La mascletà es mucho más que un simple espectáculo pirotécnico. Este evento, arraigado en la tradición valenciana, es una manifestación cultural que fusiona la emoción, la historia y la identidad de un pueblo. Originada en València, la mascletà tiene sus raíces en las celebraciones religiosas, pero con el tiempo se ha convertido en un símbolo de la cultura valenciana y un fenómeno que atrae a visitantes de todo el mundo.
El origen de la mascletà se remonta al siglo XVIII, cuando las fallas -comisiones vecinales encargadas de organizar fiestas populares y que tradicionalmente reciben el nombre del cruce entre dos calles- comenzaron a disparar petardos y cohetes como parte de las festividades en honor a San José (patrón de los carpinteros).
Lo que comenzó como una actividad modesta ha evolucionado hasta convertirse en un espectáculo impresionante que se celebra diariamente desde el 1 al 19 de marzo a las 14:00 de la tarde en punto en la plaza del Ayuntamiento.
La mascletà es un ritual que sigue un guión preciso. Cada día, los profesionales de la pirotecnia comienzan a disparar fuegos artificiales de gran intensidad y sonoridad. La secuencia se desarrolla con un ritmo frenético, aumentando en intensidad y culminando en un espectacular terremoto final que estremece el suelo y el corazón de los espectadores.
El impacto cultural de la mascletà es innegable. No se trata sólo de un espectáculo pirotécnico, sino de una expresión artística que refleja la pasión, la creatividad y la habilidad de los pirotécnicos. Además, la mascletà es un elemento central en las fiestas falleras, que han sido declaradas Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
Almuerzos y tradiciones
Una de las tradiciones más arraigadas en torno a la mascletà es la de almorzar antes del espectáculo. Los valencianos y valencianas suelen reunirse en bares y restaurantes para disfrutar de un almuerzo tradicional. Este ritual no sólo alimenta el cuerpo, sino que también prepara el espíritu para la emoción que está por venir.
Cerca de la Plaza del Ayuntamiento podemos disfrutar de la Cafetería Beluga (C/ Arzobispo Mayoral, 16) donde sus tradicionales y premiados bocatas harán las delicias de cualquiera. El ‘Quart de Poblet’ es, tan solo, una de sus especialidades. También cerca del centro, está el bar Museu (C/ Museu, 7) frente al CCCC (Centro del Carmen de Cultura Contemporánea) donde no puedes dejar de probar su tortilla de patata.
A tan solo dos minutos de la plaza del Ayuntamiento se encuentra el recién inaugurado Sailor FishBar (C/ Garrigues, 15) donde, además de poder almorzar o comer, disfrutarás de la única cerveza cien por cien valenciana hecha con algas marinas.
Sentir el terratrèmol
Muchos prefieren experimentar la mascletà en la calle, rodeados por la multitud y la energía palpable que se siente en el ambiente. Estar a pie de calle durante la mascletà es sumergirse completamente en la tradición y sentir la vibración de los petardos en el aire y el suelo, creando una experiencia sensorial única e inolvidable.
Cada parte tiene una experiencia diferente y única: desde la Calle Correos, a las puertas de la Estación del Norte, hasta desde la Calle de la Paz… cualquier localización es buena para hacer que tu cuerpo tiemble con el terremoto final y verte rodeado del característico olor a pólvora.
Si eres fan absoluto de las mascletàs deberás ponerte en medio de la Plaza del Ayuntamiento para una vez concluido el espectáculo, arropar con un fuerte aplauso al profesional que haya disparado ese día.
Desde las alturas
Otra experiencia única es la posibilidad de ver la mascletà desde las alturas. En València, hay numerosos edificios y terrazas desde donde se puede disfrutar de una vista privilegiada del espectáculo. Esta perspectiva ofrece una nueva dimensión a la mascletà, permitiendo apreciar la precisión y la sincronización de los fuegos artificiales desde un punto de vista diferente.
Si tienes contactos, imprescindible es ver al menos una de ellas desde el propio Ayuntamiento o el conocido como edificio Telefónica (que reúne en sus balcones algunas de las principales fortunas del cap i casal). A partir de la 13:00 comienzan a llenarse los balcones de gente que hace networking y después de la mascletà tiene una call.
Otras opciones, donde además se acompañan de una amplía oferta gastronómica y musical, son la terraza del Hard Rock Café (Avenida del Marqués de Sotelo, 6) o Atenea Sky (C/ de Moratín, 12). Gastronomía internacional o más tradicional con toques innovadores y fusión predominan en las cartas de estas propuestas que se enmarcan en unas azoteas y terrazas únicas para disfrutar de una mascletà.
Paella y mucho más
Como no podía ser de otra manera, después del espectáculo, es costumbre disfrutar de una comida valenciana tradicional, como una deliciosa paella. La paella es el plato emblemático de la gastronomía valenciana y el complemento perfecto para una jornada llena de emoción y tradición, pero desde ‘Actualidad Valencia’ ponemos en valor, también, otros de los platos más tradicionales como la titania o el una fideuà.
Si has venido a València y quieres una experiencia cien por cien valenciana te recomendamos que visites Trece (C/ Calatrava, 12) o Bodega Valencians (C/ dels Valencians, 2) para disfrutar de auténticos platos de la terreta, con productos de proximidad y que te harán conocer la auténtica gastronomía local: desde la titaina del Cabanyal, la coca de cacahuete con pimiento escalivado, tonyina y mojama, el arroz al horno o unas de las mejores tartas de queso de toda la ciudad.
Si buscas algo diferente, pero en el centro, tu sitio es Vinostrum y la Barra de Boni, ambos dentro del clásico y reformado Mercado de Mossen Sorell (Plaça de Mossen Sorell, s/n), donde una completa bodega y tapas de mercado harán las delicias de los más gourmet.
Si necesitas comer una de las mejores paellas de València puedes desplazarte a la zona de L’Eixample, hasta el Goya Gallery Restaurant (C/ de Burriana, 3), donde no sólo arroz sino también fideuàs premiadas completan la carta de este restaurante perfecto para darse un homenaje, y que cuenta con un toque de historia, ya que en local primigenio nació la Mostra de Cinema de Valencia, y se convirtió en lugar habitual para directores como Bernardo Bertolucci, donde escribió guiones antes de su película ‘El último Emperador’ (9 premios Óscar).
