domingo, 8 septiembre 2024

Información y noticias de la provincia de Valencia

La música es la protagonista

Tras cuatro años y tres meses de cierre, el Palau de la Música recuperó su brillo, el pasado mes de octubre

1500 días. Eso es lo que ha tardado el Palau de la Música de Valencia en abrir de nuevo sus puertas a la ciudadanía, tras su cierre el verano del año 2019, debido a los diversos desprendimientos en el techo sobre las butacas que se produjeron en la sala Joaquín Rodrigo. Este no fue el único incidente que determinó su cierre temporal, ya que medio año antes, una concha acústica también se desprendió a partir de un episodio intenso de lluvias en la sala Iturbi. Lo que iba a ser un pequeño stand-by que iba a cancelar apenas un par de conciertos y provocar unos cuantos traslados, acabó convirtiéndose en una odisea en la que abordar la mayor rehabilitación de la historia del edificio.

Esta situación se dilató aún más, en gran parte a las continuas trabas burocráticas que se interpusieron y, también, debido a la crisis sanitaria desencadenada por el coronavirus a finales del 2019. Sin embargo, la llegada del Partido Popular al Gobierno valenciano gracias a su victoria en las anteriores elecciones, supuso una nueva esperanza, que terminó por convertirse en realidad.

Tras cuatro años y tres meses, el Palau de la Música recuperó su brillo, el pasado mes de octubre. El PP de Valencia, liderado por su alcaldesa, Maria José Catalá, y el Presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, ha hecho posible en esta nueva legislatura que el Palau pueda volver a vibrar como lo hacía.

Palau de la Música de Valencia actualmente | Fuente: Visit Valencia

Un poco de historia: desde 1987

Difícil es no conocer el emblemático edificio del Palau de la Música de Valencia. Éste se inauguró por primera vez el 25 de abril de 1987, constituyéndose como el motor musical y cultural de la ciudad. Diseñado por el Premio Nacional de Arquitectura en 1956, el arquitecto José María García de Paredes, cuenta con una gran sala sinfónica para 1.781 espectadores y una sala de cámara, con 417 butacas. Este arquitecto diseñó también los auditorios de Granada, Madrid, y posteriormente los de Cuenca y Murcia.

La Orquesta de Valencia ensayando para la gala inaugural del Palau de la Música en 1987 | Fuente: EFE

Bajo el mandato del alcalde Ricard Pérez Casado, la construcción del auditorio valenciano fue impulsado por el Ayuntamiento de Valencia, a través del Plan Nacional de Auditorios aprobado en 1983 por el Ministerio de Cultura y que pretendía dotar con una sala de música a cada una de las 17 comunidades autónomas. A pesar de que se produjera un retraso en las obras de los auditorios de Madrid y Granada, y que esto afectase a la construcción del auditorio de Valencia, finalmente el convenio entre el Ministerio de Cultura y el Ayuntamiento de Valencia se firmó el 7 de abril de 1984.

En este sentido, Ricard Pérez fue duramente criticado por la oposición, debido a la imprudente concentración de gasto en una zona de la ciudad cuando los barrios ansiaban unas inversiones mínimas de supervivencia. Preocupaban también los atascos de tráfico y la seguridad ciudadana, ya que saltaba la duda de cómo iba a ser la convivencia de los aficionados a la ópera con los toxicómanos de la época.

Aunque, el director de la oficina del Plan General de Ordenación Urbana en esos años, Alejandro Escribano, decidió situar el Palau de la Música frente a los tramos X-XI del Jardín del Turia, por su situación privilegiada, ya que estaba muy cerca del centro histórico y tenía una buena conexión con las entradas norte y sur a Valencia, lo cierto es que hasta que no se puso en marcha la gestión del suelo, únicamente se trataba un descampado, conocido como «la Azufrera», en un área industrial muy degradada y rodeado de casuchas medio derruidas que ya nadie habitaba.

Pero el proyecto salió adelante y abrió un campo nuevo de desarrollo urbano. Creció el Palau y creció la zona. El Ayuntamiento de Valencia subastó los 6.100 metros cuadrados de suelo residencial generado e hizo caja para pagar parte del enorme coste que tuvo el edificio. Y allí surgieron, en apenas unos años, hoteles de cinco estrellas, centros de negocio y sedes bancarias. Abriría también el campo a futuros planes de actuación urbanística (PAU) que cerrarían un enorme recorrido urbano hasta la Ciudad de las Artes y las Ciencias.

