El doctor José Florián Mateo Olmo ha sido reconocido con el X Premio al Mejor Médico Rural, otorgado por la Fundación del Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Valencia (ICOMV) y la Diputación de Valencia. Este galardón destaca su dedicación de casi 46 años al cuidado de pacientes en zonas rurales. Hay una especial mención a su labor en Rafelcofer (Valencia), donde ejerció hasta su jubilación en abril de 2024.
Un premio que defiende la equidad sanitaria
La ceremonia se celebró en el Salón Alfons el Magnànim del Centre Cultural La Beneficència. Estuvo presidida por Vicent Mompó, presidente de la Diputació. También contó con la participación de la doctora Mercedes Hurtado, presidenta de la Fundación del ICOMV; Eva Suárez, directora general de Atención Primaria; e Immaculada González, diputada de Bienestar e Inclusión Social.
Durante su intervención, Hurtado recordó que este premio nació hace una década para visibilizar la labor de los médicos que garantizan la atención sanitaria en municipios de menos de 15.000 habitantes. “La medicina rural es clave para asegurar la dignidad y el acceso igualitario a la salud, sin importar el código postal”, afirmó. También insistió en la necesidad de políticas que fomenten esta vocación entre las nuevas generaciones.
Un compromiso con la cohesión territorial
Vicent Mompó subrayó la conexión entre la labor de los médicos rurales y la supervivencia de los pueblos más pequeños. En su opinión, el acceso a servicios básicos como la sanidad es esencial para evitar la despoblación. “El trabajo de profesionales como el doctor Mateo ayuda a sostener la vida en nuestros pueblos”, dijo.
El presidente provincial reivindicó el papel de la Diputación como garante de servicios de calidad en todo el territorio. Además, destacó que el galardón también es un símbolo del compromiso institucional con el medio rural.
Medicina personalizada y relación con el paciente
En su discurso, el doctor Mateo agradeció el reconocimiento y dedicó el premio a todos los médicos rurales. Reivindicó el valor de la medicina personalizada, centrada en el vínculo duradero con los pacientes y en una atención basada en el conocimiento mutuo. También propuso reforzar los consultorios rurales con personal administrativo, pediatras y enfermería, como complemento necesario al trabajo del médico de familia.
Para Mateo, la consulta presencial sigue siendo la herramienta esencial del médico rural. “La medicina rural es la verdadera medicina de familia integral”, concluyó.
Es un galardón anual concedido por la Fundación del ICOMV y la Diputación de Valencia para reconocer la trayectoria de médicos que han ejercido en municipios rurales, con el objetivo de visibilizar su papel esencial en la sanidad.
La medicina rural garantiza atención sanitaria a poblaciones alejadas de los grandes núcleos urbanos, contribuye a la equidad y es clave para luchar contra la despoblación en zonas con menos recursos.
Entre los principales desafíos están la falta de relevo generacional, la necesidad de más recursos humanos y materiales en consultorios rurales, y la integración plena en el sistema sanitario con políticas de apoyo sostenido.