En una muestra de amor y devoción, una multitud se congregó en la Plaza de la Mare de Déu para arropar a la Virgen de los Desamparados durante una histórica procesión que la llevó hacia la Catedral. Esta fue la décima vez en los últimos 150 años que la imagen original de la Mare de Déu abandonó su santuario, celebrando el Centenario de su Coronación Pontificia con gran cercanía a sus devotos.
Minutos antes de la salida prevista a las 20 horas, la Plaza de la Mare de Déu se llenó de voces entonando piropos en honor a la Patrona. La imagen, llevada en andas de plata recientemente restauradas, salió puntualmente por la Puerta de Bronce de la Basílica, siendo portada por un grupo de 30 Seguidores de la Virgen, algo que no había ocurrido en 80 años. A lo largo del recorrido, los esforzados portadores compartieron la emoción con la multitud presente en la plaza.
Al atravesar la Puerta de Bronce, la Mare de Déu dels Desamparats fue recibida con una explosión de alegría sonora en Valencia. El volteo de las campanas del Micalet, la interpretación de la Marcha Real con el órgano, 21 salvas de ordenanzas y aplausos atronadores acompañaron el paso de la Patrona en esta salida extraordinaria.
Rezo del santo Rosario en la Plaza de la Mare de Déu
La procesión inició con el rezo del santo Rosario, siguiendo un itinerario que rodeaba la fuente de la plaza. A la cabeza de la procesión se encontraban la imagen de la Virgen de los Desamparados, el arzobispo de Valencia, monseñor Enrique Benavent, y otros líderes religiosos. En la cabecera, se alzaba la Cruz, seguida por las entidades vinculadas a la Basílica y a la Mare de Déu, así como sacerdotes y el Cabildo de la Catedral.
A lo largo del recorrido, los piropos y los pétalos arrojados desde los balcones acompañaron la procesión. Finalmente, la imagen original de la Virgen llegó a la Catedral, donde una multitud de devotos la esperaba con gran emoción. Entró triunfalmente por la Puerta de los Hierros.
La jornada culminaría con una Vigilia en la Catedral, presidida por la imagen original de la Mare de Déu, que comenzaría a las 23 horas. La Catedral permanecería abierta durante toda la noche, brindando la oportunidad a los fieles devotos de orar ante la Patrona.
Nueve salidas extraordinarias desde 1867
Desde 1867, la imagen original de la Virgen de los Desamparados ha protagonizado nueve salidas extraordinarias en Valencia, convirtiéndose en eventos destacados en la historia de la ciudad y en momentos de profunda devoción para los valencianos. Así lo relata el capellán de la Basílica y cronista Emilio María Aparicio Olmos en su libro “La imagen original de Nuestra Señora de los Desamparados”.
La primera salida tuvo lugar en enero de 1875, con motivo de la proclamación del rey Alfonso XII y el fin de la guerra. En mayo de 1885, la imagen fue llevada en procesión para su proclamación como Patrona de Valencia, y el mismo año, el 17 de julio, se realizó una procesión rogativa por el cólera.
Uno de los momentos más significativos fue la Coronación Pontificia en mayo de 1923, cuando la imagen original fue llevada en procesión en honor a este acontecimiento histórico. Sin embargo, durante la Guerra Civil, la Virgen fue trasladada al Ayuntamiento de Valencia y ocultada el 21 de julio de 1936. No fue hasta mayo de 1939 que regresó a su Real Capilla.
En mayo de 1941, la imagen salió nuevamente para su segunda coronación, y en mayo de 1948, se realizó una procesión extraordinaria con motivo del XXV aniversario de la Coronación Pontificia. El 13 de mayo de 1961, la Virgen fue llevada al Puente del Real, donde se proclamó como patrona principal de la Región Valenciana.
La última salida en el exterior de la Basílica tuvo lugar en 2014, durante la predicación de la misión Magnificat en la Plaza de la Virgen. Ahora, en el marco del Centenario de su Coronación Pontificia, la Mare de Déu de los Desamparats recorrió las calles de Valencia una vez más, recibiendo el amor y la devoción de sus fieles.
La salida extraordinaria de la imagen original de la Virgen de los Desamparados es un evento trascendental en Valencia y un testimonio vivo de la fe y devoción de sus habitantes. Con cada procesión, se renueva el amor y el respeto hacia la Patrona, destacando su importancia en la historia y la identidad de la ciudad.