El Ministerio aportó una cantidad inicial de 137 millones de pesetas para la ejecución de las obras durante ese año, cantidad que se amplió a un total de 500 millones. Por su parte, la corporación municipal se comprometió a aportar los terrenos necesarios, a contratar al arquitecto, la supervisión técnica del proyecto y los recursos necesarios para las instalaciones complementarias y de mobiliario.

Tras 37 años regalando música a todos sus asistentes, la acústica del Palau es calificada de excepcional, referente en Europa y alabada unánimemente por cuantas orquestas, solistas y voces líricas han actuado en él. Actualmente, es la sede de la Orquesta de València, la principal formación sinfónica de la ciudad, la cual constituye uno de los ejes fundamentales de la actividad musical del auditorio.

La Orquesta de Valencia en las instalaciones del Palau de la Música antes de actuar | Fuente: Palau de la Música

Todas sus salas, además del magnífico vestíbulo acristalado del Hall Naranjos, convierten al auditorio en un centro cultural de enorme vitalidad y dinamismo, repleto de actividad durante once meses al año.

El arquitecto de lo sagrado y lo profano

El arquitecto racionalista español nacido en Sevilla, en una familia de marinos de guerra y titulado por la Escuela Técnica Superior de Arquitectura en Madrid, José María García de Paredes fue el encargado de darle vida al Palau de la Música en 1987. Su temprana afición a la música le llevó a interesarse y a hacer estudios sobre acústica, aunque más tarde se decantaría por la arquitectura.

Nacido en 1924 y fallecido en 1990, García de Paredes es reconocido, especialmente, por sus proyectos de grandes auditorios en nuestro país, entre los que destacan aparte de otros auditorio de música como el de Granado o el de Madrid, la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Fuencisla (1961) en el Poblado de Almendrales (Madrid) o  la Iglesia y Convento de Santa María de Belén (1961) en Málaga. 

   José Maria García Paredes | Fuente: Centro Vasco de Arquitectura

Su obra es un compendio entre lo material y lo abstracto, lo antiguo y lo moderno, imprescindible para comprender la arquitectura española de la segunda mitad del siglo XX, y que además, lo ha llevado a ganar el Premio Nacional de Arquitectura.

Tras su muerte, en el año 2005 sus herederos hicieron donación de sus archivos de arquitecto a la Fundación Cultural COAM (Colegio de Arquitectos de Madrid), en un gesto de preservación del patrimonio documental de arquitectura y urbanismo.

La esencia del Palau de la Música

Una de las características más interesantes del auditorio de García de Paredes es que mantiene un acertado diálogo con su entorno natural. El vestíbulo del Palau (Hall Naranjos) es el mejor reflejo de esta combinación entre arquitectura y naturaleza, porque, más allá de garantizar la conexión visual con la vegetación circundante, en el propio hall se pueden apreciar naranjos bañados por la potente luz que atraviesa la cubierta transparente y se posa en sus copas.

Hall Naranjos del Palau de la Música | Fuente: Palau de la Música

El amplio recibidor acristalado da paso a las principales salas del Palau de la Música de Valencia, entre las que destaca la José Iturbi, un espacio ideado para albergar conciertos sinfónicos y dotado de 1781 butacas. En ella, los espectadores rodean literalmente a los músicos, pues, además de la grada principal, dispone de palcos laterales y de filas de butacas situadas a espaldas de los integrantes de la orquesta.

Sala José Iturbi del Palau de la Música | Fuente: Palau de la Música

Por su parte, la sala Joaquín Rodrigo cuenta con 420 localidades y es utilizada fundamentalmente para conciertos de música de cámara y recitales líricos. Asimismo, el Palau acoge congresos, conferencias, lecturas poéticas y todo tipo de eventos, recurriendo para ello a algunas de sus salas secundarias, como la Lucrecia Bori, la Martín y Soler y la sala de Exposiciones.

Sala Joaquín Rodrigo | Fuente: Palau de la Música

Finalmente, a raíz de la ampliación proyectada en 2002 por Eduardo de Miguel, el edificio también presenta un anexo subterráneo en el que se desarrollan cursos, ensayos y tareas administrativas, encontrándo también en este sector el archivo de la institución y un centro de documentación que custodia más de 7.000 partituras antiguas.

