El concejal de Fallas del Ayuntamiento de València, Santiago Ballester, ha defendido este viernes la medida de limitar la venta de alcohol en las barras de las comisiones falleras, que incluye el Bando Fallero para las Fallas de 2024, ya que asegura es una «orden» de Policía Local que tiene el objetivo de reducir los altercados que se producen en los alrededores de las verbenas y las discomóviles -que se permitirán hasta las 4 de la madrugada- cuando se terminan.
«Si se reduce el consumo de alcohol dos horas antes, la Policía Local podrá controlar lo que sucede en nuestras calles. A partir de las 4 de la madrugada solo se generan altercados y verdaderos problemas para los agentes. Las dos horas siguientes son terribles para los agentes» ha indicado Ballester en la rueda de prensa posterior a la Junta de Gobierno Local, en la que también ha afirmado que «hay barrios como Ciutat Vella en los que a partir de esa hora no se puede pasar y están llenos de vómitos, orines o suciedad«.
No obstante ha avanzado que el lunes o el martes se reunirá con el Comisario de Policía Local, Fernando De Las Heras, para abordar estos problemas y ver que otras medidas se pueden aplicar para controlar el consumo de alcohol en las fiestas josefinas. «Queremos llegar a un entendimiento, pero el informe de la Policía no es una recomendación, tiene que ir incluido. El Bando Fallero no está paralizado ni cerrado», ha recordado, por lo que todavía se pueden aplicar cambios y modificaciones.
Del mismo modo ha descartado que esta restricción vaya a «fomentar» ni a «aumentar» el botellón, como critican los partidos de la oposición, en los alrededores de las verbenas y discomóviles. «El botellón es una cosa que tenemos casi todas las semanas y en diferentes puntos de la ciudad. Esto no tiene por qué fomentar el botellón, el consumo la gente lo va a poder hacer en todos los sitios como en las fallas anteriores. No creo que eso vaya a aumentar el botellón» ha asegurado.
De hecho, ha indicado que la Policía Local «controlará tanto a la gente que viene de fuera»; las gasolineras, «que son puntos de venta de hielo para luego hacer consumo»; y también vigilará «mucho» aquellas tiendas que estén vendido alcohol a partir del limite establecido. «La Policía no solo va a controlar las barras de las comisiones, su trabajo es muy amplio y también vigilará todos esos puntos donde se genera consumo de alcohol a una hora que no corresponde y sobre todo, la venta», ha señalado.
«No hay ley seca»
Del mismo modo ha insistido que aunque se prohibe la venta de alcohol en las barras, en «ningún caso» hay una «ley seca» que restrinja el consumo de alcohol a las comisiones falleras y a los falleros. «Los falleros y falleras y sus invitados pueden seguir consumiendo alcohol desde las 2 de la madrugada en las zonas de casales, carpas y zonas de actividades, lo que no se puede es venderlo desde esa hora» ha explicado el también presidente de JCF.
En cuanto a los perjuicios económicos que producirá en las comisiones falleras, sobre todo en las más pequeñas, que sacan sus beneficios de la venta de alcohol, Ballestes ha explicado que este recorte viene asociado con un ampliación de la instalación de carpas. «Hemos conseguido dos días más las carpas y ocho días más los mercadillos, y todo eso también son son ingresos para las comisiones», ha afirmado.
Evitar que la Crida sea un «botellón gigante»
Por otro lado, el concejal de Fallas ha avanzado que se está trabajando para evitar que la Crida se convierta en «un botellón gigante» como ocurrió el año pasado. De hecho, el edil ha abierto la puerta a restringir y controlar el acceso al acto, ya que «en su mayoría no son falleros» y evitar que se entre con bebidas alcohólicas.
De hecho, el anterior concejal de Fallas, Carlos Galiana, ya abrió la puerta a «repensar» el formato de la Crida para evitar las aglomeraciones que se vivieron el pasado año y la «imagen de botellón» que se creo mientras que se esperaba la llegada de las máximas representantes de las fiestas josefinas.
Limitador en las carpas
Otra de las cuestiones que ha levantado más polémica, es el limitador-registrador que deberán tener en las carpas y comisiones falleras, tal y como marca la ordenanza de contaminación acústica que se puso en marcha en el mes de junio. «Es una ordenanza y hay que cumplirla, así son las leyes» ha asegurado el edil.
No obstante, el dirigente ‘popular’ ha indicado que se está trabajando desde el servicio para modificar la ordenanza para que se incluya una excepcionalidad – que se incluya un registrador pero no un limitador de sonido, como se hace con la de ocupación de vía pública, durante el período de las Fallas. Asimismo Ballester cree que será «difícil» cumplir la normativa, ya que es necesario que los técnicos calibren los limitadores para cada acto y hay alrededor de 390 fallas y no «390 técnicos».
Ballester también ha defendido que el bando fallero “no ha sufrido ningún retraso” como crítica la oposición, sino que “va a ser el que más pronto va a estar terminado” y que se cerrará en el mes de diciembre. “Todo se ha consensuado con la hostelería, las asociaciones de vecinos y todos los colectivos que forman parte de la Mesa de Diálogo.
Críticas de Compromís
Tras la rueda de prensa, el concejal de Compromís Pere Fuset, ha asegurado que «el gobierno de Catalá miente doblemente y descaradamente sobre el bando de fallas. Miente afirmando en nota de prensa oficial que el bando era consensuado ya que los participantes de la Mesa de Diálogo advierten que es absolutamente falso. Y miente cuando dice que las normativas llegan antes que nunca cuando es justamente al revés».
Del mismo modo califica de «incoherencia» mantener verbenas en la calle con dos horas «de supuesta ley seca». «Es hipócrita y contraproducente ya que fomentará el botellón descontrolado por toda la ciudad como también advierten las comisiones falleras. Las explicaciones del gobierno municipal hoy en rueda de prensa agravan la situación».
«Si la aplicación de esos horarios discrimina entre personas falleras y no falleras se va a generar enfrentamientos innecesarios que afectarán a la imagen de la fiesta y provocarán una fractura con el resto de la ciudad que estaba cerrándose» lamenta Fuset, que también recuerda que «quedan menos de dos meses para que algunas aplicaciones de la norma hagan efecto y está aún no está aprobada».
