El convenio que regirá el trasvase del Júcar-Vinalopó durante los próximos 10 años se ha firmado esta mañana entre la Confederación Hidrográfica del Júcar, la Junta Central de Usuarios y el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico en el Teatro Wagner de Aspe. Más de 22.000 agricultores alicantinos se beneficiarán de un precio mínimo de 24 céntimos de euro el metro cúbico gracias a una inversión de 335 millones de euros, 120 procedentes de fondos europeos, y un suministro aproximado de 278 hectómetros cúbicos en la provincia.
El agua se distribuirá entre 16 comunidades desde el azud de la Marquesa, en Cullera, y en un recorrido de 95 kilómetros. Los usuarios pertenecen a los municipios de Aspe, Elche, Hondón de los Frailes, Hondón de las Nieves, La Romana, Monóvar, Salinas y Villena.
El director general del Agua del Ministerio de Medio Ambiente, Teodoro Estrela ha explicado que el objetivo de la nueva infraestructura es “mantener los acuíferos del Vinalopó y dar estabilidad a los regantes”. El precio del agua se mantendrá en 0,24 céntimos de euro el metro cúbico durante diez años, gracias a la construcción de una planta fotovoltaica financiada en un 80% por los fondos Next Generation. El Estado subvencionará el coste hasta los 0,24 céntimos pactados hasta que la planta esté operativa en 2028.
Miguel Polo, Presidente de la Confederación Hidrográfica del Júcar ha explicado que el volumen de agua que se trasvase desde el río Júcar no podrá extraerse de los acuíferos y aguas subterráneas del Vinalopó con el objetivo de equilibrar y recuperar su caudal y establecer un modelo de gestión sostenible y permanente a largo plazo. Polo ha destacado “la fuerza de este convenio que se presenta como una solución técnica a los problemas del agua y no una decisión política”. Por su parte, Hugo Morán, Secretario de Estado de Medio Ambiente, ha cerrado el acto celebrando el convenio como un momento histórico en la “construcción de la paz del agua”.
El conductor del acto y también firmante del convenio Ángel Urbina, Presidente de la Junta Central de Usuarios del Vinalopó, l’Alacantí y la Marina Baixa ha destacado que se “abre una puerta de esperanza para regular las aguas de los acuíferos con las del Júcar a través de la reutilización” y ha matizado que “el agua vendrá a equilibrar los acuíferos sobreexplotados”. Urbina considera que, en diez años el Vinalopó puede convertirse en gestión ejemplar de aguas en todo el territorio español.
Por su parte, el Alcalde de Aspe, Antonio Puerto, ha hecho hincapié en la importancia de continuar las obras de infraestructura en el margen izquierdo del río y de “trasladar el actual consenso entre Administraciones al Plan Hidrológico Nacional”.
La esperada cita ha congregado en el teatro aspense a las comunidades de regantes, alcaldes de las comarcas del medio y alto Vinalopó, al presidente de la Diputación de Alicante, Toni Pérez, y al secretario general del PSPV, Ximo Puig, entre otros.
El presidente de la Diputación de Alicante ha celebrado la firma del convenio. “Es muy importante por la garantía y la seguridad que ofrece en la consecución de agua a un precio más o menos razonable”. “Gracias a este convenio se garantizará, por fin y después de 25 años, agua para un plazo de diez años, aunque es verdad que menos que la comprometida en el Plan del Júcar-Vinalopó de 1998”, ha señalado.
También en la rueda de prensa posterior a la Junta del Gobierno de los martes, la portavoz Ruth Merino se ha referido que la firma abre un escenario de “optimismo” porque no desean guerras de agua, como en el trasvase Tajo-Segura. “Queremos criterios técnicos, basados en datos solventes”.
El secretario general del PSPV, Ximo Puig, igualmente se ha referido al acontecimiento con un “hecho histórico” y ha apuntado que “este garantizará el agua de calidad y a un precio asequible en la provincia de Alicante para los próximos diez años”. El expresident de la Generalitat manifiesta que “se da respuesta a una reivindicación justa de los regantes y se les dota de mayor estabilidad y prosperidad” y ha reivindicado “no utilizar el agua como objeto de deseo político”.
