El Papa Francisco en el tradicional discurso de comienzo de año ante el cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede ha exigido un cese a la “deplorable práctica de la maternidad subrogada”, que “ofende gravemente la dignidad de la mujer y del niño, y se basa en la explotación de la situación de necesidad material de la madre”.
El pontífice pidió “el respeto de la vida, de toda vida humana, empezando por la del niño no nacido en el seno materno, que no puede ser suprimida ni convertirse en un producto comercial”, e hizo “un llamamiento para que la Comunidad internacional se comprometa a prohibir universalmente esta práctica”, señalando que “un hijo es siempre un don y nunca el objeto de un contrato”.
El Papa también criticó con fuerza “la teoría de género”, que consideró “extremadamente peligrosa”.
“En cada momento de su existencia, la vida humana debe ser preservada y tutelada, aunque constato, con pesar, especialmente en Occidente, la persistente difusión de una cultura de la muerte que, en nombre de una falsa compasión, descarta a los niños, los ancianos y los enfermos”, culminó el Papa Francisco.
Durante el discurso, realizó una llamada para el fin de la invasión rusa de Ucrania, rechazó la persecución por parte del régimen de Ortega a la Iglesia, y condenó el genocidio de Israel en Gaza. “No debemos olvidarnos de que las violaciones graves del derecho internacional humanitario son crímenes de guerra, y que no es suficiente con evidenciarlos, sino es necesario prevenirlos”.
