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lunes, 29 abril 2024

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El testigo clave de la ‘caja b’ del PP de València se desdice y trata de exculpar a Grau

La confesión de Gordillo fue esencial en la investigación de esta parte del caso Imelsa, puesto que fue exempleado de Laterne y además trabajó a las órdenes del exvicealcalde Alfonso Grau

Jesús Gordillo, el exasesor del exvicealcalde de València Alfonso Grau que reveló las supuestas corruptelas del PP de la ciudad para la financiación de las campañas electorales de Rita Barberá de 2007 y 2011, ha ofrecido este miércoles una declaración radicalmente contraria a la que prestó ante la Guardia Civil y el juez instructor para tratar de exculpar a Grau.

A pesar de las advertencias del presidente de la Sección Segunda sobre las posibles consecuencias de un falso testimonio, este exasesor ha atribuido hoy al empresario ya fallecido Vicente Sáez la propiedad de 350.000 euros en efectivo (supuestamente destinado para sufragar gastos electorales del PP en 2007) que en fase de instrucción atribuyó a Grau.

Preguntado por este cambio de versión, Gordillo ha asegurado que declaró “presionado” ante la Guardia Civil, que fue víctima de “preguntas capciosas o malintencionadas”, que su situación de salud “no era buena” y que, además (esto lo ha revelado cuando llevaba más de una hora declarando), un hombre le paró “en una calle poco transitada de València” y le amenazó mostrándole una foto de sus hijos.

“Me entregó una documentación, me dijo que la llevase al fiscal, le dije que no y me enseñó una foto de mis hijos”, ha señalado este testigo, antes de aclarar que tuvo la documentación dos días en casa “sin mirarla” y que finalmente decidió entregarla a una periodista, a la que pidió una copia que todavía está esperando.

Tras escuchar estas palabras, la Fiscalía Anticorrupción estudiará la posibilidad de pedir a la Sala que investigue a este testigo por falso testimonio en el trámite final de presentación de informes.

La confesión de Gordillo fue esencial en la investigación de esta parte del caso Imelsa, puesto que fue exempleado de Laterne (grupo de comunicación que trabajó para el PP en sus campañas) y además trabajó a las órdenes del exvicealcalde Alfonso Grau.

Según consta en el sumario del caso, Gordillo hizo llegar a la Fiscalía -con la mediación de un periodista- documentos y facturas de pagos efectuados por Laterne correspondientes a actos de la campaña del PP de 2007, así como un contrato del 3 de abril de 2007 en el que Grau, como “mandatario del PP de València” suscribe con la citada empresa los servicios para la campaña por 150.000 euros.

También aportó correos electrónicos en los que, al parecer, se dan instrucciones para “eliminar la referencia del PP o a actos de campaña en la facturación” de las empresas que subcontrató Laterne.

La Guardia Civil observó indicios de autenticidad en toda esa documentación, por guardar relación con las declaraciones realizadas por la empresa a la Agencia Tributaria.

Esa documentación, según declaró Gordillo a la Guardia Civil, se la quedó cuando trabajaba en Laterne por recomendación de Grau.

Según su relato en fase de instrucción, tras la campaña de 2007 Laterne no había pagado a varias de las subcontratas, por lo que Grau le ordenó que recogiese de Secopsa un cheque de 150.000 euros y le entregó 350.000 euros en billetes de 500 para hacer frente a dichas deudas.

Hoy, en cambio, ha señalado al difunto empresario Vicente Sáez (Laterne) como el propietario de esos 350.000 euros de procedencia indeterminada y ha insistido en que “nunca” ese dinero salió del bolsillo de Grau.

Gordillo ha sido interrogado reiteradamente por el presidente de la Sala, además de por el fiscal, sobre el motivo de sus contradicciones, y entre sus respuestas ha incluido motivos como que declaró de madrugada, en sesiones extenuantes, bajo presión, que se estaba divorciando y sufría una depresión, que se medicaba, que se equivocó o que fue víctima de preguntas “capciosas o malintencionadas” por parte de los agentes de la UCO, todo ello antes de revelar -por primera vez- el episodio de supuestas amenazas, sobre el que no ha dado más detalles.

De los siete testigos citados este jueves solo uno, una exasesora de prensa de Barberá, ha ratificado plenamente lo que declaró anteriormente, concretamente la operativa (archivada y fuera de esta causa) por la que el grupo municipal del PP reclamó a asesores y concejales en 2015 el ingreso de 1.000 euros en la cuenta del partido que posteriormente se devolvían en dos billetes de 500.

El fiscal ha insistido, pese a las protestas de las defensas, en la necesidad de interrogar a la testigo sobre estos hechos, pues servirán, a su juicio, para demostrar que el PP de València manejaba fondos en metálico con los que abonaba gastos electorales.

No los ingresé nunca, me lo pidieron y me indicaron que la orden venía de -Mari Carmen- García Fuster -secretaria del grupo municipal-, pero no lo hice porque no me pareció una práctica clara. ¿Si el partido tenía dinero por qué hacía falta ese ingreso?”, ha asegurado esta testigo.

De los cinco testigos restantes, todos ellos vinculados laboralmente con Laterne, dos de ellos son familiares de alguno de los procesados (un primo hermano de Juan Eduardo Santón y una familiar lejana de Grau).

Ha sido una constante en sus declaraciones que no recordasen con exactitud aquellos aspectos que podrían resultar incriminatorios y que explicaron a la Guardia Civil o el juez sobre el presupuesto que manejó el PP para las campañas electorales, las indicaciones que supuestamente se dieron a los proveedores de Laterne para que cambiasen el concepto de las facturas y suprimiesen cualquier alusión al PP o a la campaña electoral.

Esta falta de memoria ha obligado al tribunal a exhibir a los testigos tanto sus declaraciones como documentación que obra en el sumario, entre ella facturas que fueron modificadas o correos electrónicos en los que una testigo y exempleada de Laterne pedía abiertamente a los proveedores que cambiasen el concepto de sus facturas. 

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