La música está presente en la vida de todas las personas directa o indirectamente. Escuchamos música en el gimnasio, en el dentista, en el restaurante y mientras que esperamos a que nos atiendan al teléfono. También cuando hacemos una acción consciente de ir a un concierto o espectáculo en vivo podemos encontrar que hay músicos en el escenario (o no).
Sin embargo hay música que ha sido creada e interpretada por músicos, al menos hasta ahora porque a partir de ahora podemos encontrarnos que esa música es creada y ejecutada por la IA.
Las familias tienen en alta consideración la aportación que la música hace a la formación integral de músicos y adolescentes, de hecho en España estudian música 300.000 personas (fuente: ministerio de educación).
Sin embargo estamos asistiendo a un fenómeno global en el que los músicos profesionales no pueden vivir dignamente de su trabajo.
Además tras la pandemia las iniciativas profesionales como las orquestas de baile y la producción de conciertos se han encontrado con serias dificultades para encontrar a músicos profesionales porque se han ocupado en otros sectores que les ofrecían mayores coberturas sociales.
Si como sociedad no pensamos en los músicos como trabajadores que puedan ejercer su profesión dignamente es la sociedad en su conjunto la que está condenando la profesión.
Y lo más triste de todo es que las siguientes generaciones están normalizando que no hacen falta músicos para que haya música.
Una culpabilidad grupal y coral
Si como individuo/público no quieres pagar una entrada a un espectáculo, si no respetas los derechos de autor en los diferentes ámbitos; entonces estás contribuyendo a la desaparición de la profesión.
Si como organizador de espectáculos no das de alta a los músicos que se suben al escenario, prefieres llevar la música pregrabada para un concierto o espectáculo musical y que los músicos hagan playback o directamente no estén, no tienes en cuenta las horas de estudio o trabajo que se necesita para ofrecer un resultado profesional, pides al músico que renuncie al cobro de los derechos de autor o conexos, no atiendes si quiera al convenio colectivo… estás contribuyendo a la desaparición de la profesión.
Si como administración pública convocas subvenciones para la organización de espectáculos pero no solicitas para la justificación las altas en la SS de los músicos, no licitas los proyectos y alimentas el monstruo de los intermediarios o directamente pides a los músicos profesionales que toquen gratis, si no se tienen unas enseñanzas artísticas correctamente articuladas en el sistema educativo o los músicos y artistas no tienen los mismos derechos que el resto de los trabajadores; estas contribuyendo a la desaparición de la profesión.
Y si como músico profesional o estudiante con intención de llegar a ser músico profesional aceptas todo lo anterior, estás contribuyendo a la desaparición de la profesión.
Los músicos profesionales sólo piden poder vivir de su trabajo con dignidad, pagar sus gastos mínimos de subsistencia, cotizar para tener una jubilación, acceder a las prestaciones sociales y a las posibilidades de crecimiento profesional como el resto de los trabajadores. No más pero tampoco menos.
Feliz día de la música sin músicos.
