Activistas ecologistas y vecinos y vecinas de la localidad de Camporrobles se han atado, este jueves 7 de diciembre, a las vías de su estación de tren con carteles en los que se leía “¡Tenemos vías, queremos cercanías!” para protestar por el desmantelamiento de la línea de cercanías Utiel-Aranjuez. La acción se ha enmarcado dentro de un ciclo de acciones y charlas que ha durado hasta el viernes 8 y que ha llevado por nombre “Camporrobles se levanta de nuevo”, en cuya organización han participado Joventut Pel Clima València, la Aliança per la Emergència Climàtica de València, la asociación Tren a Camporrobles y la Plataforma del País Valencià per un Tren Públic, Social i Sostenible.
Estas jornadas han incluido la acampada en la localidad de algunos de los activistas que han participado en la acción y que se habían desplazado desde València para apoyar esta lucha vecinal. Además de la acción en las vías, se proyectó el documental Desmantelando la línea, de Joel Chaou, que explica el impacto social del tren en Camporrobles y en las localidades vecinas; se organizó una mesa redonda con Juan Ramon Ferrandis, sindicalista y ferroviario, y Andrea Márquez, miembro de Acció Ecologista Agró; y se visitó el yacimiento arqueológico de ‘El Molón’.
El tren dejó de pasar por esta localidad a causa de las nevadas de Filomena, en 2020. Mientras que aquel corte del tráfico ferroviario por causas meteorológicas fue algo puntual en otros lugares de la península afectados por la nevada, en Camporrobles se ha prolongado hasta hoy en día. Ahora, activistas y ciudadanía, con estas acciones, exigen a las instituciones pertinentes “la reapertura de la línea Utiel-Aranjuez y la prolongación de la línea C3 hasta las localidades de Las Cuevas y Camporrobles”.
“Esta acción también pasa por conocer e implicarnos en el patrimonio, la historia, el contexto y la gente de Camporrobles”, cuentan activistas de Joventut Pel Clima. Con esta acción, se pretende demostrar que “no solo en Dubai se puede hablar de crisis climática, sino que la ciudadanía de lugares como Camporrobles también tenemos voz propia” y exigir que “la ruralidad deje de ser entendida como auxiliar de la ciudad”.
En el manifiesto de la acción se exige también que “se oriente la política de transporte ferroviario a atender las necesidades de una transición ecológica justa y democrática, abandonando la pretensión de la privatización de un servicio público como es el tren que es utilizado por el 96% de las personas de este país”, así como “el cese en las inversiones en Alta Velocidad como tren devorador de recursos económicos y medioambientales, favoreciendo la despoblación de la España vaciada y creando más diferencias entre el mundo rural y las ciudades”.
