe que se trataba de un hombre pluripatológico, “de origen natural”, al tratarse de enfermedades de origen neoplásico, metabólico, degenerativo y arrítmico.
El anciano presentó, según el mismo informe, un deterioro más o menos acelerado en las últimas semanas de vida, en las que se describieron alteraciones conductuales y alucinaciones visuales por las que se pautó tratamiento antipsicótico y otros fármacos.
Según la forense, no existe evidencia de que la clínica que presentaba el anciano tenga un origen tóxico por responder a una patología común como son los cuadros de deterioro en demencias propios de personas de edad avanzada, aunque no quedaban recogidos antecedentes de la misma hasta las últimas semanas.
Y añade que aun siendo la clínica referida a la esfera mental, fruto de la exposición a psicofármacos, no existe posibilidad de diferenciar si esta procede de su dosificación normal o ha existido una sobredosificación, ya que estos efectos pueden verse como efectos adversos a las dosis terapéuticas pautadas y no se han recogido otros signos de intoxicación que hayan alterado las funciones vitales.
PATOLOGÍAS CRÓNICAS DESCOMPENSADAS
Por ello, la forense concluye que la muerte del anciano debe entenderse como el resultado de un conjunto de patologías crónicas descompensadas y agravadas por infecciones recurrentes.
Además, señala que la clínica previa al fallecimiento no puede apuntar por sí misma a la existencia de una sobredosificación de fármacos o envenenamiento, ya que los síntomas a nivel mental son propios de demencias degenerativas y que, incluso, en el supuesto de tener un origen farmacológico, pueden aparecer a dosis terapéuticas, quedando recogida la prescripción de fármacos antidepresivos y antipsicóticos en la historia clínica.