El hombre acusado de provocar dos incendios en la Dehesa del Saler, zona integrada en el Parque Natural de la Albufera, ha negado ser el autor de los fuegos. De hecho, sobre uno de ellos ha indicado que no se encontraba por la zona mientras que, sobre el otro, sí ha dicho que vio las llamas, se acercó y llamó «lógicamente» al ‘112 Comunitat Valenciana. «No huía de allí», ha declarado.
El acusado se ha defendido así en el juicio que se ha celebrado contra él en la sección primera de la Audiencia Provincial de Valencia por unos hechos por los que la Fiscalía le solicita seis años de prisión –le atribuye un delito continuado de incendio–. Por su parte, el Ayuntamiento de València, acusación popular, le reclama la misma pena y el pago de una responsabilidad civil de más de 120.000 euros, así como 10.000 euros para el pago de una multa.
Inicialmente se atribuía al acusado 14 incendios pero finalmente se le ha llevado a juicio por dos de ellos puesto que, sobre el resto, el juez instructor no vio indicios sólidos para mantener la acusación contra el hombre.
En el año 2000 fue juzgado por un incendio también en El Saler, a causa de un artefacto pirotécnico, pero se le absolvió al no quedar probada la intención de provocar el fuego. Cinco años más tarde también se le intentó atribuir otro fuego en la zona.
El acusado, en este momento, se sienta en el banquillo por dos incendios: uno que tuvo lugar el 21 de octubre de 2023 y, otro, el 14 de enero de 2024 cuando, según el relato de la acusación pública, el procesado prendió fuego a vegetación, en el primer caso cercano a viviendas y, en el segundo caso, en una zona forestal cercana al antiguo parque de bomberos, lo que provocó dos incendios que afectaron a 1,6 hectáreas de superficie protegida.
El hombre ha negado haber sido el autor de los fuegos. Ha explicado, sobre el primer incendio, que sobre las 20.15 horas fue a dar una vuelta por el lago, en la Gola de Pujol, zona en la que reside desde hace unos 40 años.
Conforme fue avanzando, ha narrado, vio el incendio que «ocupaba unos cuatro o cinco metros cuadrados», ha expuesto. «Crucé la avenida de la Gola de Pujol y vi el incendio. Había viviendas a ambos lados y mi casa estaba a 300 metros de allí».
Y ha agregado: «Crucé, vi un coche que dio marcha atrás con unos chicos dentro y avisé al ‘112’. Crucé en primer lugar para alejarme del incendio, que no podía apagar de ninguna manera. Luego llamé por teléfono», ha expuesto. «Tenía que llamar porque había un incendio en la zona, cerca de mi domicilio y lógicamente llamo. Luego me voy a mi casa», ha agregado.
También ha afirmado que se encontró a un vecino a unos 150 metros de allí y comentaron lo del incendio. Luego siguió su camino. Preguntado por si también estuvo cerca de otro incendio declarado ese mismo día pero a mediodía ha contestado que «no».
«Estaba durmiendo»
A los pocos días, el 25, fue la Guardia Civil a su casa para detenerle y tardó aproximadamente una hora y media –según ha testificado un guardia civil– en abrir la puerta. Preguntado por el motivo de la tardanza, el acusado ha dicho que «estaba durmiendo». En su casa le intervinieron posteriormente unos 70-80 mecheros –el agente alude a unos 140– y, sobre los mismos, ha declarado que estaban en una cacerola. «Conforme se usaban se iban dejando ahí. Fumaba tabaco de liar y, también, cigarrillos electrónicos», ha afirmado.
En relación con el segundo fuego que se le atribuye, el del día 14 de enero de 2024, el acusado ha explicado que ese día era domingo y que no se encontraba en la zona. «Para nada», ha apostillado.
Preguntado por el motivo por el que piensa que se le atribuyen los incendios, el hombre se ha referido a unos antecedentes policiales «ya cancelados»: «Pienso que esto ha pasado porque en el año 2000, por desgracia, hubo un incendio que provoqué con un artefacto pirotécnico defectuoso, que cayó desde el balcón de mi casa, y hubo un fuego de unos 300 metros. El caso se archivó porque no tenía intención de causar el fuego», ha aseverado.
