```
jueves, 2 mayo 2024

Información y noticias de la provincia de Valencia

València busca su propio sonido

Numerosos grupos valencianos de pop y rock buscan una salida profesional en una escena musical desorganizada y confusa. Los empresarios y promotores del sector dicen que hay talento musical, pero faltan inversiones.

Un padre bien entrado en la cincuentena lleva a su hija adolescente a ver un concierto de un grupo de Rithm and Blues en una sala de música en directo en la noche valenciana. La chica es asidua de macro festivales y súper conciertos, pero nunca ha podido ver a corta distancia como tocan unos músicos y valorar de cerca su técnica y su sonido.

“Hay un público joven, muy numeroso, que identifica la música con esos festivales en los que se juntan sobre todo ocio, diversión y fiesta, y eso está bien, pero la música es algo más”, nos dice Lorenzo Melero, dueño del Loco Club, un famoso local valenciano de música en directo.

Muchos festivales tienen vendidas todas sus entradas incluso antes de conocerse el cartel, es otro tipo de fenómeno, no puramente musical”, asegura Manuel Crespo, músico profesional con más de treinta años de experiencia. “Luego hay dos cabezas de cartel muy potentes y el resto de los grupos prácticamente van a gastos pagados”.

Esta nueva forma de consumo musical, en grandes eventos o en plataformas, está afectando directamente al tejido musical de las grandes ciudades, que ven como esa actividad empresarial, cultural y de ocio nocturno se está apagando.

“València ha sido una ciudad con una gran oferta musical, que ha visto nacer a grandes bandas como Seguridad Social, Revolver, o más recientemente Los Cigarros o Juana la Loca”, nos comenta Vicente Mañó, promotor musical,” pero ahora mismo hay escasas bandas emergentes. Es difícil sobrevivir en estas condiciones. No hay tejido musical.”

Salvo escasas excepciones, los grupos valencianos de pop y rock no traspasan las fronteras de la Comunidad, en muchos casos ni siquiera de la provincia. Los músicos son pluriempleados, deben de participar en varias bandas, ser músicos de estudio o tocar en bodas y fiestas privadas para poder subsistir.

“Hay un problema añadido: el intrusismo”, incide Manolo Crespo. “Mucha gente tiene la música como un hobby, o como una segunda ocupación, están en su derecho, pero saturan la oferta y obstaculizan la actividad de bandas profesionales”.

Las más de sesenta empresas del sector musical valenciano agrupadas en la federación Valenciana de la Industria musical (FEVIM) atribuyen este panorama preocupante a la inseguridad jurídica, la necesidad de una mayor inversión o la ausencia de estrategias para activar el consumo y el turismo cultural.

“No es un problema de recintos. Aquí tenemos pabellones de grandes aforos, como Les Arts, La Marina, la Plaza de Toros, o el Juan Roig Arena, y estamos en el circuito nacional de grandes conciertos”, asegura Vicente Mañó, “el problema es que no hay una efervescencia musical valenciana”.

Para Lorenzo Valente, dueño de la sala Loco Club, el problema es diferente. “Hay muchas bandas, hay todo tipo de artistas, nosotros tenemos lista de espera para que puedan tocar. Pero no hay lugares, no hay inversión, faltan empresarios que arriesguen su dinero en cuanto ven algo de talento”.

Dicen que la joven que acudió con su padre al concierto de Rithm and Blues vivió una experiencia novedosa, escuchó la música sin pegar gritos ni botes, no tuvo que hacerse selfis. Al cabo del rato los acordes y las voces seguían sonando en su cabeza.

Últimas noticias

Contenido relacionado