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viernes, 3 mayo 2024

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‘Bienvenido Mr. Marshall’ cumple setenta años

La famosa película de Luis García Berlanga celebra sus siete décadas convertida en un clásico y un referente del cine español

Ya sólo quedan vivos algunos figurantes que eran niños cuando se rodó “Bienvenido Mr. Marshall” en la localidad madrileña de Guadalix de la Sierra, convertida para la película en Villar del Rio, una parodia de pueblo andaluz. Corría el año 1953, y España era un país muy distinto y muy oscuro, donde la gente creía que quizás los americanos podrían hacer que se cumplieran sus sueños. “La película ha envejecido extraordinariamente bien, no sólo desde el punto de vista narrativo, sino también técnicamente”, nos asegura José Luis García Berlanga, hijo del director. “Hay que tener en cuenta que mi padre sólo había dirigido una película anteriormente y aún no había perfeccionado el plano secuencia que luego le haría famoso”.

Por las calles del pueblo de la sierra madrileña donde se rodó el filme pasean seguramente los niños figurantes que ahora son tranquilos jubilados. “Berlanga improvisaba mucho, no se ceñía la guión. Si veía una cara o un personaje interesante le daba más papel”, comenta Sergio Castellote, director de Casting con Berlanga en sus últimas películas. “De todas formas el reparto de esa película con José Isbert, Manolo Morán, Elvira Quintilla y Lolita Sevilla era extraordinario”.

Y es verdad que en Bienvenido Mr. Marshall nada fue como estaba previsto. En principio, una productora recién nacida, Uninci, encarga a Luis G. Berlanga, Juan Antonio Bardem y Miguel Mihura un guión para el lucimiento de una estrella emergente, Lolita Sevilla. Los cineastas fueron dándole la vuelta a las condiciones impuestas por la productora y retocando el guión hasta convertir la cinta en una sucesión de parodias, y en una crítica sutil de los tópicos de la cultura española.

“Yo creo que es una película que se mantiene muy fresca porque habla de sentimientos y pasiones muy humanas, los anhelos, los sueños, que alguien venga a solucionarnos la vida, aunque sean los americanos”, asegura Pedro Pastor, productor de cine valenciano. “En ese sentido la película se ha convertido en un clásico”.

El rodaje de la película no fue una aventura fácil. Berlanga era un director sin apenas experiencia. “Mi padre siempre contaba que el rodaje fue un conflicto permanente. Los técnicos eran un equipo muy experimentado, ya mayores, que habían hecho muchas películas juntos, y cuando le veían dudar no le hacían ni caso.”, sostiene el hijo del director. Al final los productores de Uninci siempre se pusieron del lado de Berlanga y así se pudo terminar la película.

El recorrido comercial de Bienvenido Mr. Marshall es igualmente sorprendente. La película fue seleccionada para el Festival de Cannes, que en ese año cumplía su séptima edición y cuyo jurado estaba presidido por el actor norteamericano Edward G. Robinson. “El presidente del jurado, que se había salvado por los pelos de la caza de brujas en Estados Unidos, después de delatar a varios compañeros de Hollywood, en un alarde de patriotismo se sintió indignado por un plano final en la película en la que se veía una bandera americana en una acequia, y no dejo que la cinta compitiese en la sección oficial”, nos relata Pedro Pastor.

Aun así, la película ganó el premio a mejor comedia y obtuvo una mención especial por su guión. Su paso por Cannes permitió que el filme se estrenase en París, Londres y Nueva York, y que aquí en España llenase las salas convirtiéndose en una película muy popular y haciéndola extraordinariamente rentable para la época.

Hay una anécdota desconocida y un tanto surrealista sobre Bienvenido Mr. Marshall. “Un día, el director de Televisión Española, Jordi García Candau, llamó a mi padre y le dijo que, por un cambio en el sistema de emisión, se había alterado accidentalmente el orden de los rollos de la película, y se había emitido varias veces con el orden cambiado, y nadie se había dado cuenta”, nos dice José Luis García Berlanga.

La cinta original fue restaurada y se conserva en la Filmoteca Nacional. También hay una copia en la Filmoteca valenciana. “Yo creo que la gente joven que ve la película la entiende perfectamente y le gusta, pero hay que reconocer que es gente especialmente motivada, porque los jóvenes no ven mucho cine clásico”, según Pedro Pastor. Y José Luis García Berlanga concluye: “Yo disfruto la película cada vez que la veo, me sigue pareciendo muy moderna en algunos sentidos, y una crítica amable, pero implacable de lo que era España en aquel tiempo”.

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