En cuanto a su programación, el Palau de la Música “es de los pocos auditorios españoles que cuenta con una propia, es decir, en otros auditorios dicha programación la gestionan empresas privadas. Por ello tenemos unos precios que envidian otros centros del país e internacionales. Además, contamos con una Orquesta de València que se mide en la temporada con las formaciones internacionales y que destaca por su calidad, versatilidad y por contar entre sus secciones con una amplia mayoría de músicos nacidos en esta tierra”, destaca, el Presidente del Palau de la Música, José Luis Moreno.

Por si fuera poco, la importancia del Palau de la Música de Valencia también cruza fronteras, y así lo ha demostrado la reciente acogida del concierto de gala anual de la decimotercera edición de los prestigiosos Premios ICMA (International Classical Music Awards) en sus instalaciones.Estos premios, establecidos en 2010 por el jurado de los antiguos Premios MIDEM de música clásica, cuentan con la participación de críticos musicales de diversos países, lo que refleja su carácter internacional y su prestigio en el ámbito de la música clásica.

Además, José Luis Moreno, asegura que “ya están trabajando para que el Palau de la Música vuelva a entrar con fuerza en los circuitos internacionales y sitúe a València en el lugar que nunca debió de dejar y que tanto orgullo despertaba en la ciudadanía. Se está empezando a notar el interés en el público extranjero”.

Tras catorce años de constante actividad, en 2002 el viejo edificio presentaba una serie de carencias. La ausencia de salas de ensayo, problemas de espacio tanto en camerinos como en zonas de despachos, un obsoleto sistema de carga y descarga que no comunicaba directamente con el escenario o la falta de acceso al recinto desde el punto principal de llegada, el Paseo de la Alameda, eran parte de los problemas que la reforma y ampliación del edificio debían solucionar.

La mayoría de estas carencias se arrastraban desde la inauguración del Palau, pero con el incremento de actividades y de personal, la situación se fue agravando. A partir de ese momento, empiezan las gestiones para la contratación de un arquitecto que lleve a cabo el proyecto. La elección recayó en Eduardo de Miguel, junto a su mujer, Arancha Muñoz, especialista en arquitectura paisajista.

El arquitecto Eduardo de Miguel Arbonés | Fuente: Metalocus

Hay un factor determinante que Eduardo de Miguel tiene presente a la hora de abordar el proyecto de ampliación: el respeto al edificio de García de Paredes y a los jardines que le rodean. La solución que concibe es la de construir dos plantas bajo tierra buscando la luz a través de distintos patios ajardinados y de la medianera con vistas a los Jardines del Turia. Con esta intervención se consigue mantener intacta la personalidad del edificio anterior y no alterar visualmente la configuración del lugar.

Planos de la construcción de las plantas subterráneas | Fuente: Arquitectura Viva

Otro de los retos que se plantea es la búsqueda de luz natural en los espacios interiores. Por este motivo se decide intervenir en el jardín sureste ya que esta orientación permitía que, durante la mañana, horario en el que se concentra la mayor actividad del edificio, los rayos del sol penetren directamente en su interior, creando un espacio luminoso y agradable para trabajar.

Jardín sureste del Palau de la Música | Fuente: Arquitectura Viva

Después de esta reforma, a finales del 2019, se produjo el desprendimiento de parte del falso techo de la Sala Rodrigo, un suceso que puso en alerta a los técnicos, que fueron quienes transmitieron la necesaria revisión integral de las instalaciones a la presidenta del Palau, Glòria Tello.

Ante esta situación, el gobierno de la anterior legislatura conformado por Compromís y PSPV-PSOE (2015-2023), decidió poner algunas propuestas sobre la mesa, a pesar de las numerosas trabas con las que contaban, pues todo tuvo lugar en un contexto marcado por las restricciones del decreto de estado de alarma por el COVID-19 y los retrasos de algunos recursos administrativos. Las obras querían recuperar la «esencia» del diseño original adaptado a la eficiencia energética y convertirlo en un edificio sostenible e icono cultural del siglo XXI, que en principio estaría operativo en 2023.

Esta nueva reforma, a cargo del arquitecto Roberto Santatecla, tenía como objetivo, a parte de reconstruir el techo que se había desprendido, hacer algunas mejoras suplementarias como la instalación de paneles solares, la sustitución de los vidrios del Hall de los Naranjos , un nuevo sistema de climatización o la renovación total de las dos salas principales para mejorar la sonoridad.

