En mi artículo de opinión Pilkington la punta del Iceberg, manifestaba la posibilidad de que el conflicto de Pilkington podría ser el inicio la mayor crisis del sector del automóvil. Dos semanas después, se dan los primeros indicios de la tormenta perfecta que se avecina sobre este sector y para muestra un botón.
Nos hemos encontrado con la huelga en Cádiz del convenio del metal, donde se han necesitado nueve jornadas de duras movilizaciones, para conseguir las pretensiones de los trabajadores que tan solo pasaban por conservar el poder adquisitivo.
Al mismo tiempo en la provincia de Alicante se iniciaba la huelga del convenio provincial del metal, que lleva dos años sin firmar, donde también su escollo pasa por mantener el poder adquisitivo sin ninguna otra pretensión.
Mientras, otras empresas del sector de componentes del automóvil como Plastic Omnium o Yan Feng, se ven obligadas a manifestarse para defender acuerdos que ya tenían firmados. Dichas empresas intentan renegociar a la baja con la única contrapartida de promesas de posibles proyectos en el futuro.
Pilkington también pasó por lo mismo. Diferentes acuerdos que dinamitaban sus condiciones salariales y sociales a cambio de promesas que nunca llegaban. Cansados hasta el agotamiento, se han visto abocados a lo que podríamos llamar la última batalla, donde se lo quieren jugar a todo o nada, no quieren más promesas.
¿Dónde quedan las tan prometidas frases “transición justa” o “no dejaremos a nadie atrás”?. No estamos diciendo que sea fácil y sabemos que también debe ser interés de nuestros gobernantes de distintos niveles de esta Comunitat, pero creemos que sería bueno compartir con quienes representamos a los trabajadores y trabajadoras del sector, inquietudes y propuestas que ayuden en su solución, pero que no pasen por más sacrificios para el trabajador.
Si hay alguien que crea riqueza en las empresas son los trabajadores de este país y de esto, tienen que ser conscientes los empresarios. Abaratar los salarios y eliminar derechos sociales ya ha quedado demostrado que no hacen más rentables las empresas.
Se nos pidió que fuésemos responsables en la crisis económica y luego durante la pandemia del COVID-19, pero la paciencia de la clase trabajadora se está terminando y nos vemos abocados a manifestar la lucha obrera en la calle.