«Y luego en 2005 –ha agregado– el Seprona intentó imputarme un macro incendio en El Saler sin ninguna prueba, porque no había sido yo, y la jueza lo archivó», ha señalado. «Cuando me detienen, lo primero que me sacan en Comandancia son los atestados de 2000 y 2005, cuano eso no existe, no me lo pueden sacar. Son antecedentes policiales cancelados», ha apostillado.
Por último, el acusado ha manifestado que tenía fotografías y videos del incendio en su telefóno móvil porque se las mandaron sus hijos y otras personas. «Yo no fui a sacar fotos», ha dicho. También ha comentado que ha participado en dos repoblaciones en la zona.
Tras su testimonio ha declarado en la vista el instructor del atestado de la Guardia Civil, quien ha indicado que desde el mes de agosto de 2023 había incendios en la zona y todos seguían el mismo ‘modus operandi’. «Sospechábamos en ese momento que había alguien, una misma persona, autora de los fuegos porque se seguía el mismo patrón para todo», ha dicho.
El fuego del 21 de octubre se declaró en una zona más alejada, a unos 10 kilómetros de los incendios anteriores, pero de la misma manera, ha explicado. Fue ahí cuando sospecharon del acusado. Fueron a detenerle en días posteriores y, según ha comentado, cuando estaban en la puerta se apagó la luz del comedor de la vivienda, tal y como probaron algunos compañeros suyos que estaban en la calle. Sin embargo, el acusado tardó hora y media en abrirles la puerta, ha comentado.
«Dijo que tardó porque estaba dormido«, ha dicho. En días posteriores hicieron un registro en la vivienda y, según ha explicado, lo que más les llamó la atención fue que en distintas zonas de la vivienda encontraron 143 mecheros, entre seis y nueve prismáticos y diferentes linternas de luz blanca y roja». Sobre los mecheros, el testigo ha manifestado que unos 70 los tiró por la ventana y estaban en el suelo, junto a una botella de parafina.
Vecinos le vieron
Durante el juicio han declarado varios vecinos de El Saler que coincidieron con el acusado el día del incendio registrado en octubre. En concreto, una pareja ha explicado que ese día volvía a su casa en coche y frenaron al ver una pequeña bola de fuego. Seguidamente observaron que desde la zona donde estaba el fuego salía un hombre corriendo, el acusado y, al verles, frenó y siguió andando.
La testigo ha manifestado que salió del coche chillando y vio al hombre «con la cara medio ido, alterado». «Dejé de chillar porque me resultó violento. Yo ya había llamado a Emergencias, fui la primera, y luego lo vi a él con el móvil. Entonces volví a llamar y dije que la persona que acababa de avisar del fuego era la que habíamos visto corriendo, huyendo del fuego», ha narrado. Su pareja ha coincidido en que en ese momento el acusado, la «única» persona que vieron allí, «tenía un comportamiento extraño y una mirada un poco alterado, excitado», ha descrito.
Otro vecino ha explicado que tras enterarse del fuego de octubre, se fue a la zona y alguien le dio una descripción del autor. Entonces se fue a buscarlo y, al meterse en una salida de emergencias «nada transitada», le vio salir. «Se me quedó mirando. No era una zona de paso habitual, y más de noche y a oscuras. Tenía una mirada extraña e intenté llamar pero no tenía batería. Le seguí e iba haciendo cosas extrañas con la mano«, ha dicho.
El acusado se metió en un parking, ha señalado, y en ese momento él se cruzó con otro vecino y también comenzó a seguirle. Precisamente este vecino, que también ha declarado en el juicio, ha indicado que el hombre se escondía entre coches y se movía extraño. «Él lo que quería era no cruzarse con nosotros. No pensó que le seguíamos», ha añadido. «Cuando él estuvo en prisión no hubo incendios en la zona», ha apostillado.