Con la llegada del Partido Popular al Gobierno de Valencia el pasado mes de mayo, las obras han seguido su curso, unas obras que según denunciaron los nuevos rectores, se encontraban en “un estado lamentable, debido a una falta de mantenimiento, que no detectó filtraciones en los conductos del aire acondicionado, que iban por el techo. Estas filtraciones actuaron sobre la madera, hinchándola y rompiéndola”, asegura el presidente del Palau, Jose Luís Moreno.

Por ello, ahora tras su apertura el pasado mes de octubre de 2023, el Palau de la Música de Valencia, se vuelve a ver inmerso en una segunda fase de obras (6,4 millones de euros), según anunció en una auditoría integral una segunda fase de obras, la alcaldesa de Valencia, Maria José Catalá. En este sentido, Catalá apostó por abordar estas nuevas intervenciones por fases y sin tener que volver a cerrar el Palau, para así, según afirma Carratalá “devolver e implementar el prestigio del Palau de la Música como centro musical internacional, tal y como se merece la ciudadanía”.

Según el Presidente del Palau de la Música , José Luis Moreno, esta nueva fase se basará en “la reparación de las goteras y filtraciones en la entrada del vestíbulo del personal. Además, se actuará en los fosos, en los aseos, se ampliará el escenario de la Sala Iturbi y el sótano de la Sala García Navarro, entre otras cosas. En 2025 actuaremos en la red de saneamiento, estanqueidad del foso, inundaciones del vestíbulo, filtraciones de agua y reforma de los aseos, entre otros. Y en 2026, en el vestíbulo, en las barras de la cafetería, en el aislamiento acústico, en la instalación climática, y en la urbanización del entorno del edificio”.

Impacto económico y cultural del cierre temporal

El concejal de Cultura y Presidente del Palau de la Música, José Luis Moreno, también, destaca que el impacto económico del cierre por reforma ha sido “importante”, en cuanto a “alquileres de los espacios, tales como congresos y conciertos y actividades musicales, que no se pueden cuantificar”.

Sin embargo, tampoco ha restado importancia al impacto cultural: “El cierre del Palau de la Música supuso una conmoción en la ciudad y un sentimiento de pérdida de una institución muy querida y valorada por la ciudadanía, tanto por su proximidad, calidez en el trato y por la intensa programación ofertada. Se perdieron muchos abonados, que estamos recuperando, ahora mismo con las mismas cifras que antes de la caída de los techos y todo apunta a que la temporada que viene tendremos cifras como en los mejores años. Hay que agradecer la fidelidad a nuestros abonados y dar la bienvenida a los nuevos, porque sin duda van a disfrutar”, asegura Moreno.

Una de las cristaleras del Palau de la Música | Fuente: Arquitectura Viva

Tras hacer balance, en palabras de su presidente, el futuro del Palau de la Música “es inmejorable, disponemos de unas salas magníficas y envidiadas, y, para 2026, de un edificio totalmente reformado. Y lo más importante, tenemos el apoyo  y compromiso de María José Catalá, que tiene en el Palau de la Música uno de sus grandes objetivos, como lo está demostrando desde su reapertura”.

Una institución emblemática

El Palau de la Música de Valencia siempre formará parte de la esencia de la capital del Túria. Gracias a la construcción de este emblemático edificio, se ha enriquecido  la vida cultural de la ciudad y la oportunidad de que sus residentes y miles visitantes disfruten de experiencias artísticas únicas.

Isabel Moncho, con 82 años y residente del barrio de Patraix, asegura que tras más  de 40 años asistiendo a numerosas audiciones celebradas en el Palau, éste “no ha dejado de sorprenderle, pues cada espectáculo tiene su propia esencia”. Además, para ella esta institución tiene mucho significado, ya que le ha dado la oportunidad de conocer a “gente maravillosa”, con la que ha compartido su afición por la música. 

En definitiva, se puede decir que el Palau de la Música es algo más que un edificio ubicado en el paseo de la Alameda. El Palau es vitamina para Valencia, una joya arquitectónica en la que perderse por sus impresionantes salas. Un lugar donde la música cobra vida, donde los artistas brillan y donde los espectadores se sumergen en la belleza y la emoción de la que sigue siendo gran protagonista.

Últimas noticias

Contenido relacionado