La Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil concluye en un reciente informe remitido al juez del caso Koldo que Pedro Sánchez conocía la existencia de una red de corrupción interna en el PSOE cuando en julio de 2021 destituyó al entonces ministro de Transportes, José Luis Ábalos. Según el documento, el presidente del Gobierno fue informado de los vínculos de Ábalos con el cobro de comisiones ilegales y actuó para proteger al Ejecutivo sin hacer pública la magnitud del escándalo.
El informe recoge grabaciones y mensajes entre Koldo García, asesor de Ábalos, y Santos Cerdán, secretario de Organización del PSOE, en las que se detallan pagos de hasta 620.000 euros procedentes de adjudicaciones públicas. Los investigadores sostienen que Cerdán gestionaba el reparto del dinero, y que tanto él como Koldo formaban parte de una estructura establecida desde años antes para beneficiar a empresas amigas, especialmente constructoras como Acciona.
Grabaciones comprometedoras
En una de las conversaciones interceptadas, Koldo menciona directamente a Ábalos como destinatario de parte del dinero, y señala a Cerdán como el encargado de realizar las gestiones. También se incluyen registros judiciales y registros a empresas y domicilios en varias comunidades, como Navarra y la Comunidad Valenciana, en busca de pruebas documentales que refuercen la investigación.
El informe va más allá al revelar que la presunta red de favores dentro del PSOE se remonta, al menos, a 2014. Una grabación de ese año muestra indicios de manipulación en las primarias que llevaron a Sánchez a la secretaría general del partido.
Crisis interna en el PSOE
El contenido del informe ha provocado un terremoto interno en el PSOE. La renuncia de Santos Cerdán, la citación judicial de Ábalos y Koldo para los días 24 y 25 de junio, y las voces que piden un congreso extraordinario anticipan una etapa turbulenta para el partido.
La imagen de Sánchez como impulsor de la regeneración política se tambalea. La UCO considera probado que el presidente no fue ajeno a la trama y que su decisión de apartar a Ábalos fue una maniobra calculada para contener el daño político. Ahora, la presión sobre Moncloa se intensifica.